Por qué no creo en los «entornos VUCA»

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Si te gusta la productividad, sobre todo aplicada a las empresas, habrás oído la expresión «entorno VUCA». Desde que aprendí lo que era, algo rechinó en mi interior, así que me propuse investigar un poco más el tema, y llegar a conclusiones. Aquí te las sirvo.

Qué es un «entorno VUCA»

VUCA es un acrónimo, cuyas letras significan:

  • V de volatilidad.
  • U de incertidumbre (en inglés, uncertainty)
  • C de complejidad
  • A de ambigüedad

Dicho rápidamente, VUCA se refiere a un conjunto de situaciones con muchos cambios drásticos, complejos y poco definibles, y por tanto, y esto es, quizá, lo más importante de cara a la productividad, cambios de alto impacto y poco predecibles.

No voy a entrar en más detalles, porque hay cientos de artículos explicando qué es un entorno VUCA. La cuestión que quiero plantear es si tú y yo vivimos en entornos VUCA.

¿Vivimos en un mundo VUCA?

Mi respuesta a esta pregunta, a pesar del título es ¡SÍ! Claro que vivimos en un mundo VUCA. Decir lo contrario, justo después de una pandemia que ha cambiado los parámetros de forma brutal y sigue haciéndolo día a día, sería algo estúpido por mi parte.

Y ni siquiera vale la excusa de: «El mundo siempre ha sido cambiante». La realidad es que nunca antes habíamos vivido una explosión de desarrollo y de cambios vertiginosos como en los últimos años. Gracias o por culpa de la globalización, lo que ocurre en China, afecta en el resto de países del mundo. Y además, lo hace en cuestión de horas o días.

Así que sí, obviamente vivimos en un mundo VUCA.

Por qué no creo en los entornos VUCA

Entonces, ¿por qué he puesto ese título? ¿por qué me rechinó el uso de este término desde que lo oí aplicado a la productividad?

No tengo problema con el acrónimo VUCA. Mi problema es con lo de «entorno». Un entorno es, según la RAE, un ambiente; lo que rodea. La definición que te da Google amplía un poco más lo del ambiente: «Conjunto de circunstancias o factores sociales […] que rodean una cosa o a una persona […]»

Como decía antes, todos vivimos en un entorno VUCA si nos referimos al mundo en general y cómo se está moviendo. Pero decir esto no tiene demasiado significado a efectos prácticos. Es como que alguien tremendamente rico diga que el planeta es cada vez más pobre. Claro que sí, como promedio, en los últimos años, la gente pobre es cada vez más pobre, pero al rico eso no le afecta para nada, quizá al contrario. Por eso, la pregunta correcta es: ¿estamos tú y yo en un entorno VUCA?

Ni tú ni yo vivimos en entornos VUCA

Mi respuesta es no, tú y yo no vivimos en un entorno VUCA. A menos que vivas en un país en conflicto, seas un general de 5 estrellas preocupado por la geopolítica internacional, presidente de un país, CEO de una compañía tecnológica, o trabajes en bolsa estilo «intradía», el hecho de vivir en un mundo VUCA no te debería preocupar demasiado.

¿Por qué? Porque TU ENTORNO no es VUCA.

Piensa por un momento. ¿Hace cuánto estás con tu pareja? ¿Cuánto llevas en la misma casa o con el mismo coche? ¿Cuánto tiempo llevas en el mismo trabajo? ¿Han cambiado tus vecinos, tu familia, tus amigos, todos de pronto?

En mi caso, en los últimos años ha habido muy pocos cambios. Llevo bastante tiempo en la misma empresa, disfrutando de la vida en familia, con un coche de segunda mano que aguanta muy bien, y con la misma casa desde que conocí a la que ahora es mi mujer.

Es posible que en tu entorno haya habido más cambios que en el mío, incluso alguno desagradable. Pero, ¿han sido estos cambios volátiles, inciertos, complejos o ambiguos? Seguramente no. Al contrario, uno sabe si su relación de pareja va mal, o si el coche le está fallando y va a tener que comprar otro, o si la empresa en la que trabaja no está ganando dinero.

Repito, puede haber sorpresas, pero es la excepción, no la regla. Como ya expliqué en el artículo «Los 5 pasos para sembrar el caos«, lo normal, lo natural, es el equilibrio. La vida tiende a reorganizarse. Por eso precisamente se usa la expresión «sembrar» el caos. Las crisis suelen ser cíclicas, y la vida de la mayoría de personas es una sucesión constante de pequeños cambios manejables, con algún giro brusco, y siempre dentro de un entorno bastante estable.

Ni siquiera esta pandemia nunca vista en nuestra generación y sus restricciones nos han cambiado totalmente lo que hacemos. Si antes trabajabas en la oficina, quizá ahora lo hagas desde casa. Si hacías ejercicio y ahora no abren los gimnasios, puedes hacer calistenia en tu casa o ir al parque a correr. Si te veías para tomar el café con un grupo de amigos, a lo mejor ahora tiene que ser por Zoom. Han cambiado muchos cómo, no tantos qué.

Y aunque la mayoría de nosotros no esperábamos algo así, los cambios tampoco han sido de un día para otro. Quizá perdiste tu empleo o peor, a alguien de la familia. Pero por más lamentables que sean estas situaciones, en la mayoría de los casos, hubo un proceso gradual de semanas, no algo volátil, incierto, complejo o ambiguo.

Incluso es posible que algún cambio que te afecte personalmente pueda ser repentino, sorpresivo, algo complejo, o extraño. Pero esto es distinto a que se den las características definidas por el acrónimo VUCA.

Y de nuevo, recalco. En tu vida quizá, solo quizá, podrían darse algunas situaciones VUCA, pero no será lo habitual, y por eso no podemos llamarlo un entorno VUCA.

Entonces… ¿por qué se usa tanto la expresión «entorno VUCA»?

Quizá estés pensando. Bueno, si tantos expertos usan la expresión, será por algo.

O a lo mejor estás reflexionando en tu situación en el trabajo, donde un proveedor te falla de un día para otro, se suspenden reuniones, o se toman decisiones sobre la marcha.

Ahora bien, te invito a ser honesto. Esas situaciones en las que estás pensando, ¿ocurren ahora, de pronto, sin sentido? ¿o llevas lidiando con eso desde hace tiempo? ¿cuánto de lo que ocurre en tu vida o en tu empresa se lo achacarías a un entorno VUCA y cuánto a la falta de previsión, organización, trabajo de calidad…? ¿suceden estos cambios solo en un área de tu vida o es toda tu vida algo así como un campo de batalla constante?

Después de pensar mucho en el tema, creo sinceramente que muchas de las situaciones a las que llamamos VUCA son debidas a falta de organización y previsión. El que no tengas un proveedor de reserva, o fuentes de ingresos diversificadas, que tu pareja decida romper la relación, que no tengas dinero para pagar la hipoteca, o que se te rompa el coche no son cosas que ocurran sin saber por qué.

¡Hasta esta dichosa pandemia era algo esperado por muchos científicos, que sabían lo que iba a ocurrir con detalle, y hasta calculaban más o menos cuándo iba a pasar!

En muchos casos, la expresión «entorno VUCA» es una excusa para no responsabilizarnos de nuestra mala gestión.

Como decía Warren Buffett:

Cuando baje la marea, se verá quién estaba desnudo

Cuidado con la productividad basada en VUCA

Como he intentado argumentar hasta aquí, creo que vivimos en un mundo VUCA, más que nunca antes en la historia. Pero en cuanto a entornos personales o profesionales, esto es bastante más relativo. La mayoría vivimos cambios, pero no lo llamaría, ni mucho menos, un entorno VUCA.

Pero el problema fundamental no está en una simple definición o una expresión más o menos acertada, o que se usa porque está de moda en el mundillo de la productividad.

El problema es que quizá nos sintamos tentados a basar nuestro sistema de organización personal en la filosofía VUCA. Es decir, reaccionar a los cambios en vez de planificar, o descartar el cuadrante importante-urgente y dar prioridad a lo urgente; al último correo o al capricho de nuestro jefe o cliente (es lo mismo).

Vivir el día a día de esta manera es muy peligroso, pues nos puede convertir en personas reactivas, y no proactivas; personas que se dejan llevar por las prioridades de otros, y no las suyas.

Creo que un sistema de organización personal debe dar énfasis a trabajar lo importante para evitar lo urgente, y prefiero planificar qué quiero hacer, cuándo y cómo, en vez de permitir que las circunstancias u otras personas me dicten lo que «tengo» que hacer.

Estoy convencido del método de nuestras madres: «llévate el abrigo por si refresca». Ahorrar en tiempos favorables, programar el cambio de aceite del coche, capacitar, diversificar, cuidar nuestra espiritualidad, trabajar nuestro desarrollo personal, aprender a aprender, fomentar relaciones sanas con amigos y familia, son y han sido siempre cosas fundamentales, que no debemos sacrificar por querer adaptarnos a un supuesto entorno VUCA.

¿Puede fallarnos la planificación? ¡Por supuesto! Es normal. Pero si hemos hecho las cosas bien, estaremos preparados. Por eso en el sistema C.A.R. se analizan las prioridades, se programan las actividades, y se revisan los cambios constantemente para adaptarnos cuando surgen imprevistos.

Las emociones y la fatiga pandémica nos afectan a todos, pero a pesar de eso, estoy decidido a seguir diseñando mi vida, reforzando los amortiguadores para los baches. ¿Cómo lo ves tú?

Resumiendo

Lo único constante es el cambio. Cierto; y ahora más que nunca. Pero aunque vivimos en un mundo VUCA, esto no quiere decir que nuestro entorno personal sea tan inestable. En muchos casos, los cambios que nos afectan son debidos a una mala gestión. Además, basar nuestra forma de trabajo en los cambios puede ser peligroso. El equilibrio entre planificación y adaptación a imprevistos es fundamental. No permitas que las circunstancias o las prioridades de otros dominen tu vida. ¡Vive por diseño, no por accidente!

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Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?