Según algunos cálculos, tomamos unas 35.000 decisiones diarias. La mayoría tiene poco efecto, pero la suma de todas ellas conforma lo que somos. ¿Cómo podemos tomar decisiones efectivas y liberarnos del consumo de recursos cognitivos necesarios para tanta decisión? ¡Sencillo! PREDECIDIENDO.
Qué significa predecidir y qué ventajas tiene
Predecidir es decidir antes. En otras palabras, tomamos una decisión antes de que necesitemos llevarla a cabo. Además, dejamos decidido de antemano cuestiones que se van a repetir en el tiempo.
Predecidiendo el vestuario
Un ejemplo de predecisión es preparar la ropa que llevarás mañana. En vez de tomar esta decisión según te levantas, lo que hacemos es dejarla lista desde por la noche. En este caso, puede parecer que no hay ninguna ventaja, ya que el tiempo en tomar la decisión es el mismo.
Sin embargo, aquí hay matices. ¿Te ha pasado alguna vez que dices: «Mañana voy a salir a correr»? A la mañana siguiente, te levantas como si te hubiesen dado una paliza, llegas arrastrándote al armario, y solo el hecho de buscar la ropa de deporte que lleva escondida en el fondo del armario cientos de años te quita las pocas ganas que tenías.
Si en el mismo momento en el que te propones ir a correr al día siguiente preparas la ropa, hay muchas más posibilidades de que realices tu propósito.
¿Por qué sucede esto? Porque nuestro cerebro toma decisiones en base al coste energético. Preparar la ropa cuesta poco, sobre todo si sabes que no la vas a usar inmediatamente. Pero levantarse, buscar la ropa, y saber que a continuación hay que salir a correr, es mucho más costoso, y nuestro cerebro, que nos quiere mucho, intenta evitar que gastemos tantas energías. Si simplemente tenemos la ropa lista, eliminamos excusas.
Otra gran ventaja de las predecisiones es ganar tiempo. Siguiendo con el tema de la ropa, ¿cuánto tiempo gastas en decidir qué ropa te vas a poner cada día? Si en vez de eso, siempre vistes igual, tardarás muy poco en decidir. Bueno, en realidad no tardarás nada. Esto puede parecer una locura, pero hay personajes muy reconocidos que han predecidido qué ropa se pondran siempre. Algunos ejemplos conocidos son Mark Zuckerberg, Barack Obama, Albert Einstein, Tom Wolfe o Kim Dotcom.
Predecidiendo con checklists
Las predecisiones en forma de checklists son otra excelente manera de ahorrar tiempo. Si una tarea que conlleva varios pasos va a repetirse, ¿por qué no anotar esos pasos? Así, la próxima vez no habrá que tirar de memoria, ni decidir, sino solo seguir el listado e ir marcando lo completado.
Hay dos checklist que son tremendamente productivos: el ritual de las mañanas, y el ritual de apagado. En ambos casos, se trata de predecidir lo que queremos hacer al levantarnos o antes de acostarnos. La fuerza de la rutina puede lograr resultados sorprendentes, por supuesto, si hemos predecidido bien.
Predecidiendo con la experiencia
Una ventaja más: aprovechamos la experiencia. En ocasiones, nos suceden cosas que nos despiertan del letargo. Son lecciones de vida, cachetadas de realidad. Pero por suerte o por desgracia, nuestro cerebro suele olvidar pronto las malas experiencias, y caemos en el mismo error.
Una forma muy efectiva de aprender de la experiencia es dejar por escrito decisiones. Por poner un ejemplo: «No volveré a prestar un libro a nadie». Aquí, la dificultad está en cómo dejar ese recordatorio a mano para cuando se necesite. Una idea tonta pero eficaz podría ser poner una nota plastificada en nuestra biblioteca.
La idea es dejar establecidos algunos criterios en base a la realidad, no a nuestros poco fiables recuerdos.
Predecidiendo el uso del tiempo
Por último, una buena costumbre es agendar bloques de tiempo en nuestro calendario. En el método C.A.R., lo que hacemos es analizar todas las ideas que nos llegan. Puede tratarse de un correo, una idea que anotamos, o un whatsapp de un amigo. En el análisis, predecidimos cómo queremos atender «eso» que hemos recibido. Al predecidir en frío, y siguiendo un método, nos aseguramos de que nuestro tiempo futuro se emplee de la mejor manera.
Resumiendo
Predecidir es una manera muy inteligente de ahorrarnos decisiones, de descargar nuestro cerebro, además de mejorar el proceso de toma de decisiones. Como siempre, al final todo se trata de realizar lo que nos proponemos. Pero al menos, tendremos la seguridad de que no tomamos decisiones a lo loco.