El triple combo de la felicidad

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Todo el mundo quiere ser feliz. Al menos, no conozco a nadie que desee con locura ser infeliz. Y aunque se ha estudiado mucho cómo agarrar a la felicidad por los pelos, se sigue escurriendo con una habilidad increíble.

A veces, y solo a veces, sentimos momentos que podríamos calificar de felicidad. Pero, ¿y si te dijera que hay acciones que nos pueden dar un triple combo de felicidad? Te cuento.

El arco de las peñitas

Hace un tiempo, me hablaron de un sitio en la isla de Fuerteventura: el arco de las peñitas. Es un arco de arena fosilizada. El viento ha ido tallando poco a poco una serie de formas muy curiosas. Si lo miras desde cierto punto, parece un enorme caballo. Me hablaron del lugar, y también vi fotos. Siguiendo el método C.A.R. capturé la idea y me propuse ir algún día. También vi cuál era la ruta.

Hace unos días, aprovechando una visita de trabajo a la isla, y un par de horas muertas, decidí ver el famoso arco. La caminata fue algo más larga de lo que había previsto, pero la disfruté mucho. Llegué al lugar. Tengo que decir que las fotos, como de costumbre, no hacen honor al paisaje. Estaba muy muy chulo. Pasé un buen rato contemplando las formas.

Para llegar al sitio, había bajado por un barranco y vuelto a subir en dirección contraria por la ladera de un barranco en paralelo al primero. Así que pensé. Bueno, si subo esta montañita, y la vuelvo a bajar, casi casi debería llegar a donde tengo el coche aparcado. Ok. Me lié a la aventura. Empecé a subir, y a subir, y a subir, hasta que llegó un momento que tuve que pararme y decidir. O sigo pase lo que pase, o vuelvo, porque esto no parece tener fin.

Me costó un triunfo llegar a la cima de la montañita. En el camino, cabras, baifos, cientos de hulagas, un alcaudón, y un cuervo que pasó graznando como diciendo: «Pero muchacho, ¿qué haces aquí?». Al ver el fondo del barranco me di cuenta primero, que aquello no era una montañita, y que me había alejado mucho. Pero no quedaba otra, tuve que bajar el barranco. Para no tener un accidente tonto, me concentré al máximo en el camino. Ni podcasts, ni ir mirando a los lados. Simplemente, descender.

Perdí la noción del tiempo. Finalmente llegué al coche exhausto, pero feliz.

El triple combo de la felicidad

Por cierto, ¿has podido ver el triple combo de la felicidad?

Fíjate que primero, me imaginé haciendo la ruta y viendo el arco. Después, lo hice, y en esos momentos sentí paz; ese fluir del que hablan los expertos en felicidad. Y ahora, te lo he contado. Y mientras lo hacía, lo he vuelto a disfrutar.

  1. Imaginarlo
  2. Hacerlo
  3. Recordarlo

¡Triple combo!

De los 3 pasos de este efecto, el más sencillo es imaginar. Pero no sirve de nada si no se hace. Mucha gente sueña con esto y con lo otro. A la larga, si no se cumplen esos deseos, pueden ser muy frustrantes.

El tercer paso es interesante, porque te da mucho placer sin tener que repetir la experiencia. Desde que hice la caminata hasta ahora, me ha dado tiempo a contársela a unos cuantos amigos. En cada ocasión, he experimentado alegría. Así, es un paso replicable con poco esfuerzo.

El factor clave para que se de un triple combo de felicidad

¿Cuál es el factor clave para que se produzca un triple combo? Creo que debe haber un reto. No vale que sea algo demasiado fácil; tampoco imposible. Me parece que el hecho de que algo te atraiga no es el punto en cuestión. He visto este efecto en acciones que, en un principio, no eran muy atractivas. Así que la clave es que sea algo que nos cueste.

¿Cuál es la conclusión? Pues que logres retos. Que te pongas a prueba. Que imagines, que actúes, que lo disfrutes y que lo recuerdes. Que lo cuentes con orgullo y lo vuelvas a disfrutar muchas veces.

Quién sabe, igual consigues unos cuantos triple combo de felicidad.

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Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?