Estamos rodeados de música. Pero, ¿qué es la música? Es ritmo, volumen, armonía, color, y mucho más, todo ello combinado en un arte inherente al ser humano.
Algunos animales son capaces de seguir un ritmo y predecirlo, pero no pueden marcar un ritmo.
Otros son capaces de diferenciar una melodía, y reaccionar de alguna manera al escucharla. Aún así, no saben lo que es un cambio de tono. Por ejemplo, si entrenas a ciertos pájaros a reaccionar a una canción en particular, y después le cambias el tono, pensarán que es una canción distinta.
Muchos animales parecen realizar distintos rituales de baile, pero normalmente no van acompañados de música audible.
Aunque los sonidos de otros animales son muy melódicos para nosotros, no se ha podido encontrar ninguna relación con el arte, más allá de la simple comunicación entre individuos de una misma especie.
Por supuesto, ningún animal es capaz de sentir una canción en lo más profundo de su ser, mientras derrama alguna lágrima nostálgica.
No le verás componer una melodía nueva, y dejarla por escrito como legado a otras generaciones.
No construirá un stradivarius, ni lo comprará. No hará el tambor con un palo y un par de piedras.
Tampoco usará la música como incentivo para animarse, o para aumentar unas décimas su rendimiento deportivo.
Desconocerá los usos terapéuticos de la música, de cómo ayuda al aprendizaje, y nunca descubrirá que la música une a la gente.
No te dedicará una canción, ni bailará bajo la lluvia en símbolo de rebeldía.
Sí, los animales se parecen en algunas cosas a los humanos.
No, los humanos, aunque algunos lo parezcan, no son un animal más.