No meterás la mano en móvil ajeno

Tabla de contenidos

¿Te ha pasado alguna vez que quieres mostrar algo en tu móvil, pero no terminas de atinar, y la persona que está al lado mete el dedo y empieza a toquetear tu móvil? Peor aún. Al pulsar dos manos distintas a la vez, en una pantalla relativamente pequeña, el móvil empieza a hacer cosas raras, hasta que terminas apartando tu móvil, y diciendo al otro algo así como: «¡Quieres dejar que lo haga yo!» (o bien la alternativa tranquila: «Toma. Hazlo tú mejor.»)

Hoy hablamos de esta práctica cada vez más común: meter la mano en el móvil de otro.

¿Por qué lo hacemos?

Creo que el motivo principal por el que se produce este efecto es que vivimos en un mundo que va con prisa. Queremos todo ya, y no soportamos esperar por nada ni por nadie. Así que cuando alguien tarda más de un microsegundo en encontrar una aplicación, ya queremos meter mano.

Esta mala praxis es tan solo uno de los muchos síntomas de que andamos mal. Como veremos después, hay bastantes puntos en contra de hacer esto, y seguramente, en algún lugar de nuestro cerebro, algún grupo de neuronas sabe que está mal. Aún así, la falta de paciencia nos puede.

También hay otras posibles razones, como pensar que el otro no sabe, o creer que nosotros sabemos más.

¿Por qué deberíamos dejar de hacerlo?

Hay varias razones para actuar de modo distinto.

  • Ejercitamos el autocontrol y la paciencia, cualidades muy valiosas en la actualidad.
  • Mostramos humildad. La realidad es que, cuando finalmente tocamos el móvil del otro, o hasta lo cogemos nosotros, resulta que tampoco sabemos cómo se hacía aquello.
  • Transmitimos confianza a la otra persona. Creemos que puede, y por eso esperamos unos segundos.
  • Enseñamos a la otra persona (en caso de que realmente sepamos hacerlo mejor que ella). Una alternativa mejor a meter el dedo es irle indicando, paso a paso, qué tiene que hacer. Así no solo enseñamos, sino que probablemente, aprendemos nosotros, pues ya sabemos que una buena forma de aprender es enseñar.
  • En la mayoría de los casos, tardamos menos tiempo. Como veíamos al principio, suele suceder que, entre que metemos el dedito, nos quitan el móvil, hacemos alguna prueba, etc. se nos va mucho más tiempo que si solo una persona lo intenta. En el peor de los casos, podemos pedir intentarlo nosotros, pero solo después de que la otra persona lo haya probado.
  • Una razón más es la dignidad. No es muy digno ver a dos personas metiendo sus deditos en el móvil, como si fuera una lucha de espadachines.

La importancia de no meter el dedo en el móvil de otro

Puede parecer que este asunto es una tontería sin importancia. Sin embargo, lo de pulsar en la pantalla de un móvil ajeno es solo un ejemplo. Este patrón se suele repetir en padres que no permiten que sus hijos se equivoquen, en jefes que no forman a sus empleados, o en directivos que no saben delegar.

La efectividad no es solo ir rápido, sino equilibrar los resultados con el gasto de recursos. Mirando a corto plazo, es mucho más efectivo hacerlo nosotros si sabemos, que dejar que otra persona más lenta haga el trabajo. Sin embargo, a medio y largo plazo, hay innumerables ventajas de enseñar a otros cómo se hace algo.

*Hablamos ampliamente de cómo delegar de forma efectiva aquí

Así, aunque sea un gesto sencillo, procurar no meter la mano en el móvil de otro nos recordará la importancia de delegar y de enseñar a los demás.


*Imagen de cabecera: Steve Buissinne en Pixabay

Cómo evitar que te engañen
Aprendizaje

Cómo evitar que te engañen

¿Te gusta que te engañen? ¿Hay alguien a quien le guste ser engañado? Estoy seguro de que no. Cuando nos engañan, nos hieren el orgullo. Sufrimos una traición a nuestra confianza, y un ataque a nuestra inteligencia. Por eso… ¿cómo puedes evitar que te engañen?

Decir que sí
Reflexión

Aprender a decir SÍ

¿Cómo te sientes cuando alguien te pide algo? ¿Quieres cumplir con todo y con todos y te descubres diciendo «sí» cuando querías decir «no»? La

Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?