El otro día tuve un momento de reflexión. Me puse a pensar en lo fácil que tenemos muchas cosas que, a veces, damos por sentado.
Abrimos una puerta que alguien puso ahí. Tocas un interruptor, y… se hace la luz; abres un grifo y sale agua. (La verdad es que no sé de dónde viene ese agua; tengo que investigar más.). Pulsas un botón en el mando a distancia y se pone en marcha lo que sea que controla. Y así podríamos seguir.
Así que pensé: «Todo esto funciona, y yo no he hecho nada para lograrlo. Simplemente lo uso».
Entonces me aterró una idea: ¿cuánto de lo que tengo lo he hecho yo, con mis manos? Mentalmente hice un viaje por mi casa. En la habitación que usamos como escritorio / vestidor no encontré nada. Todo lo que hay allí lo hemos comprado. Seguí por el pasillo, y por el salón. Nada.
Sí, es verdad, en casa la mayoría de las reformas las he hecho yo mismo (hay que aprender a hacer de todo si quieres ahorrarte un dinerillo). También he hecho la instalación eléctrica, parte de la fontanería, y algo de albañilería y de carpintería. También me he ocupado de las plantas y de colgar los cuadros. Pero al fin y al cabo todo eso son instalaciones.
También he creado un método de productividad, y tengo esta web, y un podcast. Pero, no sé… parece que todo esto, al ser digital, no es lo mismo.
Yo buscaba algo que hubiera hecho yo de forma artesanal; algo que hubiera fabricado en el sentido literal. Ya sabes; como la gente de antes, que fabricaba sus propios cubiertos, o teñía y cosía sus vestidos. Así que seguí buscando… y nada. Sí encontré algunas manualidades hechas por mi mujer. Unos cuadros, algo de costura… Pero mío, nada.
Pregunté a mi mujer, ya acostumbrada a este tipo de preguntas raras: «¿Tú sabes si en la casa hay algo que haya fabricado yo mismo?». Nada.
Obviamente, esta reflexión tiene un resultado. Por un lado, es evidente que muchos vivimos en un sistema en el que usamos cosas que otros han hecho por nosotros. ¿Lo agradecemos? Por otro lado, aunque parezca bobo, creo que debo hacer algo mío. Así que he capturado la idea, y cuando la analice siguiendo el método C.A.R. veré como solucionar esto. Desconozco en qué quedará.
Y mi pregunta hoy para ti es: ¿Qué has hecho tú?