El otro día me dio por calcular la cantidad de camisetas que «necesito». (Obviamente, necesito debe ir entre comillas)
El cálculo es sencillo. En casa se lava la ropa cada semana, así que, suponiendo que uso una camiseta diferente cada día, necesitaría 7 camisetas. (Esto parece un ejercicio del cole, ¿verdad?)
Para no ir «siempre» igual, y en previsión de que una semana no se pueda hacer la colada, vamos a duplicar esa cifra: 14 camisetas.
Después de hacer el cálculo, me fui corriendo al cajón de mi armario y conté la cantidad de camisetas. Total: 18 camisetas. No incluí un par de camisetas viejas para trabajos de «obra», los polos que uso para trabajar ni las camisetas para ir a correr ni las que uso para dormir.
Me quedé relativamente contento. Obviamente, quité unas cuantas camisetas que en realidad no me ponía nunca o que ya estaban algo gastadas. Fíjate que hice un cálculo de máximos. Es decir, ¿cuántas camisetas necesitaría en el peor de los casos? La realidad es que no todos los días uso camisetas.
Después de este sencillo ejercicio, pienso continuar con los calcetines, jerseys, pantalones, chaquetas… Pero antes, quería escribir esta pequeña reflexión.
Minimalismo con sentido
Me gusta eso del minimalismo (eso quiero creer). Tengo toda mi ropa en un armario de 2m x 85cm.
Soy consciente de que, si estás leyendo esto desde otro país, igual te resulta ofensivo. En muchos sitios tener una camiseta es más que suficiente. Pero te aseguro que aquí en España tener toda tu ropa en un armario pequeño está muy por debajo del promedio. Por suerte, aquí la ropa no es un artículo de lujo.
Más allá de los minimalistas por obligación, también hay personas que sí son minimalistas serios, y que viven perfectamente con lo que llaman un armario cápsula, con 33 piezas en total (con algunos matices).
Por supuesto, este cálculo de «cuánto necesito» se puede aplicar, con algunas variaciones mínimas, a casi todo lo que tienes: folios, dispositivos, aplicaciones, dinero… Además, como habrás podido ver, es algo sencillo.
Es importante que la previsión de «cuánto necesitamos» se haga antes de contar lo que tenemos, y no después. Además, tampoco es muy efectivo pensar en cuánto hueco tenemos para llenar. El objetivo es decidir qué necesitamos realmente. Si después sobra hueco, mejor.
Imagina por un momento que todos los habitantes del planeta hicieran este sencillo ejercicio, aunque solo fuera con las camisetas. No solo habría para todo el mundo. Estoy seguro de que sobrarían montañas de camisetas. Ya no sería necesario fabricar tantas camisetas, ahorrando un montón de trabajo y de contaminación medioambiental.
Más de lo necesario
En mi caso, la reflexión final es que sigo teniendo más de lo que necesito. Esto me da un margen de mejora interesante. También es un motivo para estar agradecido, sin duda.
¿Por qué no pruebas a hacer alguno de estos cálculos? Estoy seguro que será una pequeña liberación, al mismo tiempo que un éxito de la efectividad contra el consumismo sin sentido.
*Imagen de cabecera: Mabel Amber, who will one day en Pixabay