Estaba hoy comiendo frente al mar, después del trabajo, y me puse a pensar en cómo nos relacionamos los seres humanos con la naturaleza.
La conclusión a la que llegué es que evitamos el contacto con todo ser vivo, a excepción de mascotas y nuestros congéneres.
Las sillas donde nos sentamos, las paredes de nuestras casas, o la ropa que llevamos están hechas de materiales inertes.
Evitamos tocar el suelo con los pies. Regalamos flores, después de cortarlas, y nos comemos a otros seres, pero muertos, claro está.
No me extraña que caminar por la arena descalzos o abrazar un árbol se hayan convertido en una especie de terapia.
Y ya, para colmo de deshumanización, resulta que tenemos que mantener la distancia de seguridad con los pocos bichos vivientes que tenemos cerca.
Nos falta más naturaleza, ¿no creen?