La próxima vez que te encuentres con alguien, no te fijes en su aspecto. Mira mejor el brillo de sus ojos.
A nadie le gusta, pero es lo que hay. Las mascarillas están empezando a ser parte de la nueva normalidad. No sabemos qué pasará en el futuro. Pero en realidad, hay algo que no ha cambiado. Se puede saber si alguien sonríe, llora o se asusta solamente mirando sus ojos. Los ojos son la ventana del alma. Por eso, cuando te cruces con alguien, evita juzgar por la apariencia. Busca y aviva en el otro esa luz que todos tenemos en nuestras pupilas.
*Irónicamente, en la foto no se ven los ojos. Pero sí se percibe una mirada al horizonte. En la foto estoy abrazado a la estatua de Unamuno, en el mirador del mismo nombre, en el pueblo de Artenara, Gran Canaria.