Cumple por fin con esas metas de año nuevo

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Se acerca un nuevo año, y con él, damos por cerrada una etapa y comenzamos otra. Es bastante frecuente que, aprovechando este final de ciclo, nos pongamos metas y objetivos. ¿Te has puesto los tuyos ya? ¿Crees que los conseguirás? ¿O se trata, un año más, de los mismos deseos inalcanzados (des-hechos)?

Por qué la mayoría no logra cumplir con sus metas de año nuevo

El tema de las metas puede ser frustrante. Es como un conductor de un vehículo donde va su familia. Los niños no se preocupan mucho de a dónde van o por dónde van. De eso te encargas tú. Vas mirando cuándo girar, cuándo frenar o si hay que cambiar de ruta. El problema es que, a veces, sin darnos cuenta nos hemos escurrido al asiento del copiloto, y quien dirige nuestra vida ya no somos nosotros.

Según algunos estudios, el 92% de las personas no cumplen sus propósitos de año nuevo. No soy de fiarme demasiado de los estudios, pero creo que el porcentaje de personas que no logran sus objetivos es alto.

El problema es que se produce un efecto “antibiótico”. Al no lograr resultados, el proceso de ponerse metas y trabajar por ellas, se convierte cada vez en menos eficaz.

Personalmente, prefiero hacer balance del año a principios de septiembre. No me parece que el fin de año y comienzo de otro, con tantos días festivos, sea el momento ideal para comenzar a trabajar en una meta. Tengo bastantes razones para revisar y comenzar proyectos en septiembre, pero no es el tema de hoy. Igualmente, el comienzo del año es un buen momento para ver cómo van los propósitos y metas de septiembre, y redefinir si es necesario.

Hemos tratado en artículos anteriores, diferentes aspectos relacionados con cómo conseguir nuestros objetivos. Por ejemplo, en el artículo “Cómo ponerte objetivos con los criterios S.M.A.R.T.”, vimos en profundidad un sistema muy efectivo para cumplir nuestras metas.

En el artículo “La fuerza de NO voluntad”, vimos la relación entre querer y lograr.

Y también, en el artículo “Apunta a la luna”, analizamos una frase famosa nos sirvió para ver las ventajas de ponerse metas un poco más altas de lo que podemos conseguir.

La clave para cumplir los propósitos de año nuevo está en el «Ser, hacer, tener»

Hoy vamos a añadir otro aspecto más, que quizá ayude a explicar por qué a muchos les cuesta conseguir sus metas: se trata del orden correcto entre tener, ser y hacer.

Muchos propósitos tienen que ver con tener. “Quiero tener este auto”, “quiero cambiar de casa”. Otras metas se relacionan con hacer. “Quiero aprender inglés”, “quiero terminar de reformar la casa”…

Pero pocas metas se definen con el ser. “Quiero ser más efectivo”, “quiero ser más amable”.

Claro, es cierto que los objetivos relacionados con el “ser” pueden parecer más abstractos, pero para eso tenemos sistemas, como el método SMART, que comentábamos antes. Además, son las metas relacionadas con el ser las que más fácilmente se cumplen.

Sin embargo, el problema principal no es la meta que nos pongamos, sino el orden de los factores. Para tener, hay que hacer, y para hacer, hay que ser.

Muchas personas pretenden hacerlo al revés, y dicen cosas como: “Si tuviese dinero, haría cosas buenas por otros, y sería feliz”. No se dan cuenta de que es justo al revés: “Soy feliz, por eso hago cosas buenas por otros, y como resultado, recibo el dinero suficiente para vivir”.

El mejor objetivo de año nuevo es SER

Por otro lado, no ser impide tener. Lo ilustro con un vaso.

Imagina que eres un vaso de 33cl. Pero tú quieres llenar el vaso con un litro. ¿Qué pasará si viertes el litro en el vaso? ¡Obvio! El agua llenará el vaso, y después, comenzará a rebosar.

Lo mismo pasa cuando hacemos porque queremos tener, pero no somos. Un vaso de 33cl. no está preparado para guardar un litro. ¡Ese es el problema! Primero el vaso tiene que crecer, y después podrá llenarse con ese litro.

Con las personas igual. Primero debemos capacitarnos, prepararnos en sentido emocional y en conocimiento. Después, habrá que hacer. Y, como resultado, vendrá el tener.

¿Y cómo trabajar el ser? Pues es una cuestión de mentalidad y de aprendizaje. Lo primero es parar y reflexionar. Plantearnos qué queremos y por qué. Definir bien lo que queremos lograr. Visualizarnos como si ya hubiésemos logrado esa meta. Sentir que ya somos.

Después, es necesario aprender. Leer libros, blogs, escuchar podcasts, hacer cursos online… Lo que sea para dominar la materia. Mientras aprendemos, no dejemos de visualizarnos y sentir como si ya hubiésemos logrado el objetivo.

*Por cierto, si quieres SER una persona más efectiva, te recomiendo el método C.A.R., con el que lograrás SER más organizad@, efectiv@, y dejar a un lado el estrés.

Y finalmente, antes de empezar a hacer, plantear una estrategia realista y efectiva. Nuevamente, no nos olvidemos del primer paso: imaginarnos como si ya fuésemos eso que queremos. Esto de “visualizar” debe permanecer activo hasta la consecución de los objetivos.

Dicho de otro modo, se trata de ser fuerte, de sentirte fuerte, antes incluso de hacer ejercicio y tener un cuerpo lindo. Es sentirte abundante antes de trabajar más, y eliminar tus deudas. Es, en definitiva, SER.

Si lo hacemos así, las probabilidades de que este nuevo año sea distinto, serán mucho mayores. Estaremos, por fin, plantando semillas de las que dan fruto.

Así que recuerda:

Primero ser, después hacer, y finalmente, como resultado, tener.

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Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?