¿Sirve de algo la efectividad si te sobra el tiempo?

Un reloj de arena midiendo el tiempo

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Hace tiempo, un amigo me preguntaba: «Si tuviéramos vida eterna, ¿serviría de algo ser efectivos?». He de decir que este amigo mío es un crack, y que comprende perfectamente qué es efectividad; es decir, la mezcla ideal entre eficacia (conseguir objetivos), y eficiencia (lograr objetivos gastando los mínimos recursos disponibles).

La cuestión tiene «miga», porque la eficiencia (lo de gastar pocos recursos), tiene mucho que ver con el tiempo. Cuanto menos tiempo gastemos en conseguir algo, más eficientes seremos, y por lo tanto, aumentará la efectividad.

No voy a entrar aquí en creencias personales. Muchos piensan que la ciencia logrará, algún día, que el ser humano viva mucho más que ahora, o bien, que viva eternamente. Algunas religiones enseñan que el hombre vive para siempre después de morir, o incluso antes. La cuestión que quiero plantear no es esa. De hecho, la pregunta de mi amigo tiene un trasfondo interesante en lo relacionado con la efectividad.

¿Es necesaria la efectividad si no hubiese limitaciones en recursos o tiempo?

Podríamos plantear la pregunta de otra manera: ¿Es necesaria la efectividad si no tuviésemos limitaciones de tiempo?

La respuesta es no. La efectividad, en particular, la eficiencia, es prescindible, en lo que respecta al tiempo, si este fuera ilimitado.

Si extendiéramos la pregunta al resto de recursos, con más razón. Es decir, si tuviéramos disponibles todo el tiempo del mundo, y recursos infinitos, ¿haría falta preocuparnos por gastar poco? Si lo piensas, es evidente que no. Daría igual que realizaras mil intentos, o que gastaras ingentes cantidades de materia prima, o que dedicases mil vidas a lograr un objetivo. Seguirías teniendo tiempo y recursos. Incluso, si lo piensas, puede hasta ser placentero trabajar en algo durante mucho tiempo… ir probando sin prisa, ir aprendiendo desde cero, por nosotros mismos…

Piensa, por ejemplo, en la naturaleza. En las últimas vacaciones, pudimos realizar una visita nocturna a las cuevas de Nerja. Además, el guía fue «Tito», un actor de una serie histórica en España: «Verano azul». Ahora, el que fue uno de los niños protagonistas de la serie, natural de la zona, se ha convertido en un experto en cuevas. Disfrutamos muchísimo de la experiencia. Pero lo que más nos impactó a toda la familia fue la «paciencia» con la que se forman las diferentes estructuras, como las estalactitas y las estalagmitas.

Estamos hablando de miles de años, quizá millones, para algunas de las formaciones. ¿Tiene prisa la naturaleza en esculpir semejante belleza? ¿Le importa la efectividad? No, pues dispone de tiempo y recursos.

Si te fijas en muchas otras obras naturales, verás el mismo patrón: exceso de recursos y gasto de tiempo. ¡Justo lo contrario de la efectividad!

Volviendo a la efectividad

Es posible que estés pensando: Jaír se ha vuelto loco, y ha abandonado la efectividad. Pero no, es justo al contrario. A diferencia de las obras creativas, el ser humano, ahora mismo, tiene una vida limitada… muy limitada.

No me refiero solamente a la duración de una vida entera, que estará, como promedio en 80 años. Estamos hablando del tiempo disponible cada día.

La cantidad de tareas a realizar es enorme. Todos tenemos un montón de obligaciones que nos dejan libre muy poco tiempo cada día. Es verdad que la gente de antes trabajaba más horas que nosotros. Sin embargo, un habitante estándar de una ciudad actual tiene tantas ocupaciones, que, al final del día, quizá solo le hayan sobrado unos cuantos minutos.

Teniendo en cuenta esto, ¿es necesario ser efectivos? Por supuesto que sí. Ni contamos con recursos infinitos, ni tenemos el tiempo que nos gustaría.

Incluso en etapas en las que disponemos de más tiempo de lo acostumbrado, como justo en estos días, cuando muchos estamos confinados sin poder salir a la calle y sin poder seguir trabajando, la necesidad de ser efectivos es altísima.

Todo el tiempo que estés desperdiciando ahora mismo, no va a volver. ¡Nunca! Evidentemente, si tienes más tiempo, puedes aprovechar para hacer cosas distintas, como pasar tiempo con la familia, jugar, o hasta para descansar un poco más. Pero perder el tiempo que tienes, cuando tu esperanza de vida no ha cambiado (si acaso ha menguado), es una auténtica locura.

Quizá ya te has dado cuenta: la pregunta del título tenía trampa. El tiempo NO SOBRA. El tiempo, ni falta, ni sobra. El tiempo es el que es: 24 horas cada día.

En tiempos de coronavirus, reflexiona cómo estás usando tu tiempo

Por eso, en este artículo me gustaría animarte a que hagas una reflexión: ¿Estoy contento con cómo uso mi tiempo? Aplicándolo a la situación actual; cuando pasen unas semanas y el confinamiento haya terminado… ¿me arrepentiré de cómo usé mi tiempo?

Son preguntas importantes, y quizá, hace unos días todavía no era el momento de plantearlas. Todos estábamos en shock, y nuestra mente no estaba lúcida para asimilar la situación. Pero van pasando las horas, y debemos «ponernos al día».

Quizá estés leyendo este artículo en un momento distinto al que sufrimos mientras escribo estas líneas. Sin embargo, mientras dure esta vida, siempre habrá tiempos de coronavirus: un despido del trabajo, una enfermedad que te imposibilita de algún modo, un cambio de circunstancias…

Sea como sea, la cuestión es la misma. El tiempo no regresa. Y creo que nadie tiene tanto como para irlo tirando a la basura.

¿Qué te parece a ti?

Aunque pienses que ahora te sobra el tiempo, no te equivoques. El tiempo ni sobra, ni falta. El tiempo es siempre el mismo para todos: 24 horas. Y el que pierdas ahora, no volverá. Así que reflexiona en cómo lo usas. Clic para tuitear

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Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?