Mientras voy en coche, escucho podcast. Es un método formativo increíble. Normalmente, en la pantalla me aparece el título de la pista de audio. Durante unos segundos, en el inicio de la reproducción, este título aparece cortado. Uno de estos días, me ocurrió algo curioso mientras escuchaba un audio del podcast Te invito un café. En la pantalla se veía solamente: «Soy una persona sol», y mientras pasaban esos interminables instantes, yo pensaba: «¿Cuál será la palabra completa? ¿solvente? ¿sola? ¿soltera? ¿solidaria?…» Al final, el título completo era «Soy una persona solitaria, ¿qué debo hacer?».
El caso es que, de pronto, se me vino a la cabeza una idea: ¡Qué buen tema para la sección de reflexiones de EfectiVida! «SOY UNA PERSONA SOL».
Seguramente has oído la expresión: «eres un sol». Mi abuela dice «solete» (tiene la costumbre de añadir ese final a muchas palabras: «majete», «cielete»…). Así que no, no he descubierto América. Y es que el sol no para de darnos lecciones de vida.
Lecciones de sol

El astro rey sale todos los días, desde quién sabe cuánto tiempo. No se cansa, ni se agota. Dicen los científicos que, algún día, el sol se consumirá. 5.000 millones de años le echan. Pero los científicos dicen muchas cosas. De momento, ahí sigue, pase lo que pase, día tras día.
El sol no falla a su cita puntualmente, ni antes, ni después de cuando se le espera. Llega cuando se le necesita, y se va para que podamos descansar. Lo hace con elegancia, saliendo y ocultándose de una manera que remueve nuestros sentidos.
Aunque no le veas, él permanece. No importa lo fuerte que sea la tormenta, o lo espesas que sean las nubes, sabemos que ahí está, esperando su momento para resplandecer de nuevo.

Gracias a él tenemos luz, los días son brillantes, podemos ver con claridad. Nos abraza con su calor, nos da las vitaminas para poder afrontar los desafíos con fuerza. No en vano recomiendan darse «baños de sol».
El sol convierte malos días en buenos días, tardes soleadas y mañanas alegres. Nos motiva con su sonrisa, llenándonos de vida y de alegría.
Con su energía, miles y miles de árboles, plantas y flores crecen a nuestro alrededor, haciendo la vida más gratificante y dándonos sustento.

El gigante sol aprovecha lo que surge a su alrededor para transformarlo en belleza. Que se pone por medio un molestoso planeta sin brillo… espera pacientemente mientras nos regala un hermoso eclipse. Que se topa con el magnetismo de la tierra… nos dibuja en el cielo una aurora boreal. Unas gotas de agua… ¡y aparece en forma de arco iris!
Nuestra lumbrera mayor también sabe respetar. Se mantiene a la distancia correcta, ni agobiantemente cerca, ni tan lejos que la echemos de menos. Al mismo tiempo, sabe adaptarse y modifica su posición ligeramente, lo suficiente para dar variedad, tiñendo de color las estaciones.
Un sol de justicia
Desde su lugar, nos observa, pero no pregunta, ni nos juzga, ni nos critica. Todos lo imaginamos sonriendo. Simplemente nos apoya.
Puedes contarle tus más íntimos secretos. Él te escuchará, en silencio, sin reproches. Nunca te traicionará.
A él no le importa si le mereces más o menos, si le das las gracias o lo desprecias. Tampoco se molesta cuando nos quejamos por que tenemos frío, o demasiado calor, aunque no sea su culpa. Permanece, generoso, dándonos su abrigo.
El sol limpia, y criba de lo malo, lo bueno. Si pones ropa al sol, la blanqueará. Si usas químicos, los eliminará. También sabe ser solidario, y sol de justicia al mismo tiempo. Si maltratas y abusas de la tierra y la naturaleza, es capaz de convertir una selva en un desierto. Pero si te llevas bien con sus amigos, será capaz de hacer crecer flores en lo alto de un peñasco.
El sol reconoce humildemente sus limitaciones. Las mareas no serían posibles sin su fiel amiga, la luna. Las plantas no crecerían sin las nubes y el agua. No habría día sin él, ni noche sin su ausencia. Sabe querer y dejarse querer. Es más un compañero que un jefe, un amigo que un enemigo.
Nuestro sol es tan espléndido que, aunque todos giramos alrededor de él, nos hace creer lo contrario.

Personas sol
No creo que haga falta explicar demasiado la analogía. Hay «personas sol», gente que te ilumina el día con su sonrisa y su mirada. Personas que, con su ejemplo, te señalan el camino. Son esos que siempre están ahí… gente que está a tu lado cuando más falta te hace, sin juzgarte, simplemente dándote su apoyo y su fortaleza. ¿Conoces a personas así, hombres y mujeres sol? ¿Buscas su compañía como el bebé cuyos padres ponen en la ventana para aprovechar esos rayitos de sol? Y la cuestión fundamental:
Y tu… ¿eres también una persona sol? ¿Te esfuerzas por serlo?
*Sería injusto por mi parte terminar este mini-artículo sin una reflexión importante, al menos para mí, y siempre desde el respeto a cualquier creencia. Al fin y al cabo, el sol es, simplemente un objeto celeste. Creo que hace falta mucha fe para creer que todo lo que existe es fruto de la casualidad, incluyendo al sol. Estoy convencido de que tanto nosotros como lo que nos rodea tiene propósito, diseño, y, por lo tanto, diseñador. Así que, si eso es lo que nos enseña el sol, ¡cuánto nos enseña de su hacedor!
*Dedicado con cariño y admiración a mi preciosa esposa, una verdadera «mujer sol».