¿Qué haces tú cuando estás en un sitio nuevo? En el libro “El arte de detener el tiempo”, de Pedram Shojai, se da un interesante consejo:
Cada vez que visite un lugar que sea nuevo para usted, tome consciencia de la posibilidad de que nunca vuelva a estar allí.
Me parece una idea muy potente, y llena de razón.
Por qué quizá no vuelvas a pisar ese lugar
Hay muchos motivos por los que quizá no regresemos a ese sitio.
- Puede que sea un lugar privado al que no nos vuelvan a invitar. En ocasiones, un amigo de un amigo de un amigo nos “cuela” en algún lugar al que no todos pueden entrar.
- Un desastre natural o provocado que altere el lugar sustancialmente. En donde yo vivo, los últimos años ha habido incendios que han arrasado por sitios muy bonitos que tardarán años en recuperarse.
- La lejanía, o la falta de recursos para volver a viajar allí. También hay que añadir aquí las restricciones. Hace poco, iba a repetir en un alojamiento en la isla vecina, Tenerife, pero no pudo ser por limitaciones del covid-19.
- El esfuerzo consumido. A veces, llegar a un lugar recóndito exije medios o esfuerzos que no querremos invertir nuevamente.
- La desidia en el mantenimiento del lugar. Problemas económicos, mala gestión y otras razones pueden provocar que un lugar se abandone.
- Una mala experiencia. Hay sitios que nos evocan recuerdos que no queremos tener de nuevo, o para los que no estamos preparados.
- El coste de oportunidad. Todo el tiempo que pases en un sitio, no lo podrás pasar en otro. En mi caso, evito visitar lugares repetidos si puedo ir a uno que no conozco.
- Limitaciones físicas. También debemos admitir que nos vamos haciendo mayores, y enfermamos. Muchas veces esto impide que hagamos todo lo que queremos.
- Un accidente grave o fatal. No sabemos lo que ocurrirá mañana. Creo que no hace falta más explicación.
- Cambios en la compañía. Los lugares son mágicos no solo por el sitio, sino por con quien o quienes te acompañan. ¿Podrán ir juntos de nuevo al mismo sitio? A lo mejor no.
Considerar estos y otros puntos nos lleva a muchas conclusiones interesantes. ¡Qué pequeños somos! Creemos que tenemos el control de todo, pero no puedes asegurar que mañana estarás en ese mismo lugar donde ahora lees estas líneas.
De hecho, si lo miras desde otro punto de vista, es imposible que estés dos veces en el mismo sitio. Una frase estoica lo resume:
Un hombre no cruza dos veces el mismo río, porque ni será el mismo hombre, ni será el mismo río.
El agua que forma el río no será la misma, y la persona que lo cruza habrá cambiado.
Los puntos anteriores sugieren que, a más recóndito y especial sea ese lugar, más posibilidades hay de que no vuelvas jamás.
Cómo aprovechar el momento
Creo que otra conclusión obvia es que hay que disfrutar cada segundo de esos momentos que pasamos en lugares bonitos. ¿Cómo hacerlo?
Lo primero, es ser consciente de la reflexión inicial: “considere la posibilidad de que nunca vuelva a estar allí”. Solo pensar en esto, remueve nuestro interior y nos obliga a disfrutar del momento. Además, podemos tener en cuenta algunas ideas:
- Párate, respira profundamente, abre bien los ojos, y dedica un par de minutos a sumergirte en el lugar. Toca los objetos, huele, escucha atentamente.
- Sé agradecido. Cuando estoy en entornos naturales, doy gracias al Creador. Si no crees en eso, agradece igualmente la posibilidad de estar vivo justo ahí.
- Explora un poco más. No te quedes con lo que todo el resto de visitantes ve. Sé curioso.
- Pregunta, infórmate. Busca en Google si quieres, aunque mejor si te informa alguien local. Si muestras interés genuino, seguro que encontrarás personas deseando enseñarte lo que nadie sabe.
- Muestra respeto. Allá donde fueres, haz lo que vieres. Tu tierra, tus costumbres, tu familia… no son mejores. Puede que a ti te gusten más, pero si nadie te pidió opinión, ahórratela.
- Captura imágenes. No soy partidario de hacer muchas fotos. Quizá puedas encontrar una mejor en internet. Pero una foto con personas disfrutando sí es única. Estas fotos te transportarán de nuevo allí aunque no puedas ir de nuevo.
- Disfruta y presta atención a las personas más que a los objetos. Por último, sé equilibrado. Los sitios son especiales solo si alguien los disfruta. A veces pienso en cuántos lugares espectaculares quedan por descubrir. Así que no gastes todo tu tiempo como si fueras un monje tibetano. Disfruta, corre, salta, canta. Y hazlo con los tuyos. Ellos se merecen más atención que cualquier objeto, por muy bello que sea.
Obviamente, no podemos hacer todo esto constántemente. Creo que lo lógico es aprovechar esta reflexión tan potente solo para lugares especiales. No lo termino de ver tan útil cuando visitamos el baño, la cocina, o el vehículo que nos lleva y nos trae al trabajo.
Por último, piensa también en el “¿Pero y si?”. ¿Y si sí vuelves? Así que no te olvides de capturar el sitio, tomar notas, hacer fotos… Si sigues el método C.A.R., una vez capturado el lugar, al analizar esa captura, podrás archivarlo en una lista de sitios especiales, o en una lista del navegador GPS.
Y por supuesto, para disfrutar de sensaciones de este tipo es necesario que reservemos tiempo. Nuevamente, un método de organización nos puede ayudar a emplear el tiempo en aquello que deseamos, y además, hacerlo sin prisas, sin estrés. Mi sugerencia al respecto es que bloquees ese tiempo. Me parece que añadir un deseo a una lista no genera acciones reales. Pero si lo bloqueas, solo tienes que llevar ese deseo a la realidad cuando te lo has propuesto.
Resumiendo
Pensar que puede ser la última vez que disfrutas de un lugar que visitas es una reflexión muy profunda. Por eso, merece la pena exprimir esas sensaciones, al mismo tiempo que capturamos información de forma inteligente. La idea es disfrutar en lo que se pueda de la vida, no simplemente transcurrir por ella. Vivir, no solo sobrevivir.