Quién soy y qué te puedo ofrecer

El resumen breve

Imagen del autor

Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! 🏝

Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. 😬

Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?

Los primeros años

Estudiando las "yerbas"

Nací en Madrid (España), en 1978. Ok, ¿ya calculaste? Bien. El tiempo no perdona.

Desde que era un bebé, me interesé por aprender. Al menos, eso me han dicho, porque yo no me acuerdo muy bien. Mi madre me enseñó a leer mientras me bañaba. Usó un sistema de tarjetas para que aprendiera las letras. Según me cuenta, ponía los ojos como platos. Y lo cierto es que funcionó. A los 3 años y medio, sabía leer y escribir. Cuando fui al cole con 6 años (sin pasar por parvulitos), ya tenía algo de ventaja. 

En casa había una biblioteca enorme con todos los clásicos de la literatura. Los devoraba. Eran una ventana a mundos increíbles. 

Además de leer, me flipaba estudiar y aprender. Creo que esto no es nada especial. Cualquier niño viene de fábrica impregnado de curiosidad. El problema es que, en algún momento, nos invierten ese interés y pasamos a responder preguntas y a memorizar. Por cierto, se me vienen a la memoria muchas imágenes de mi padre y de mi madre leyendo y estudiando. Estoy seguro de que su ejemplo tuvo algo que ver con mi interés por aprender. 

Tuve una infancia feliz… y ordenada. Y es que esa era otra de mis pasiones. Tiraba abajo los cajones, y ordenaba cada clip, cada mina de carbón, cada papel. De mayor a menor, por colores, por uso… También llevaba mis cuentas al día. Mi hucha sufría de ataques continuos para verificar que todo estaba en orden. Por supuesto, antes escalonaba las monedas rigurosamente. Disfrutaba con eso, y con el resto de cosas que hace cualquier chiquillo. 

Canarias

Ya en Canarias

A los 14, mi familia se mudó a las Islas Canarias. Era la primera vez que viajaba en avión, y la primera vez que veía tanta agua junta. Acabé viviendo durante algún tiempo en una playa del norte de Gran Canaria. 

Aprendí a nadar, a disfrutar de la naturaleza, y sobre todo, a vivir la vida. 

Seguía estudiando. Electricidad, electrónica, informática… y básicamente todo lo que caía en mis manos que captara mínimamente mi interés. Créeme, nunca fui exigente con el conocimiento. 

Intenté varios emprendimientos, como arreglar ordenadores, dar clases particulares, chapuzas de electricidad varias, y hasta fui dueño de un par de puestos de venta de periódicos. Todo eso, mientras terminaba FP. 

Creo que la mayoría de profesores daban por sentado que continuaría con la universidad. Yo tenía otras metas. Recuerdo que un profesor de matemáticas, de los que iban con bata blanca a dar clase, se ofreció a ayudarme cuando se enteró que no pensaba seguir estudiando. 

Claro que iba a seguir estudiando, y de hecho sigo. Pero de otras maneras («total respect» a los que eligieron  una educación más formal; por supuesto, que su mérito tienen). 

Entonces, llegó el amor. Ese período de tiempo en el que el entero planeta -excepto una persona- deja de girar. 

Después, caso típico, al menos en la España de aquellos tiempos. 

  • Boda-casa-coche-curro-hijos-más curro. 

Eso sí, seguía leyendo y estudiando. En particular, me obsesionaba la llamada «gestión del tiempo». 

Lo que me llevó al mundo de la efectividad personal

Antes te dije que no tuve ninguna epifanía sobre la vida, ni nada parecido. Aún así, hubo 3 eventos que me hicieron salir de la autopista y tomar una ruta distinta. 

El primer evento fue encontrarme con el libro «Organízate con eficacia», de David Allen. Creo recordar que me lo prestó un amigo. Cuando lo leí, me quedé con la boca abierta. Pensé: «Wow. Hay más frikies como yo que buscan cómo organizarse mejor». Durante algún tiempo (no me preguntes cuánto), practiqué GTD. No me fue mal, pero sabía que podía simplificar los procesos. 

Así que me lié a fabricar mi propio método para organizarme. Después de mucho prueba y error, descubrí algo que funcionaba y que era simple. Seguía mirando de reojo otros sistemas que iba conociendo, pero al final, me gustaba más el mío. 

El segundo viraje de timón fue al escuchar podcasts. No recuerdo cómo los conocí, la verdad. Pero sí te puedo decir el motivo. Pasaba muchas horas en carretera, y buscaba optimizar ese tiempo. Usé todo tipo de artilugios para reproducir contenidos en el aparato de música del coche. Desde emisores FM conectados al encendedor de cigarrillos (¿te acuerdas?), reproductores de mp3 conectados con un cable, adaptadores bluetooth. Uff! Qué sencillo es ahora, y qué poco valoramos estas cosas. En fin… El caso es que terminé escuchando podcasts. Creo sinceramente que es una de las pocas multitareas efectivas que existen, y al mismo tiempo, una de las mejores formas de aprender.  

A medida que pasaba el tiempo (escuchando podcasts) surgió un pensamiento repetitivo, de estos que tocan a la puerta hasta que te levantas y abres. «Yo también puedo grabar un podcast. Yo también puedo grabar un podcast. Yo también…». Y lo hice. Con mi timidez y sin tener ni idea de grabar. 

Nace el podcast EfectiVida. Octubre de 2017.

Usé un sistema tipo Lean startup. Empieza y luego ya veremos. En enero de 2018 abrí una web y me lié a escribir código en HTML. ¡Pobre infeliz! De pequeño había aprendido a programar. Pero la cosa había avanzado mucho y no me había enterado. Pero dijimos «empieza y ya veremos», ¿no? Así que, poco a poco, mejoré el podcast, la web, y todo lo que iba montando. 

El método C.A.R. y la academia (pasando por pandemia)

Al principio, todo era un hobbie que disfrutaba montón. Pero el gusanillo se convirtió en mariposa, y quiso volar. Lo primero que hice fue paquetizar el método que usaba para organizarme. La primera versión se llamó C.A.R.A. y como seguro habrás intuido, no era un nombre muy comercial. 

Al final le quité la A, y se quedó como método C.A.R. Lo di a conocer, acompañado de un síndrome del impostor gigante. Pero resultó que las personas que lo ponían en práctica, se quedaban contentísimos. Primer reto conseguido: el método estaba validado.

Esto es un logro, la verdad. Algunos venían de practicar GTD durante años, y eran muy exquisitos con las metodologías. Otros no tenían ni idea de qué era eso de un método de organización. Sorprendentemente, a ambos perfiles tan opuestos, C.A.R. les iba bien. 

Así que pensé… ¿por qué no me implico más y lo doy a conocer de forma algo más seria? 

Ok. Finales de febrero de 2020. Alta de autónomo mientras seguía trabajando para una empresa. Marzo de 2020, se para el mundo por el Covid’19. 

¡Vaya pedazo de crack para planificar, eh! 

Lo cierto es que no me fue tan mal. En la empresa donde trabajaba, fuimos a ERTE, y mientras algunos compañeros caminaban por el techo esperando que el SEPE les cogiera el teléfono, yo seguía una jornada laboral en pijama, montando cosas en la web y vendiendo cursos. 

*Si eres de España, no hará falta que te explique las siglas de arriba. Si no, el resumen corto es que mucha gente se quedó sin ingresos de la noche a la mañana. 

La experiencia me sirvió mucho. Por desgracia, tuve que ralentizar el proyecto cuando la empresa volvió a una normalidad más exigente que la anterior. 

Yo ajeno a la realidad

Finalmente, después de un par de intentos a medias, entendí que un proyecto como el que quería lanzar requería enfoque total. Así que en octubre de 2022, dejé la empresa donde trabajaba y abrí la Academia de Desarrollo Personal EfectiVida. Fue «quemar las naves», un salto al vacío, un ejercicio de fe. Me marchaba de la empresa donde llevaba 18 años tranquilito, e iniciaba una actividad a ver qué tal iba la cosa. 

Sabía que si no me enfocaba y me comprometía de verdad, no iba a ver resultados nunca. Y no quería arrepentirme más tarde. Además, nuestras metas familiares dependían de que trabajara con más flexibilidad de tiempo y localización. Así que… ¿por qué no?

Las primeras semanas fueron genial. Había gente esperando a que abriera la puerta. Algunos llevaban escuchando el podcast desde el principio. Recibí muestras de apoyo preciosas. Por ejemplo, varias personas me dijeron que, más allá de lo que hiciera en la academia, querían recompensar el trabajo hecho. Desde aquí mi gratitud sincera. 

No te voy a engañar. El camino del emprendimiento no es una alfombra de pétalos de rosas. Tienes que trabajar duro, ajustar las expectativas, pivotar y sobre todo aprender de los errores. Caer y levantarte. Hay días en los que te crees que vas a reventar el mercado y otros en los que piensas que no vales nada. Con el paso de los días, te vas acostumbrando a la montaña rusa del emprendedor, y comienzas a ver patrones y promedios. Los de EfectiVida, pintan bien. 

Mientras siguen entrando más personas a la academia, yo sigo trabajando en mejorar lo que ofrezco. «Céntrate en las decisiones, no en los resultados», dicen los estoicos. La verdad es que estoy super contento con lo que se está logrando, y los que están dentro también lo sienten así. Por otro lado, vigilo con los prismáticos para encontrar a personas como tú, que estás leyendo esto, que de verdad se comprometan a mejorar.

Así que ya conoces mi historia. Alguien que le gusta mucho estudiar, y que ha base de prueba y error ha escalado hasta las cimas de la efectividad personal. 

Eso sí. A estas alturas de la película, y a base de lecciones aprendidas, he entendido 2 cosas importantes: 

  • Si quieres progresar de verdad, necesitas el apoyo de otros. La mayoría de los que nos interesamos por el desarrollo personal, caminamos mucho tiempo solos. Para el resto de habitantes del planeta, el simple hecho de hablar de hacer un Pomodoro, de agendar bloques en el calendario, o de priorizar tareas según tu nivel de energía, suena a «chino». Es al juntarte con otros de tu especie cuando consigues progresar de verdad. Ya sabes, si quieres llegar rápido, camina solo. Pero si quieres llegar lejos, camina acompañado. 
  • La otra es que hay mucha gente dormida por ahí. Ya puedes explicar el mejor truco de productividad que conozcas, que les dará igual. Al final, me he dado cuenta de que mi trabajo no es despertar gente. Eso es muy complicado y me consumiría un montón de recursos. Mi trabajo es encontrar a esas personas que están despertando, o que ya están despiertas. 

¿Y qué te puedo ofrecer?

«Bueno, ¿y qué me llevo yo?» -te estarás preguntando. 

Antes de que se me olvide. Sigo estudiando. En los últimos años me he especializado en métodos y técnicas de organización personal. En otras palabras, cómo usar mejor el tiempo que tenemos y llegar a la cama con la sensación de haber tenido un buen día. También me he centrado en el aprendizaje. Lo llaman «aprender a aprender», y creo que será una de las habilidades clave en los próximos años. Otros campos que me interesan son las finanzas, el minimalismo, la mejora continua, las técnicas de enseñanza, el ejercicio y la salud… y algunos más que se engloban en el desarrollo personal. En total, más de 600 artículos en el blog y unos cuantos más episodios del podcast; algunos videos en YouTube (no le hago mucho caso), varios cursos online, unas cuantas formaciones 1:1 y a empresas… vamos, un montón de contenidos y experiencias en el campo.

«Sigues hablando de ti, Jaír. ¿Por qué me cuentas todo eso?»

Pues te lo cuento porque es todo eso lo que te llevas. Yo estudio, extracto, simplifico, me quedo con lo mejor de lo mejor, y te lo sirvo preparadito. Somos un equipo. Yo llevo la parte de investigación y pruebas, y tú la de aplicación y generación de beneficios. 

En otras palabras… lo que te ofrezco es acompañamiento. Estar ahí para ayudar. Buscar información sobre las dudas que se te presenten. Crear y mantener un entorno de aprendizaje que te permita potenciar tu mejor versión. 

Eso es lo que te doy. Estar a tu lado, a tu servicio, acompañándote en el fantástico mundo del desarrollo personal. 

Ahora que ya sabes mi historia y lo que tú ganas, solo me queda hacerte un par de preguntillas. 

¿Estás despierto? ¿Estás despierta? Ok, ¿te unes al carro?

¿Qué es EfectiVida

Ok, y ya que estamos… ¿qué es eso de «efectivida»? En los cientos de artículos, episodios del podcast y otros contenidos, he ido dejando alguna pista. Aún así, me faltaba algo más concreto. Además, han pasado algo más de 5 años desde que empecé a jugar con esto. Así que… aquí va una definición de qué es Efectivida (y cómo te puede servir).

Unas cuantas preguntas para empezar: ¿Te gustaría ser más productivo o productiva? ¿Hacer más cosas en menos tiempo? ¿Te gustaría lograr todas tus metas? ¿Te gustaría gestionar mejor tu tiempo y liberarte del estrés?

Si estas preguntas han resonado en ti, te entiendo. No eres el único. No eres la única. Cada vez más personas se preguntan si pueden mejorar su vida para ser un poquito más felices. Sin embargo, tengo un pequeño semáforo rojo para ti. Lo cierto es que todas las preguntas que hice antes tienen trampa.

De hecho, analizar estas preguntas me va a permitir explicar de qué va EfectiVida.

Producir es realizar cosas, cuantas más mejor. Evidentemente, se espera que sean productos de calidad. Pero da igual. Es una palabra que suena antigua, a fábricas de producción. Los seres humanos no estamos hechos para producir, sino para disfrutar de la vida.

Obvio que de algo hay que vivir, y por eso trabajamos. Sin embargo, actualmente la mayoría de personas trabajan haciendo cosas distintas a producir. Además, el trabajo no es lo único a lo que nos dedicamos. En la vida hay muchas cosas mejores que sacar un producto. Aprender, educar, jugar, amar, reír, llorar cuando hace falta. Todas estas cosas nos hacen humanos, y sin embargo, no se pueden calificar como productos medibles.

Por eso me gusta mucho más la palabra efectividad. Efectividad es la mezcla ideal entre eficacia (conseguir un resultado) y eficiencia (gastar pocos recursos). Es decir, efectividad consiste en lograr algo y además, conseguirlo sin un gasto excesivo de recursos, como el tiempo, el enfoque, el dinero, etc. Y es por esto que me gusta mucho más la efectividad que la productividad.

Ok, no pasa nada. No soy un obseso de las definiciones. Sé que la mayoría de la gente, cuando se pregunta cómo ser más productiva, en realidad, lo que quiere es ser más efectiva. Aún así, cuidado, porque es fácil confundirse y luchar por producir y no por vivir. Por eso el proyecto es EfectiVida, y no ProductiVida. Efectividad sin olvidar las cosas importantes de la vida.

Es una expresión que yo he usado, y creo que tiene sentido. Sin embargo, hay algunos matices importantes.

Primero, ¿qué cosas? Porque no hay mayor error que hacer muy bien aquello que no se debía hacer. Como ilustraba Stephen Covey, es como si te esforzaras mucho por subir por una escalera, para descubrir arriba del todo, que no la habías apoyado en el sitio correcto.

Por otro lado, no estoy muy seguro de que hacer muchas cosas en menos tiempo sea siempre la mejor idea. Creo que vivimos en un mundo que va demasiado rápido. A veces, tanto que se nos pasan los días sin enterarnos. Siguiendo otra analogía, como decía Kiyosaki, como un hamster que no para de dar vueltas en su mini-noria, dentro de la jáula. Sí, va muy rápido, pero a ningún sitio. Cada día que pasa, estoy más convencido de que debemos ir más lento. Hay que disfrutar del camino, pararse, meditar, reflexionar, usar la cabeza.

La ironía es que, al ir más lento, la calidad de lo que hacemos sube, y logramos resultados que nos permiten vivir mejor.

Bueno… Lograr metas es un tema que daría para escribir muchos libros. En EfectiVida hemos hablado largo y tendido de cómo establecer metas y cómo llegar al final. Objetivos S.M.A.R.T., trabajar por sistemaslas 7 des

Pero, si te fijas, la pregunta vuelve a estar mal. Por más que nos atraiga la idea, no podemos lograr TODAS nuestras metas. Por eso, la clave no está en lograr todo lo que te propones, sino en saber descartar aquello que no vas a lograr. Tienes que elegir cómo gastas tus balas. Warren Buffett lo ilustró muy bien cuando pidió al piloto de su avión privado que le diera una lista con las 25 cosas que más deseaba. Una vez hecha, le dijo que marcara las 5 cosas más importantes. Finalmente, Warren le dijo a su piloto que se enfocara en esas 5 cosas, y que evitara a toda costa las otras 20, pues esas le restarían energías para conseguir las 5 principales.

5 cosas. Tan solo 5 objetivos importantes en la vida. No sabría decir cuál es la cifra exacta, pero sí sé que EfectiVida no va de ponerse muchos objetivos, sino de escoger los correctos, los que nos van a permitir ser efectivos en las cosas importantes de la vida.

Esta pregunta suena muy bien. Todos huimos como locos del estrés. Sin embargo, la solución no está en gestionar el tiempo. Algo que aprendí hace años es que el tiempo no se puede gestionar. Puedes gestionar una empresa, y también puedes gestionar tus finanzas.

Pero el tiempo es distinto. Él va a su aire. No lo puedes parar, ni frenar, ni darle para atrás ni para adelante. No puedes hacer que vaya más rápido, ni tampoco ir a una fecha en específico. El tiempo sigue su curso, irremediablemente. Además, el tiempo no se compra, ni se vende, ni se presta, ni se regala. Tiempo perdido, tiempo que no podrás recuperar.

Ok. No pasa nada. A veces usamos expresiones que no son 100% correctas. No es grave. La cuestión es que, cuanto más te enfoques en querer gestionar algo ingestionable, más estrés sufrirás. Es una batalla perdida.

¿Entonces? ¿Qué hacemos? Pues gestionar lo que sí podemos gestionar. Podemos decidir qué haremos en el tiempo que tenemos cada día. Podemos decidir qué actividades realizar dependiendo del nivel de energía, el entorno, o las circunstancias que tengamos en un momento específico.

En EfectiVida, hablamos mucho de cómo hacer todo esto. De hecho, hace tiempo, desarrollé un método integral para organizarte la vida. Lo llamé el método C.A.R. Cada vez más alumnos realizan el curso y comprueban que hay formas de organizarse mejor para disfrutar de la vida. De vez en cuando, en los diferentes canales que uso para comunicar, explico los conceptos y las bases del método.

En resumen, EfectiVida es efectividad en estado puro, pero sin olvidar las cosas importantes de la vida: el amor, la familia, la amistad, la salud, el deporte, el ocio, la espiritualidad. Estas son las cosas que importan. Otras, como el dinero o el trabajo, son herramientas para conseguir los objetivos anteriores. ¿Y la efectividad? La efectividad es la estrategia, la maestría, la forma de hacer las cosas. La efectividad impregna todo aspecto de la vida, y nos ayuda a dedicarnos a lo importante. Además, la efectividad es escalable. Nos permite mejorar cada día. Hoy mejor que ayer, y peor que mañana. Porque al final, lo que todos queremos es vivir, y disfrutar del intento.