¿Has oído hablar de las leyes de Murphy?
- Los pares de calcetines siempre van de dos en dos antes de entrar a la lavadora y de uno en uno al salir de ella.
- Cuando tengas las manos embadurnadas de grasa, comenzará a picarte la nariz.
- Llevar un paraguas cuando hay previsión de lluvia hace menos probable que llueva.
- Cuando necesites abrir una puerta con la única mano libre, la llave estará en el bolsillo opuesto.
- Da igual por donde abras la caja de un medicamento. Siempre te molestará el prospecto.
- La velocidad del viento aumenta proporcionalmente al precio del peinado.
Estas son tan solo algunas de las famosas leyes de Murphy.
Más de una vez sonreímos al escucharlas porque… ¡son verdad! ¿O a ti no te ha pasado? Claro, efectivas, lo que se dice efectivas, no son, por lo menos a nuestro favor. Así que, ¿por qué no le damos la vuelta a la tostada?
Las leyes de Murphy y su comienzo
El Sr. Murphy comenzó con su primera ley en 1949. No está claro el origen real, pero parece ser que este señor, que era ingeniero aeroespacial descubrió que cierto sistema tenía todos los conectores al revés. Murphy, frustrado, le echó la culpa a su asistente, diciendo: «Si esa persona tiene una forma de cometer un error, lo hará». Después se transformó en “si puede ocurrir, ocurrirá”, y finalmente en “todo lo que pueda salir mal, pasará”.
Lo curioso es que esta frase era anterior. Es la ley de Finagle de los negativos dinámicos que data de aproximadamente 1940. Un ejemplo más de cómo se transforman las cosas y la gente se adueña de ideas antiguas.
Ahora se usa mucho decir un concepto y añadir “yo le llamo”, o también decir: «como yo siempre digo», como si hubiésemos descubierto la pólvora. La realidad es que está todo inventado. Lo que cambia es la forma de expresar y de aplicar.
Bueno, que me lío… Con el tiempo apareció el libro, y en la actualidad cualquier frase breve que exprese algo en la línea de las frases originales, se le considera también una ley de Murphy. Por ejemplo, estas son algunas leyes de Murphy para las vacaciones:
- Si te estás quedando en un hotel no conocerás a nadie que te caiga bien, a menos que solo te quede un día de hospedaje.
- Si estás viajando para comprar una cosa en específico, se habrá agotado cuando llegues o no te alcanzará el dinero por haber ido comprando recuerditos y dando propinas.
- Cuando repartas las tonterías que trajiste del viaje, notarás que te faltó la de ese compañero de trabajo al que llevas meses intentando caer bien.
- Cuanta más felicidad sientan otros al darse un baño, más probabilidades de que seas tú quien está guardando las toallas.
- Cuando por fin tengas un rato de tranquilidad para tomar el sol, te quedarás dormido y acabarás quemado como una gamba.
- El viaje siempre parecerá más largo de lo que realmente es. Pero cuando te toque regresar a la normalidad, sentirás que necesitas unos días más.
- A más deliciosa sea una comida exótica, mayores probabilidades tienes de que te siente mal. Pero eso no ocurrirá justo al instante, sino en cuando se de la combinación de la mejor excursión programada para las vacaciones y la distancia más larga a un baño.
- El día que escoges para ir a la playa será el mismo día en el que la naturaleza decide que debe llover.
- La cantidad de fotos tomadas en un viaje es inversamente proporcional a las ganas de revisarlas.
- Aunque haya sido el año más tranquilo de la empresa, irremediablemente se desatará una crisis y te tocará averiguar dónde queda el Ciber Café más cercano.
Dime que no te ha pasado nunca nada de eso y que te suena a chino.
Y solo son para las vacaciones. Tienes listados de estos para cualquier actividad que imagines.
Por qué las leyes de Murphy suelen acertar
Lo cierto es que las leyes están basadas en una cosa llamada entropía. También en el miedo a perder, en la memoria selectiva y en el sesgo de negatividad. El cerebro recoge muchos inputs como tenencias. Es decir, cualquier proyecto, cualquier cosa en la que estés trabajando, sea virtual, objetos también… todo esto son cosas que posees, y tu cerebro no quiere perderlas.
Esto se puede ejemplificar con la lotería. Tu echas la lotería, y lo más probable es que no te toque (no pasa nada, otra vez será). Ahora, imagina que te toca el billete premiado y que lo pierdes. ¿Cómo te sientes? Claro, porque has perdido algo que es tuyo. Sin embargo, no era tuyo hace unos minutos y no pasó nada.
El efecto que produce en el cerebro estas pérdidas hace que sean memorizadas a fuego. Nunca te vas a olvidar de ello. Por eso se llama memoria selectiva. Tendemos a recordar mucho mejor las veces que algo sale mal, que las muchas veces que sale bien o que simplemente no pasa nada. Y la sensación es que son más les veces negativas, aunque esto no sea real.
Como las leyes de Murphy son negativas, tienden a cumplirse, por lo menos en nuestra imaginación.
También hay que decir que algunas de las leyes sí tienen base lógica, física o hasta científica.
Vamos a ver 3 de estas graciosas leyes de Murphy y cómo evitar que nos vaya tan mal como parece que quiere el autor.
1. Si algo puede salir mal, saldrá mal (si una cosa puede ir mal, irá peor; si hay diversas cosas que pueden ir mal, irá mal la que haga más daño).
A la primera de las leyes de Murphy le siguen una serie de enunciados todavía más dramáticos si cabe. Como comentábamos antes, nuestra memoria se acordará mucho más si algo sale mal, y cuanto peor sea, más nos acordaremos. Aparte de que las personas afectadas por el desastre, o aquellas que lo observan tendrán también la misma sensación de catástrofe en plan fin del universo.
Así que, por si acaso, o como dice el humorista José Mota, «¿y si es que sí?»; vamos a buscar maneras de paliar el supuesto desastre.
Estrategia defensiva
Algo a tener en cuenta es que toda acción tiene un resultado. Por eso, cuando planificamos, tenemos que usar una estrategia defensiva. Hay que preguntarse: «¿qué es lo peor que podría pasar si ____?»
Como cabe la posibilidad de que nuestro plan vaya mal, siempre debemos tener un plan de emergencia. Dependiendo de la magnitud o de la importancia del proyecto, podrán ser necesarios varios planes alternativos.
Pero no vale con idearlos. Hay que probarlos. Porque ya sería el colmo que fueran fallando uno detrás del otro. Es como si las leyes de Murphy nos dieran un cachetón tras otro (figurativamente hablando).
Cálculo de máximos
También es bueno hacer un cálculo de máximos. Ya hablamos de esto en el al tocar el tema de la puntualidad. La idea es escoger, de los posibles escenarios, el peor. Y esa cifra o resultado es el que hay que usar para el proyecto. La mayoría de las veces, usamos más bien promedios.
Un ejemplo: Pensamos en un traslado y usamos Google Maps o una herramienta de este tipo. Nos va a dar el promedio. Podemos mejorar el cálculo poniendo el día y la hora, pero es mucho más certero pensar cuánto tiempo podemos tardar si ocurren desgracias tipo accidente, retención, pinchazo, emergencias fisiológicas.
No te quejes
Además hay cosas que no ayudan a minimizar los efectos. Una que hay que evitar a toda costa es quejarse. Además de la mala impresión que causa, es una pérdida de tiempo total. Y, no se si te has dado cuenta, pero cuanto más te quejas, más aumentas la gravedad del asunto. Si por contra, miras lo positivo, parece que no ha pasado algo tan grave. ¡Sonríe!
Ni busques culpables
Lo mismo sucede con buscar culpables. No hay que buscar al culpable, sino el protocolo o procedimiento que ha fallado, y ponerse manos a la obra para evitar que vuelva a suceder. Incluso, sería muy positivo pedir ayuda a la persona que se ha equivocado, si es que está identificada, y asegurarle desde el principio que seguimos contando con ella; que todos somos humanos, y erramos.
Equipos positivos
Por último, debemos pasar a la acción rápidamente. Nada de análisis en momentos de crisis. Ya se analizará cuando haya pasado el temporal. Hay que arremangarse y ponerse manos a la obra. Claro, ayuda mucho tener personas con esta línea de pensamiento, preparadas para actuar, con una actitud positiva.
A veces vale más rodearse o contratar personas con este perfil, que aquellas que tienen muchos títulos y aparentes competencias.
2. Si tienes una tostada untada con mantequilla y se te cae, siempre caerá del lado de la mantequilla
Esta es una de las leyes de Murphy que es cierta irremediablemente. Hablamos incluso desde el punto de vista científico. Hubo un señor llamado Robert Matthews, investigador de la Aston University, en Birmingham, que recibió en 1996 el Premio Ig Nobel de física (son una parodia estadounidense que premia a los científicos que hacen reír a la gente, y luego la hacen pensar). Le dieron el premio por un estudio sobre un derivado de una de las leyes de Murphy, en particular, por la demostración del caso de la tostada con base en las constantes fundamentales. En el video de abajo se ve su demostración.
Toda acción tiene una consecuencia
Esta es una realidad de la que nos solemos olvidar. Todo acto en la vida tiene resultados. Y aunque es cierto que muchas veces la consecuencia exacta es impredecible, si podemos prever resultados de forma general (una higuera dará siempre higos).
Prever movimientos
Esto es algo muy importante en los trabajos manuales, y sobre todo al usar herramientas. En muchos cursos de prevención de riesgos no se habla de esto al detalle. Un ejemplo: estás apretando una tuerca, se te resiste, y al final, se te resbala la llave. Tu mano viaja justo hasta esa otra piecita puntiaguda, y… corte al canto. Parece una tontería, pero si visualizas el movimiento de la mano teniendo en cuenta la fuerza y la dirección, te podrás colocar de forma que no te hagas daño.
Usar medios de protección
Lo mismo con la ley de Murphy de la tostada. Se soluciona normalmente poniendo un plato debajo. (Mi mujer se va a reír un rato cuando lea esto, porque siempre me lo recuerda, jejeej). Al caso: al usar o trabajar con cosas pringosas, hay que evitar acercarse a los objetos que piden a gritos mancharse (sillones, ropa elegante…). También hay que usar medios de protección como ropa preparada para mancharse.
Pensar antes de
Y lo mismo sucede al conducir, al hablar y al actuar. Hay personas que entre el cerebro y la boca tienen, en vez de un freno, un acelerador. No piensan antes de hablar, y la tostada cae de plano manchando nuestra reputación e hiriendo a los demás.
Hablamos en otro capítulo sobre la regla 10 10 10 para tomar decisiones. ¿Qué pasaría si tomo esta decisión dentro de 10 minutos, dentro de 10 meses y dentro de 10 años?
En resumidas cuentas, vale la pena pararse un poco, y pensar antes de actuar.
3. Siempre encontrarás las cosas en el último rincón donde las buscas
Esta ley es totalmente cierta. Bueno, en realidad, más que cierta, es obvia. La razón de encontrar las cosas en el último lugar, es que no seguimos buscando. Y, además, si las hubiéramos encontrado a la primera, no habríamos buscado.
Entonces… ¿por qué usamos esta expresión? Porque no encontrar algo es desesperante. Y a alguien hay que echarle la culpa, ¿no? Pues no, así que vamos con la solución.
Cada cosa en su lugar
Tanto en casa, como en el trabajo, como en el coche, vamos, en todos sitios, hay que establecer un lugar para cada objeto. Hay quien dice que esto no va con ellos porque son gente tipo creativos. Este es uno de los conceptos que no tienen mucha base. Pero ya lo dice una de las leyes de Murphy: «por muchas veces que se ha demostrado algo, siempre habrá quien siga creyéndolo».
Lo cierto es que puedes ser creativo y ordenado. Y vas a ganar mucho tiempo creando en vez de buscando. Algo que nos puede ayudar es colocar los objetos según su tipo. La ropa con la ropa, los libros con los libros, material de oficina con… y así por el estilo.
Y para las cosas que no tienen un sitio definido, podemos también establecer un sitio. Ahí pondremos todo lo que no sabemos dónde va. NOTA: Este no es un buen consejo, es más bien un apaño.
Accesibilidad
Además de tener su hueco, es importante colocar las cosas de tal manera que las podamos rescatar con un solo movimiento. No es demasiado práctico colocar cosas en estantes inalcanzables, o en huecos donde amontonamos o apilamos. De esto sabe mucho la señora Marie Kondo.
Fijaciones de memoria
Un último truco. Cuando dejamos un objeto, hagamos una fijación en la memoria. Para ello tenemos que parar un par de segundos y fijarnos en algo distinto. Esto sirve también para acciones repetitivas. Un ejemplo: cierras el coche con el mando, y 10 segundos después te preguntas si lo has cerrado. El truco está en parar y fijar la atención en algo un momentito. Quizá el nombre de una calle, algún coche llamativo, un balcón. Esto ayudará a que la acción se guarde en nuestra memoria.
Por supuesto, lo mejor para huir de esta ley de Murphy es tener pocas cosas. Eso que le llaman minimalismo.
En conclusión:
Podríamos hablar de las leyes de Murphy hasta la extenuación. Pero la idea es aprovechar lo que sucede para nuestro bien. Muchas veces simplemente es cuestión de pensar un poco, y actuar. Sobre todo actuar. Como dice una frase:
«El pesimista se queja del viento, el optimista espera que cambie, el realista ajusta las velas»
Esto ha sido todo por hoy… Espero que te haya gustado.
Pd: Lucha con todas tus fuerzas con otra ley de Murphy: Si hay algo que pueda suceder para que no te suscribas a esta web, sucederá. (Siii, ya lo se… es inventada, pero ya me dirás si se cumple o no)
*Imagen de cabecera: Steve Buissinne en Pixabay