Vivimos en la era del conocimiento. Ya no trabajamos en una cadena de montaje donde nuestra función sería tremendamente sencilla. Ahora se espera de nosotros que usemos la cabeza, el coco, y que decidamos cuáles son las acciones más efectivas que podemos realizar.
No solo se requiere que pensemos en el trabajo. Compaginar nuestra vida profesional con la personal va siendo cada vez más necesario.
Por eso, el trabajador del conocimiento, tal y como lo hace un artesano, debe elegir sus herramientas con cuidado. No se trata simplemente de aceptar cualquier cosa, con la excusa de que tiene alguna utilidad. Todas las herramientas tienen «alguna» utilidad, pero el verdadero artesano escoge las mejores para él.
En la era del conocimiento las herramientas son, en muchos casos, virtuales. Hablamos de software, de aplicaciones web, de redes sociales o sistemas de mensajería. Al igual que en el caso de las herramientas físicas, todas prometen dar beneficios, pero… ¿cuál es la que nosotros necesitamos?
Para dar con la clave, en el libro «Enfócate», de Cal Newport, se da una estrategia que he modificado ligeramente para hacerla más sencilla.
Técnica de 3 pasos para elegir una herramienta
En los 3 pasos que se describen a continuación no hay que ser demasiado difusos ni tampoco demasiado específicos. Lo más importante es la herramienta final. Además, el proceso se puede repetir para 3 áreas, pero también se puede extender a otros ámbitos, las veces que queramos.
Los ejemplos que he puesto se me han ido ocurriendo sobre la marcha. Aquí cada uno deberá rellenar estos pasos con sus propias prioridades.
Además, como podrás observar en el tercer paso, se escogen herramientas digitales, de acuerdo al concepto de la «era del conocimiento» con el que comenzamos el artículo. Por supuesto, la técnica también sirve para herramientas manuales.
¡Vamos allá!
Paso 1: Anota 3 metas profesionales o personales
Anota 3 metas que quieras lograr en tu vida. Te pongo algunos ejemplos:
- Ser mejor padre
- Ascender en mi empresa
- Escribir un libro
Paso 2: Anota, para cada una de las metas lo que te haría falta para lograrla
Para cada una de las metas anotadas antes, decide 3 acciones que consideres necesarias. Tomando como ejemplo lo de «ser mejor padre», 3 posibles acciones serían:
- Pasar más tiempo con mi hijo
- Preocuparme por su educación
- Darle un buen ejemplo de valores humanos
Paso 3: Escoge para cada acción, 3 herramientas adecuadas que facilitarán dichas acciones
Ya tenemos 3 metas y 3 acciones para cada una. Es decir, 9 acciones en total. Ahora se trata de elegir 3 herramientas para cada acción.
Siguiendo con el ejemplo anterior, algunas herramientas que nos facilitarían «pasar más tiempo con mi hijo», podrían ser:
- Un videojuego para jugar juntos (que tenga la opción de jugar en línea)
- Una aplicación de mensajería instantánea para comunicarme con él
- Un calendario compartido para bloquear tiempo que dedicaré a él
Deja de usar el resto de herramientas
El objetivo de esta técnica es doble. Por un lado, decidimos de forma consciente qué herramientas son las mejores para nuestros objetivos. En total, tendríamos 27 herramientas disponibles. Más que suficiente. Pero por otro lado, decidimos qué herramientas no necesitamos.
Si repites estos pasos, observarás que, en raras ocasiones, herramientas que usamos constantemente y que damos por útiles, son las mejores. En el libro de Cal Newport se habla directamente de las redes sociales. Aunque tienen ciertos beneficios (dejando a un lado todo lo negativo que tienen), normalmente no son las herramientas ideales para las metas más comunes.
Al usar solo las herramientas que logren un alto impacto en nuestras metas, conseguimos maximizar nuestro esfuerzo, o dicho en otras palabras, conseguimos ser más efectivos.
¿Qué te parece? ¿Lo pruebas?