Nomophobia y estilos de vida. ¿Sigues creyendo que el móvil no te afecta?

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¿Se te ha quedado el móvil sin batería? ¿Lo has perdido y no recuerdas dónde lo dejaste? ¿Cómo te sientes cuando te suceden cosas así? Igual resulta que tienes Nomophobia.

El término «Nomophobia» se debe a un estudio efectuado en el 2011 en Reino Unido. Es el acrónimo de «No mobile phone phobia» y se define como el miedo irracional a estar sin el teléfono móvil.

No es el único estado de ansiedad derivado del uso excesivo de tecnología. Otras «tecnopatías» son el FOMO (Fear of missing out), que es el miedo a perderse algo en redes sociales; la «vibración fantasma», que sucede cuando creemos que nos ha llegado una notificación al móvil, y lo comprobamos; la «apnea del WhatsApp», que consiste en mirar compulsivamente el móvil para ver si han llegado nuevos mensajes; o el «ningunfoneo (Phubbing)«, que consiste en ignorar a las personas que tenemos delante para prestar nuestra atención al móvil.

Muchos de estos tipos de conducta no son reconocidos por las diferentes instituciones psiquiatras y psicológicas. Incluso la Real Academia, fiel a su estilo de ir bastante desfasada con respecto al uso real del lenguaje, ni siquiera recoge muchos de los términos usados.

Sin embargo, estoy seguro de que te suena lo que hemos comentado, ya que muchísimas personas lo han vivido en primera persona. Así que no, no son invenciones, ni conspiraciones paranoicas. El uso excesivo del smartphone es peligroso, y trae consecuencias globales.

Relación entre estilos de vida, trastornos compulsivos y la nomophobia

Un estudio reciente, titulado «Nomophobia and lifestyle: Smartphone use and its relationship to psychopathologies«, relacionó la Nomophobia con los trastornos compulsivos.

Para realizar el estudio se contó con 495 sujetos entre 18 y 24 años, residentes en Portugal. Se usaron diferentes cuestionarios, a su vez desarrollados en estudios anteriores. Llama la atención que los participantes, como promedio, tenían un móvil desde los 6,4 años de edad. Además, la mayoría reconocieron usar el móvil entre 4 y 7 horas, especialmente, las redes sociales, que ocupaban casi la mitad del tiempo.

El resultado del estudio demostró claramente que la nomophobia es una realidad que está afectando a la gente y que provoca trastornos obsesivos-compulsivos. Además, las cifras dejaron otros resultados curiosos: poco importa la edad o si eres hombre o mujer, y sorprendentemente, no tiene relación con el estilo de vida; es decir, afecta por igual a todo el mundo. Por contra, las buenas relaciones familiares y de amistad, y los niveles altos de educación aparecieron como factores de protección. Por último, las conclusiones del estudio relacionan los sentimientos de baja autoestima con la nomophobia.

La realidad es obvia

Al final da igual cuántos estudios nos lo digan. En realidad, ya lo sabemos. Por muy útil que resulte, debemos mantener el control. No podemos gastar nuestra vida mirando una pantalla.

¿De verdad alguien creía que usar un aparato tan potente, repleto de aplicaciones con algoritmos diseñados para engancharnos, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos no iba a tener ningún efecto?

Existen muchas técnicas para evitar un uso excesivo o inadecuado del smartphone, algunas las tratamos en el artículo «Las urgencias del móvil«, donde se analizaron 4 niveles de uso para eliminar progresivamente la dependencia al mismo.

También puede resultar interesante hacer algún test que nos indique el grado de dependencia al móvil.

Es una lucha. Las grandes tecnológicas contra los usuarios. David contra Goliat. En esta batalla ganará quien apueste por lo simple, por lo natural.


*Imagen de cabecera: Pexels en Pixabay

Blah blah blah (Escrito en una pizarra)
Reflexión

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Como dijo el gran fulanito de tal: «bla bla bla, bla bla… blá». ¿Te suena este tipo de formación de frases? Todos conocemos frases de

Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?