Soy muy vago con las cosas poco efectivas

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Dicen que las personas más productivas son en realidad gente vaga que ha buscado trucos para hacer sus tareas más rápido. No creo que sea el caso de todos. Lo que sí sé es que últimamente me he vuelto muy muy vago, sobre todo en ciertas situaciones. Después de pensar en el tema, creo que el factor común es saber que eso que tengo que hacer, se podría hacer mejor. Es como si mi cerebro se resistiera a cargar un peso en el hombro cuando podría ir sobre ruedas.

Te pongo un par de ejemplos.

Al escribir un artículo como este

Actualmente, mis dispositivos son: un móvil, un ipad y un imac de 21,5″ del 2009 (sí… está mayor ya). Escribir un artículo desde el móvil es sencillamente ridículo. Sin embargo, sí que puedo hacerlo desde la tablet. Sobre todo porque llevo una funda con un teclado de bastante calidad. Aún así, rara vez escribo desde la tablet. ¿Por qué? Pues porque soy consciente de que desde el ordenador de sobremesa lo hago mil veces más cómodo, más rápido y sin el peligro de que al pasar de una página a otra se recargue el artículo y pierda lo que he escrito.

Al atender asuntos en colaboración con otras personas o bajo la supervisión de otros

Otro ejemplo en el que veo que me he vuelto un gandul. Cuando me asignan una tarea, intento hacerla lo mejor posible. Peeero, cuando resulta que dependo de un superior para que ocurra algo y me permita avanzar, o bien cuando trabajo en colaboración con otras personas y necesito que ellos también realicen su parte, me pongo muy tonto.

Pierdo la motivación totalmente. Incluso he llegado al extremo de dar poca calidad, hacer lo justito o bien desentenderme del resultado.

¿Es efectiva esta postura?

La gran pregunta sobre esta sensación es si estoy haciendo bien o no. He estado pensando bastante y he llegado a algunas conclusiones.

  • Por un lado, al retrasar una tarea hasta cuando tenga el contexto que considero más efectivo, aumenta el estrés de saber que tengo algo pendiente. Además, al no aprovechar un hueco libre porque creo que voy a ser más lento que la mejor opción, podría parecer que estoy desaprovechando tiempo.
  • En cuanto a colaborar, si lo hago de forma pobre, daño mi reputación. Es como si lanzara un mensaje: «Puedo ser bueno, pero solo si mando yo. No sirvo para trabajar en equipo.»

Estos dos puntos podrían llevarte a la conclusión de que estoy haciendo mal. Pero espera un momento todavía. Vamos a darle la vuelta a la tortilla.

  • En el caso de que retrase una tarea hasta tener las circunstancias más favorables, en realidad estoy ganando tiempo. De dos maneras: al procesar por lotes, y al ser más rápido en terminar la tarea. ¿Y qué pasa con el estrés de no haberla terminado cuando podía? La verdad es que este punto no me afecta, porque al usar el método C.A.R., en realidad ya tengo agendadas las tareas para cuando sé que voy a tener el contexto adecuado. Por ejemplo, programo escribir artículos a primera hora de la mañana. Es decir, «escribir un artículo» no está en una lista para cuando tenga un hueco, sino que ya está programado para cuando sé que voy a poder hacerlo de forma efectiva.
  • Lo de colaborar es otro rollo. Suelo hacerme responsable de asuntos que no me corresponden. Es fallo mío. Si lo miras de forma fría, si estoy en un equipo de trabajo como colaborador o bajo la supervisión de otro, es el otro el que tiene que ser efectivo. No es mi culpa si no lo es, y por lo tanto no tengo que esforzarme como si se me fuese la vida en ello. Cuando tengo que supervisar un equipo de trabajo o me piden una tarea, lo doy todo. Siempre intento hacerlo fácil a los demás. Así que si otros me lo complican, haré lo que pueda. «Tu falta de organización no es mi prioridad (ni mi urgencia, ni mi problema)».

Por supuesto, si puedo ayudar a alguien a mejorar su efectividad, estaré disponible. Aunque por la experiencia vivida, lo cierto es que esto no suele salir bien.

Resumiendo

Está claro que los extremos en la vida no suelen ser lo mejor. En este tema tampoco. No me puedo negar a avanzar en una tarea si puedo aprovechar el tiempo, aunque no vaya tan rápido como me gustaría. Tampoco puedo hacer a propósito un trabajo de mala calidad solo porque los demás no lo hagan como yo creo. Es una cuestión de equilibrios.

Creo que ser un poco vago puede ser buena señal, siempre, claro está, que nos lleve a buscar mayor efectividad para lograr resultados sin gastar muchos recursos. ¿Qué te parece? ¿Te ha sucedido algo parecido? Ya sabes, comenta en el canal de Telegram y lo hablamos.

*Imagen de cabecera: Volker Glätsch en Pixabay

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Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?