Las 7 “des” para que un proyecto funcione

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¿Tienes algún proyecto en mente? ¿Se trata de un simple hobbie? ¿Es una meta personal como aprender un idioma, mejorar tu salud, o librarte de un mal hábito? ¿O hablamos de un proyecto a gran escala, quizá una idea de negocio? En cualquier caso, te presento las 7 “des” que te ayudarán a que tu proyecto tenga éxito.

La mayoría de los proyectos que la gente se pone como meta lograr, se quedan a medias, o ni siquiera empiezan. Una cosa es querer, otra distinta es hacer, y todavía más ajena, es lograr.

Se han inventado muchos métodos y sistemas para lograr que los propósitos, metas y proyectos, se lleven a cabo. Uno es el criterio S.M.A.R.T., del cual hablamos aquí. Pero hoy, simplemente quería compartir algo que se me ha ocurrido, aprovechando la coincidencia con la primera letra de cada palabra: Las 7 “des” para que un proyecto “Despegue”. ¡Vamos con ellas

Definir

Muchos proyectos carecen de definición. Se nos ocurre una idea, y empezamos a trabajar. Vemos lo que a otros les ha funcionado, y pensamos que nosotros podremos también.

Sin embargo, la definición debe ser un ejercicio personal; un alineamiento entre nuestros valores y prioridades, y lo que queremos lograr.

Es necesario parar, reflexionar, y hacerse preguntas. ¿Qué es lo que quiero lograr? ¿Por qué quiero eso? En realidad, el cómo es la última parte, y solo debería plantearse cuando se tiene claro el resto.

En el caso de negocios, no solo hay que ver si coinciden nuestros valores con el objetivo. Lo ideal sería que trabajáramos en algo que nos gusta, que se nos da bien, y que resuelve un problema de otros. Algo así como la técnica MPS.

Así que para, define, dibuja… y decide (¡vaya! Había más “des”…)

Dividir

Por muy simple que sea un proyecto, normalmente requiere de una estrategia de pasos a seguir. Como decíamos antes, el cómo es secundario, y no suele coincidir lo que imaginábamos que haríamos para conseguir una meta, con lo que finalmente tenemos que hacer.

Cada paso que damos debe ser examinado en base a las circunstancias, y por eso, debe ser modificable. Y por eso, debemos ir paso a paso. Así se llega al Everest, dice un dicho.

Además, dividir un proyecto en pequeñas partes, es una de las claves de la efectividad. Esta forma de actuar tiene muchísimas ventajas. Te libera del estrés, ya que solo tienes que pensar en el siguiente paso. Te ayuda a tener foco en lo que estás haciendo. Engaña a tu cerebro haciéndole creer que lo que hay que conseguir es poco. Nos ayuda a definir mejor… y así podríamos seguir.

Por eso, divide y vencerás.

Desarrollar

A medida que seguimos avanzando, debemos también seguir desarrollando el proyecto. Vamos dando pasos, y la estrategia cada vez está más clara.

El análisis de los errores y aciertos nos permite ampliar el proyecto inicial. Y recuerda que no solo hablamos de metas a gran escala, sino también de proyectos personales.

Hasta un hobbie puede desarrollarse y convertirse en un proyecto de vida.

Claro, este desarrollo implica aprendizaje. Y ahí es donde se suele fallar. La falsa creencia de que ya lo sabes todo, o la parálisis por análisis inicial, o incluso el engaño de nuestro ego, quizá alentado por la experiencia… Todos estos factores y otros más, provocan que algunos crean que no deben seguir formándose.

Sin embargo, la formación continua es esencial para conseguir un objetivo.

Aquí habría que dividir el desarrollo en dos partes: desarrollo personal (nos formamos como individuos), y desarrollo del proyecto (damos forma a lo que hacemos). Ambos caminos implican seguir aprendiendo.

Difundir

Otro error común, sobre todo en objetivos comerciales, es pensar que, como ese proyecto que tenemos es muy bueno, la gente vendrá en masa a solicitarlo y a felicitarnos por tan buen trabajo.

Sin embargo, la realidad suele responder con un tortazo a esta forma de pensar. La competencia actual ha convertido el negocio de la atención en una jungla llena de animales salvajes.

¿De verdad creías que ibas a conseguir la atención de la gente sin esfuerzo ni inversión cuando las grandes empresas -que ya tienen mucha fama- invierten millones en publicidad?

La difusión es imprescindible. Puedes hacerlo gratis, pero entonces la ecuación será tiempo y esfuerzo.

Delegar

Una vez que el proyecto va creciendo, se hace necesario delegar capacidades y esfuerzos. La distancia que un solo hombre puede recorrer está limitada. Pero como dice cierto dicho, cuando las arañas tejen juntas, pueden atrapar a un león.

Cuando un proyecto está bien definido, y ha ido madurando, es relativamente sencillo que otros quieran apoyarlo. Nuevamente, te recuerdo que hablamos de todo tipo de proyectos. Ni la familia ni los amigos te van a ayudar en algo que no vas a conseguir. Pero si lo haces bien desde el principio, puedes contar con apoyos.

Delegar se hace totalmente necesario cuando el proyecto tiene cierta envergadura. El buen líder debe saber cuándo estar y cuándo quitarse del medio.

Es posible que sus capacidades ya no sean las necesarias, y que requiera de ayuda de otros profesionales mejor preparados. Se debe valorar si merece la pena esforzarse y gastar mucho tiempo en aprender habilidades, cuando es más fácil delegar ciertas tareas en alguien que ya sabe lo que hay que hacer y cómo hacerlo.

Por supuesto, delegar es un arte, y es un tema para escribir un libro aparte. Si quieres más información, te dejo un artículo que escribí sobre el tema: Quita que ya lo hago yo – cómo delegar y capacitar correctamente

Demorar

Llegamos a fases decisivas. Es posible que hayas hecho muchas cosas bien, pero el proyecto no funcione como te gustaría.

Así que toca hacerse otras preguntas que quizá debieron hacerse en la parte de definición, pero que no han surgido sino hasta ahora.

Por ejemplo… ¿están los demás -clientes potenciales, familia, amigos- preparados para este proyecto? A veces, simplemente, el problema es que todavía no es el momento.

Otra pregunta interesante: ¿me ha cegado la ilusión y he ido demasiado deprisa? Esto es como cocinar. Yo no entiendo mucho, pero parece ser que hay comidas que requieren un “fuego lento”. Y lo mismo pasa con algunos proyectos.

A lo que me quiero referir es que, a veces, necesitamos parar, tomar un descanso, re-definir, meditar en lo que está pasando a nuestro alrededor.

Es posible que debamos parar el ritmo, o reducir la cantidad de recursos destinados a un proyecto que no termina de despegar.

Descartar

Llegamos a la séptima “d”. La de descartar. Sí… me refiero a descartar el proyecto. Y quizá pienses que esto no va a llevar al éxito de un proyecto, sino lo contrario.

Pero resulta que, hay veces que es mejor perder una batalla que una guerra. Hay proyectos que no funcionan, y ya está. Esa es la realidad.

Mejor que seguir empeñándote en algo porque tienes cariño a eso que estás haciendo, o porque, claro… ¡has empleado tanto tiempo!… Mejor que seguir dándole golpes a la pared, es parar, y ponerse otro objetivo distinto.

Si no hay avances razonables, si no ves resultados mínimos que indiquen progreso… ¿de verdad tiene sentido proseguir?

Me gusta mucho una forma de pensar americana: “Equivócate joven, rápido, y barato”. Hay cientos de proyectos en los que te puedes embarcar. No te cierres puertas a ti mismo, sobre todo cuando ves que la cosa no funciona.

La experiencia adquirida probablemente te ayudará para ir mejor la próxima vez.


¿Qué te han parecido las 7 des para que un proyecto funcione?

Te las resumo:

  1. Define
  2. Divide
  3. Desarrolla
  4. Difunde
  5. Delega
  6. Demora
  7. Descarta

Hay una última D que me gustaría compartir contigo. Sea lo que sea… ¡Disfruta!

Las 7 "des" para que un proyecto funcione: Define – Divide – Desarrolla – Difunde – Delega – Demora – Descarta . Y una extra: ¡DISFRUTA! Clic para tuitear

Jurista y juez

¿Consideras que eres una persona honesta? Hace poco escuchaba una anécdota sobre un padre y un hijo que iban a cruzar una calle. El semáforo

Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?