Seguramente has oído hablar de la rivalidad entre dos conocidos equipos de fútbol: el Madrid y el Barça.
Los que son fanáticos de un equipo, obviamente, les gusta el fútbol, pero en realidad, lo que más les gusta es su equipo. Si el que juega bien es el otro, se enfadan, lo pasan mal. Discuten si fue falta o no, si este debe ser presidente o no. Hasta llegan a atacar a los contrarios. Es un juego de ganar o perder. Mejor dicho, de mal perder.
Los fanatismos son peligrosos
Claro que no pasa nada por sentir simpatía por un equipo. Los hay que tienen una filosofía muy marcada y que pueden enseñarnos cosas interesantes. Quizá nos gusta un jugador o un entrenador y nos da un poco igual en qué equipo esté. En muchos casos, la tierra donde nacimos influye, es normal. Yo nací en Madrid, y uno de sus jugadores más emblemáticos, Raúl González, se crió cerca de mi barrio. Es normal que haya afinidad. Pero creo que la mayoría estaremos de acuerdo en que los fanatismos son peligrosos.
Luego está quien, más allá de que le guste ver un partido en la tv o que prefiera un equipo u otro, juega al fútbol habitualmente, y hasta es bueno jugando. Sobre todo, lo más importante, le sienta bien y lo disfruta. Y es que no es lo mismo ver fútbol, que jugar fútbol. Con lo primero engordas. Con lo segundo adelgazas.
Lo mismo pasa con el mundo de la productividad. En este caso, hay sobre todo un equipo grande: GTD. ¿Les gusta la productividad a los que practican GTD? Obviamente. Pero si solo les gusta GTD y lo demás es malo, igual lo que más les gusta es el método, no la productividad. Al final, comienzan a hablar de otras cosas, como de si esto está permitido o no, o de no se qué aplicación.
Por supuesto, también hay fanáticos de otras metodologías menos conocidas.
Pero sobre todo, están los que sinceramente les gusta la productividad, la practican, y la disfrutan porque les da beneficios reales.
Las preguntas clave
Desgraciadamente, hay muchas personas que dedican horas y horas a hablar y discutir sobre qué aplicación es mejor, o sobre qué significa este o aquel término. Y puede estar bien. La cuestión es: ¿esto me está llevando a ser más productivo? ¿Estoy consiguiendo resultados significativos en mi vida? ¿Estoy dispuesto a aprender y a cambiar si eso me va a llevar a mejorar mi vida? En muchos casos, la respuesta es no.
En mi caso, he aprendido y practicado GTD durante varios años, y he investigado y probado todas las técnicas que me han ido llegado. Al final terminé desarrollando mi propio método: el método C.A.R.. Obviamente, lo explico y lo ofrezco a quien lo quiera conocer. Un punto a favor es que no es un método cerrado, sino abierto, vivo, en constante mejora gracias al feedback que voy recibiendo. No me importa para nada cambiar algo si es para mejor. Además, pensando en eso, monté un esqueleto básico basado en 3 premisas principales. A partir de ahí, puedes añadir, quitar o modificar bastantes cosas sin que el proceso principal cambie demasiado.
Entiendo y respeto que hay quien le pueda venir mejor GTD, ZTD, Bullet Journal, FAST, OSEI, Strikethru, Autofocus, el método de las cajitas, o cualquiera de los muchos métodos existentes, o hasta prefiera su propio método. O simplemente quiera usar técnicas como Time Blocking o Pomodoro sin aplicar un método. De hecho, es muy recomendable aprender, por lo menos, los fundamentos de las diferentes opciones.
La cuestión es que, si queremos de verdad conseguir nuestros objetivos, debemos estar dispuestos a probar, a cambiar lo que no funciona, y a mejorar.
Lo bueno es no convertirnos en fanáticos del método, sino de los resultados.
¿Qué hay de ti? ¿Te gusta la productividad?