Pon un mentor en tu vida

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¿Alguna vez has sentido la necesidad de tener un referente? ¿Alguien que te diera ese consejo que necesitabas? ¿Una persona honesta y confiable que te sirviera de ejemplo? Muchas de estas cualidades, y otras más, se resumen en la figura del mentor. En este artículo veremos qué es un mentor, en qué se diferencia esta figura de otras parecidas, y qué errores debemos evitar al escoger o tener un mentor. ¡Vamos allá!


Mentor y Méntor

Si nos vamos a una definición simple, un mentor sería un consejero o guía de una persona.

Según la Wikipedia, Méntor (qué nórdicas suenan algunas palabras cuando le pones el acento en la primera sílaba: prueba con edredón, 😂😂) fue un personaje mitológico.

Cuando Odiseo partió hacia sus batallas, encomendó a Méntor sus intereses, así como la educación de su hijo Telémaco. Según la mitología, la diosa Atenea adoptó la apariencia de Méntor para acompañar a Telémaco y en alguna ocasión posterior.

Ilustración de John Flaxman para una edición de 1810 de la Odisea: Transfigurada como Méntor, Atenea lleva a Telémaco hasta Pilos, la ciudad de Néstor.
Ilustración de John Flaxman para una edición de 1810 de la Odisea: Transfigurada como Méntor, Atenea lleva a Telémaco hasta Pilos, la ciudad de Néstor.

Pero no vamos a hablar hoy de mitologías. Eso lo puedes encontrar en otros sitios.

Lo que nos interesa es conocer mejor la figura del mentor actualmente, y en qué se diferencia de otras figuras parecidas, como un Accountability Partner, un Mastermind, y otros nombrecitos que tanto nos gustan en inglés.

(Por cierto, por muy latino que suene mentor, al ejercicio de su actividad, le llaman “mentoring”. Parece que suena mejor que mentoría)

Qué es hoy en día un mentor

Podríamos decir que es una especie de consejero personal. Es alguien que te ayuda para conseguir un objetivo. También es un experto en una materia en concreto.

Es una persona que ya ha logrado, gracias a sus conocimientos y a su experiencia, ciertos logros. Sabe qué funciona y qué no. Por eso, sus sugerencias son tan valiosas.

Aunque no siempre se refiere exactamente a lo mismo, dependiendo del momento de la historia, la figura del mentor ha tomado otros nombres, como gurú, sabio, maestro o coach.

Qué no es un mentor

Ahora bien, no hay que confundir la figura del mentor con otras. Algunos ejemplos:

No es un amigo

Un mentor no es un amigo. Puede serlo, quizá con el tiempo. Puede suceder que un amigo se convierta en tu referente. Pero no tiene por qué darse las dos figuras. En realidad, lo ideal es que haya cierta distancia emocional entre el mentor y el alumno. De esa manera, no sentirá la necesidad de agradarte ni tampoco se verá comprometido al ver como suyos los posibles resultados, sean estos positivos o negativos.

Tampoco es un familiar

Lo mismo sucede con la figura de un padre o una madre, o incluso un hermano. Eso son familiares, y quizá también amigos. Te podrán dar buenos consejos, pero no tienen por qué ser mentores. ¿Puede un familiar llegar a ser tu mentor? Sí, claro que sí. Aunque no se suele dar el caso, quizá por haber demasiada cercanía, como comentábamos en el punto anterior.

Además, dependiendo del tipo de relación, el alumno se puede sentir con la obligación de «obedecer» al progenitor o familiar. Sin embargo, en una mentoría, el alumno es completamente libre de tomar las decisiones que quiera.

Ni un maestro

Un profesor o maestro tampoco es un mentor. De entrada, lo normal es que un profesor dedique su tiempo a muchos alumnos al mismo tiempo. Mientras que el mentor da una ayuda más personalizada. Además, el profesor imparte una materia, normalmente teórica, mientras que el mentor te da soluciones prácticas.

Por otro lado, la relación mentor-alumno es bastante más informal que el marco académico, en el que se suele contar con temarios aprobados, horarios o evaluaciones… etc.

¿Puede un maestro convertirse en tu mentor? También, por supuesto. Pero se da la misma situación que en los casos anteriores. Un mentor no tiene por qué ser un maestro, y un maestro no tiene por qué ser un mentor.

Otras influencias

En resumen, la figura del mentor es diferente de otras influencias que muchos tendrán en su vida: profesores, familiares, amigos, entrenadores, jefes, etc.

Existen también diferencias entre lo que es un accountability partner (socio de tu compromiso), o un mastermind. Pero trataré estos temas por separado en próximos artículos, así que no me voy a liar.

Más o menos, ha quedado claro lo que es y lo que no es un mentor.

Te dejo una interesante infografía de la página Felicidad en el trabajo, que resume muy bien lo que es un mentor y sus diferentes etapas de enseñanza:

Infografía sobre un mentor

Errores comunes al interactuar con un mentor

Por muy bueno que sea alguien como mentor, hay ciertos puntos que el alumno debería tener en cuenta. De no hacerlo, la relación podría ser poco efectiva.

No hay mentor perfecto

Uno de ellos es tener en cuenta que el mentor no es experto en todo. Es experto en un campo. No deberíamos solicitar su guía en cuestiones distintas a aquella que maneja. Lo lógico, en este caso, es que el mentor rechazara dar consejos sobre temas que no conoce en profundidad.

Pero hay un peligro. Un mentor es alguien a quien le ha ido bien en la vida gracias a sus conocimientos y experiencias. Es muy fácil creer que, como sabemos de algo, sabemos de todo. Por eso, para evitar problemas y desencantos, mejor limitarse a solicitar consejo a un mentor sobre un tema en concreto.

Otro problema, derivado del anterior, es pensar que el mentor es perfecto y que no comete errores. Es justo lo contrario, por su persistencia en la vida, por la gran cantidad de errores, ha aprendido, y ahora nosotros nos beneficiamos de todo eso. Pero no es infalible.

Tampoco su moralidad lo es. Un mentor puede ser muy bueno dando consejos sobre pesca, pero ser un desastre como marido o padre. Una cosa no tiene que ver con la otra. Entender esto desde el principio nos va a ahorrar más de un disgusto.

Tampoco es útil un mentor «para todo»

Siguiendo con la misma línea de razonamiento, hay que evitar tener un solo mentor, o un mentor para todo. Lo normal sería tener un mentor para cada materia en la que necesitemos guía.

Un pequeño paréntesis aquí. Evidentemente, hay personas extraordinarias que pueden ser mentores de vida. Por sus propias vivencias, están capacitados para ayudarnos en temas más generalistas. Este sería el mentor por excelencia, y contar con alguien así, te puede cambiar la vida a mejor.

Pero, por muy buenos que sean, debemos tener en cuenta lo de “aprendiz de todo, maestro de nada”. ¡Cuidado con estos mentores de ahora que se ven capaces de solucionar todo tipo de problemas de todo tipo de personas! Si te encuentras alguien así, desconfía.

Jamás abuses de tu mentor

Por último, un error común es abusar del mentor. Podemos hacerlo al quitarle demasiado tiempo si lo hace desinteresadamente, o al no agradecer sus esfuerzos. Muchos mentores se dedican profesionalmente a ello, y es importante establecer cuáles serán los beneficios que obtendrá el mentor por su ayuda.

Por último, y no por ello menos importante, un error demasiado habitual: culpar al mentor. Recuerda que el último responsable de lo que hagas y de lo que te pase eres tú mismo. Me gustó una frase que lo expresa muy bien:

“Porque nadie puede saber por ti. Nadie puede crecer por ti. Nadie puede buscar por ti. Nadie puede hacer por ti lo que tu mismo debes hacer. La existencia no admite representantes.” – Jorge Bucay Clic para tuitear

Cómo encontrar un mentor

Este es, quizá el punto más complicado. Creo que, en realidad, es el mentor el que te encuentra a ti.

Quizá suene un tanto idealista, pero un verdadero mentor tiene interés en enseñar lo que sabe. Disfruta haciéndolo, y está atento para encontrar alumnos con potencial. Más allá de que cobre por sus servicios, el propio logro de su alumno le hace sentirse bien. Ese es su objetivo más elevado.

De hecho, creo que ayudar a otros es también ayudarse a uno mismo. Y las personas inteligentes saben que esto es así. Te pongo un ejemplo:

La fuga en el Kayak

Desde hace un tiempo, tengo como hobbie un Kayak. El buen clima de Gran Canaria, y la cercanía de la playa de Las Canteras me animan incluso a salir los domingos muy temprano a remar un rato. 

En las últimas salidas, he observado que el Kayak tiene alguna pequeña entrada de agua. Así que estoy intentando arreglarlo. El problema es que el casco está hecho de un tipo de plástico rotomoldeado que no admite pegamentos ni pinturas estándar. 

He preguntado a varias personas que se supone son entendidas en la materia, pero su respuesta ha sido más bien cercana a la ignorancia. O a la falta de interés, tal vez. 

Y es que no es la primera ocasión en que ofrezco a alguien un problema, esperando una solución. Sin embargo, muchos “profesionales” simplemente prefieren lo sencillo, lo facilito, lo que ya han hecho muchas veces. No les pidas un esfuerzo extra, ni nada nuevo, no vaya a ser que se agoten… (entiéndase la ironía). Este tipo de personas difícilmente pueden llegar a ser mentores de nadie.

¿Te ha pasado a ti algo parecido? No creo que sea una actitud muy efectiva, la verdad. ¿Qué te parece a ti?

A mí me parece que cuando alguien te explica un problema, te está dando una oportunidad increíble de crecer, de mejorar tu efectividad, de diversificar conocimientos… por citar solo algunas cosas a favor. 

Sí, requerirá un poco de trabajo, pero son esos retos los que te permiten ayudar a los demás. ¿Y no es esa una de las claves para tener una vida más plena? Por eso decía antes que las personas inteligentes quieren mentorizar a alguien, no solo como expresión de su generosidad, sino también porque saben que ayudando a otros, se ayudan a sí mismos.

Así que la próxima vez que alguien te cuente su problema, escucha lo que hay detrás. En realidad, te estará diciendo: 

“Ayúdame, y te ayudarás”

Relacionado con esto de la figura del mentor que busca un alumno, me gustó mucho un libro que resume muy bien la figura de este tipo de mentor. Se titula “Sé imparable”. Es fácil de leer, y contiene muchas enseñanzas.

Libro “Sé imparable” de Alden Mills

Por otro lado, no siempre es posible que un mentor te encuentre de una forma tan “natural”.

Entonces, ¿cómo podemos encontrar ese mentor, ese referente que necesitamos en nuestra vida? Vamos a ver 5 opciones.

Los conocidos

Antes de buscar cualquier otro método, dedica un tiempo a pensar quién o quiénes, en tu entorno, pudieran ser referentes para ti. No hace falta que les conozcas personalmente, sino que conozcan a alguien a quien tú conoces.

¿Se te viene algún rostro a la memoria? Bien. Busca la oportunidad, y pídele un minuto de su atención. Dile simplemente que te has fijado en su trabajo, y que te gustaría contar con él para pedirle alguna sugerencia. Asegúrale que no le quitarás tiempo, y se muy agradecido.

Si él es tu mentor, la relación fluirá por sí sola.

El networking

Otra opción consiste en relacionarte con personas afines a tus objetivos. Los mentores suelen hacer precisamente eso, ya que saben que una de las claves para progresar es juntarte con otras personas con el propósito de compartir ideas, planes y metas. Busca clubs, foros o grupos donde encontrar este tipo de personas.

También les verás en congresos, charlas o conferencias de la temática que hayas elegido.

Puedes hacerlo en el mundo real, o en el mundo virtual, como prefieras. Por supuesto, el llamado networking funciona mucho mejor cuando se construyen relaciones sanas en persona. Un detalle a tener en cuenta: aquí el objetivo es compartir y aprender. No pretendas encontrar un mentor si lo único que quieres es salir ganando tú.

Las redes sociales

Otra de las formas más potentes de conseguir «conectar» con personalidades de diferentes campos, que podrían convertirse en tus mentores, son las redes sociales.

Es relativamente fácil conectar con alguien importante vía un mensaje de correo electrónico, un MD en Twitter, o un mensaje en LinkedIn. Sé creativo y aprende a usar los recursos disponibles.

Procura ir poco a poco. Gánate su confianza. Demuestra que le sigues porque quieres aprender, y que respetas su trabajo. Sería un error ir de «listo» y querer corregir a aquel que después te va a enseñar.

Las mentorías profesionales

Gracias a la popularidad que tiene hoy en día la figura del mentor, es bastante fácil encontrar profesionales de muy diversas temáticas que ofrecen sus servicios en la forma de mentoría.

Investiga antes la reputación de la persona. Puedes comentar en su blog, si lo tiene, o conectar con él en sus redes sociales. Mira con atención cómo trata con otras personas. Incluso es posible que de alguna sesión gratuita o por un precio reducido.

En el artículo «La mejor forma de encontrar un curso online» propongo un sistema que también puede valer, con algunas modificaciones, para encontrar un mentor.

Eso sí, ten en cuenta una cosa: una mentoría de un verdadero referente vale su precio. Sus consejos te servirán, probablemente, toda una vida. Y eso hay que pagarlo.

El mentor virtual

No es la mejor opción. Y probablemente nadie pensaría en ella. Pero, para mí, es una opción. ¿Te gustaría tener como mentor a Napoleón Bonaparte, a Ghandi o a Jesucristo?

Evidentemente, esto no es posible directamente. Pero sí puedes investigar sus vidas a fondo, desde la óptica del alumno. Imagina que te están hablando a ti. Observa lo que hacían, por qué lo hacían, y qué resultados tenían.

Imita sus formas de actuar, y tendrás un mentor. Virtual, pero mentor, al fin y al cabo. Muchos de los grandes personajes de la historia querían, por encima de todo, enseñar a sus alumnos. ¿Por qué no aprender de sus trayectorias?

Qué cualidades buscar en un mentor

Independientemente del sistema que uses para encontrar a tu mentor, hay ciertas cualidades o habilidades indispensables que deberías encontrar en la persona que elijas.

Habilidades de un mentor:

  • Es capaz de inspirar, ya sea con sus palabras, como con su ejemplo.
  • No solo te da ideas, sino que te contagia de la motivación necesaria para llevarlas a cabo.
  • Es humilde. Sabe respetar la dignidad del alumno y su poder de elección. Nunca deja de aprender. Reconoce sus errores y rectifica.
  • Es específico al enseñar. Propone próximos pasos y metas a largo plazo.
  • Es accesible, fácil de tratar. No se altera con facilidad y es capaz de enseñar con buen humor.
  • Genera y promueve confianza. Confía en sí mismo, pero también confía en su alumno. Sabe ver su potencial, no solo sus defectos.

Te dejo un interesante video donde un famoso cuenta su relación con mentores, y explica muy bien qué diferencia a alguien que tiene un mentor de alguien que no lo tiene.

Por qué debes poner un mentor en tu vida (o más de uno)

Como habrás podido deducir hasta ahora, la figura del mentor es clave para lograr los objetivos que te propongas de forma efectiva.

Podría compararse a cruzar un lago. Seguramente serías capaz de hacerlo a nado. Pero es mucho mejor que alguien te preste su barca. Esto no quiere decir que no te tendrás que esforzarte. El camino no será fácil, pero te ahorrarás muchos errores, y usarás los mejores métodos y herramientas posibles.

Una última cosa sobre un buen mentor y un buen alumno. Por muy buena que sea su relación, tanto uno como otro saben cuándo ha llegado el momento de seguir por su cuenta.

¿Qué hay de ti? ¿Tienes ya… tu mentor? Cuéntame, por favor qué te ha parecido este artículo, y comparte si tienes alguna experiencia al respecto.

"Un gran líder no necesariamente es quien hace grandes cosas. Es la persona que logra que otros las hagan" – Ronald Reagan Clic para tuitear
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No sé dónde ni cuándo estarás leyendo tú este artículo. Yo escribo estas líneas desde Canarias (España), en medio de una pandemia inaudita, difícil de

Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?