Los graznidos de los patos no tienen eco

Patos

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Los graznidos de los patos no tienen eco… ¿Habías oído alguna vez esa afirmación? Al parecer es una creencia bastante extendida.

Hay bastantes investigaciones sobre el tema. Me gustó una que incluye los sonidos de los graznidos y sus ecos en diferentes entornos controlados. Cómo no, la web de referencia es acusticaweb.

Y, por si tienes mucho interés, aquí abajo tienes un video del programa cazadores de mitos:

Resumiendo mucho lo que explican los experimentos, parece ser que, en determinadas condiciones, el eco del graznido sí se produce, pero no es audible para el ser humano.

Más allá de si es mito o no, la tontería de lo del graznido de los patos me hizo pensar en una reflexión. ¿Te ha pasado que haces un comentario o sugerencia y nadie te hace caso? ¿Y te ha pasado también que otra persona diferente viene y dice exactamente lo mismo que tú y todo el mundo reacciona? Y si no te ha ocurrido directamente… ¿a que lo has observado alguna vez?

No se sabe por qué, el caso es que algunas personas hablan o actuan sin que exista mucho rebote. Por muy brillantes que sean sus ideas, parecen no tener fuerza, y se pierden en el espacio.

¿Qué podemos hacer para no graznar como patos sin eco?

Patos y sus graznidos sin eco

Algo que podemos hacer para que lo que hagamos tenga eco es limitar la cantidad de propuestas, proyectos, consejos, ideas… Sí, es verdad que, por estadística, a más repeticiones, más opciones. Pero también habrá una mayoría de las veces en que nuestros intentos no tendrán impacto, no resonarán. Serán como los graznidos de los patos. E incluso podríamos perder autoridad. Como lo de “¡que viene el lobo!”.

Otra idea a tener en cuenta es cuidar los detalles. El momento, el tono, las formas, y un sinfín de pequeñas variables condicionan el resultado. Sin volvernos fanáticos ni extremistas, hay que tener en cuenta que todo cuenta. (Sí… he repetido 3 veces la palabra “cuenta”).

Tampoco está de más dedicar un tiempo a reflexionar. Pensar antes de hablar. Planificar antes de actuar. La efectividad envuelve conseguir resultados con los recursos adecuados. Y para lograr eso, hay que darle al coco y planear una buena estrategia.

Por cada hora de planificación, ahorrarás dos o tres de ejecución. Clic para tuitear

Y una cuarta forma de evitar el silencio de los patos es elegir proyectos, o trabajos, que puedan multiplicar su impacto, que tengan un efecto mariposa. A los expertos de finanzas les gusta llamarlos “negocios escalables”. Los no tan expertos les llaman “ingresos pasivos”. Un ejemplo para entender esto:

  • Hacer una reparación en un hogar donde todavía no vive nadie es un bien, pero no te vas a hacer famoso por ayudar a los demás. Te pagan tu trabajo y tiempo, y todos contentos.
  • Por otro lado, escribir un libro y dar con la clave para resolver un problema común, puede llegar a ayudar a miles de personas. Todo, con, relativamente, no mucho trabajo.
No subas la voz, mejora tu argumento

Seguro que habrá más conceptos a implementar. De todas formas, la clave está en aplicarnos el cuento. Se trata de intentar beneficiar a los demás, a cuantos más, mejor. No es tanto la necesidad de figurar, sino la de ayudar (y la de no parecer un pato mudo, cuac, cuac).

Para que tus acciones beneficien a otros, procura que su eco se oiga alto y claro. Clic para tuitear
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El arte del sitzfleisch para completar tareas

¿Te cuesta terminar algunas tareas? ¿Se te atragantan como si fueran una bola de pan enorme en tu garganta? Hace un tiempo, capturé una palabra que me llamó la atención: sitzfleisch. Investigando un poco, encontré otra expresión muy relacionada: «Old iron ass». Sí, la traducción es correcta. Vamos a ver de qué se trata y si realmente es efectiva, porque aparentemente choca con algunas técnicas modernas de productividad.

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Me contaba mi mujer el otro día, una anécdota curiosa que le había ocurrido mientras iba a casa de sus padres. En la zona hay

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Saber cómo es un piano no te convierte en pianista. Y saber algo de productividad no te convierte en alguien productivo.

Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?