Estaba el otro día esperando para que me atendieran en una oficina del Santander, que, por cierto, ha decidido limitar el horario de cajas de 9 a 11 de la mañana, dejando a 1 o 2 personas como mucho. Ya de paso, esto es precisamente una de las cosas que impiden que los equipos de trabajo funcionen: prescindir del personal.
Pero bueno, vamos al tema. El caso es que, durante las más de 2 horas de espera tuve tiempo de reflexionar. No llevé auriculares para escuchar podcasts ni música, ni llevaba ningún entretenimiento, así que me dediqué a observar.
Tapando la línea de cajas, han instalado una pantalla gigante para ver tu turno, la mesa que te atenderá, y un montón de publicidad. En realidad, la pantalla es múltiple. El nombre técnico es videowall.
El ejemplo del videowall
Básicamente, un videowall es un conjunto de monitores, sin marco, que, unidos entre sí, son capaces de mostrar una imagen mucho más grande.
Pensando en eso, se me ocurrió que podría ser una buena analogía para los equipos de trabajo. ¿Por qué? Veamos algunas similitudes:
Cada uno en su lugar
Cada monitor debe estar en su posición. Se puede cambiar, pero para eso debe hacerlo un técnico. Lo mismo en una empresa o equipo. Para que todo funcione, cada uno debe saber cuál es su posición, sus deberes y sus derechos. Por supuesto, cuando sea necesario, la persona correspondiente puede variar la posición de un miembro del equipo.
Para que exista esa versatilidad es vital que los miembros del equipo están muy juntos, que conozcan sus diferentes roles, y se puedan sustituir rápidamente sin que eso suponga un problema ni una pérdida de eficiencia.
Para el empresario o jefe de equipo, esto es una ventaja añadida, ya que, en caso de tener que prescindir de un miembro del equipo, puede hacerlo con relativa facilidad.
Mejor sin superiores ni inferiores
La configuración de un videowall es simple. Cada monitor da una imagen distinta, y el conjunto es lo que lo hace entendible para el espectador. Así que no hay ni mejor monitor ni peor. Todos hacen prácticamente lo mismo. Y la fuerza está en el conjunto.
Sería muy interesante que, en un equipo, no hubiera una desigualdad demasiado visible entre sus miembros. Todos deben comprender que es la unión lo que hace la fuerza, y que uno solo no conseguiría nada.
Además, en un videowall, cada monitor consume lo mismo, y si uno se estropea, se coloca otro del mismo tipo en su lugar, y asunto arreglado.
De la misma manera, los miembros de un equipo deberían consumir los mismos recursos de la empresa. No debería haber privilegios diferenciales entre ellos. En caso de gratificación, una opción sería mirar resultados conjuntos, y dividir la cantidad entre todos.
El módulo central
Aunque tú no lo veas, un videowall debe tener un módulo central. Algún mínimo sistema operativo que haga que todo el conjunto funcione. Este elemento, aunque esté oculto, aunque sea pequeño, es esencial. Sin él, el videowall no sirve. Podría funcionar sin varios monitores, pero nunca sin este módulo.
El trabajo del módulo central es sencillo, por lo menos en apariencia. Simplemente tiene que mandar la imagen a los diferentes monitores. Claro, detrás de esa labor hay un montón de tecnología y desarrollo.
Lo mismo sucede con un buen jefe de equipo. Él no va a hacer el trabajo visible, pero saber coordinar al equipo es fundamental. Su objetivo no es llamar la atención ni llevarse los méritos, sino hacer que todo funcione. Es posible que alguien piense que “eso” lo sabe hacer cualquiera, pero detrás de su función hay un montón de conocimiento y desarrollo.
El jefe de equipo debe estar bien preparado y haber demostrado capacidad de aguante, pues su labor es mucho más imprescindible que la de los miembros del grupo.
Reducible y ampliable
Aunque el sistema es sencillo, uno de sus puntos fuertes es que puede reducirse y ampliarse de forma muy sencilla. Tan solo tienes que añadir monitores, o unir varios módulos con sus respectivos monitores.
Así que este sistema de jefes de equipo se puede escalar a una gran organización. De hecho, empresas como Apple tienen muy pocos directivos clave. Para que todo funcione usan un sistema piramidal, algo parecido a lo que estamos comentando de los videowalls.
Hemos hablado hasta ahora de equipos de trabajo. Pero, piensa por un momento… ¿no se podrían aplicar muchos de estos conceptosa una comunidad de vecinos? ¿o a un grupo de whatsapp? ¿o a un club? ¡Claro que sí!
La clave es la misma: El resultado del conjunto es mucho más efectivo que la suma de los esfuerzos individuales de los miembros de dicho conjunto.
Esto se puede aplicar a empresas, a grupos de whatsapp, a equipos deportivos, y a muchos otros colectivos.
El resultado es mucho más grande y mucho más efectivo que si cada uno fuera por su cuenta.
El vuelo de los gansos
Todo esto de trabajar en equipo me hizo recordar a un cuento que quizá hayas oído. Te lo dejo abajo en formato video y también en formato texto. Es muy corto, y merece la pena.
El cuento del vuelo de los gansos
La próxima temporada, cuando veas los gansos emigrar dirigiéndose hacia un lugar más cálido para pasar el invierno, fíjate en que vuelan en forma de “V”.
¿Por qué lo hacen así y no de otra manera?
Lo hacen porque al batir sus alas, cada pájaro produce un movimiento en el aire que ayuda al pájaro que va detrás de él. Volando en “V”, la bandada de gansos aumenta, por lo menos, un 71% más su poder de vuelo en comparación con un pájaro que vuela solo. De igual modo, las personas que comparten una dirección común y tienen sentido de comunidad, pueden llegar a cumplir sus objetivos más fácil y rápidamente, porque ayudándose entre ellos, los logros son mejores.
Cada vez que un ganso sale de la formación, siente inmediatamente la resistencia del aire, se da cuenta de la dificultad de hacerlo solo, y rápidamente vuelve a la formación para beneficiarse del compañero que va delante. Si nos unimos y nos mantenemos junto a aquellos que van en nuestra misma dirección, el esfuerzo será menor. Será más sencillo y más placentero alcanzar las metas.
Cuando el líder de los gansos se cansa, se pasa a uno de los lugares de atrás y otro ganso toma su lugar. Los hombres obtenemos mejores resultados si nos apoyamos en los momentos duros, si nos respetamos mutuamente en todo momento compartiendo los problemas y los trabajos más difíciles.
Los gansos que van atrás graznan para alentar a los que van adelante a mantener la velocidad. Así mismo, una palabra de aliento a tiempo ayuda, da fuerza, motiva, produce el mejor de los beneficios.
Finalmente, cuando un ganso se enferma o cae herido por un disparo, otros dos gansos salen de la formación y lo siguen para apoyarlo y protegerlo. Si nos mantenemos uno al lado del otro, apoyándonos y acompañándonos, si hacemos realidad el espíritu de equipo, si pese a las diferencias, podemos conformar un grupo humano para afrontar todo tipo de situaciones, si entendemos el verdadero valor de la amistad, si somos conscientes del sentimiento de compartir, la vida será más simple y el vuelo de los años más placentero.
Lecciones del vuelo de los gansos para trabajar en equipo
Como verás, se pueden sacar muchas reflexiones de aquí. No voy a repetir todo lo que dice el video o el cuento, así que aquí van mis 5 ideas flash, con frases para compartir:
- Si quieres alcanzar tus objetivos, mejor ve acompañado
- No siempre tienes que ir el primero. Si te cansas, comparte la carga
- Anima a otros con tus palabras
- No abandones a los tuyos
- El objetivo es importante, pero no te olvides de disfrutar del viaje
¿Qué te parece? ¿Se te ocurre alguna idea más que se pueda aplicar a la gestión de equipos?
Me gustaría terminar este artículo con una frase que define muy bien lo que se puede lograr si se trabaja en equipo.
Cuando las arañas tejen juntas, pueden atrapar a un león. – Proverbio etiópe Clic para tuitear