Ahora mismo estoy escribiendo artículos de diferentes temáticas a un ritmo de uno al día. Sigo mejorando el curso CAR, promocionándolo de distintas maneras, y dando formaciones online. También estoy escribiendo un libro sobre minimalismo que espero tener listo en no mucho tiempo.
Por otro lado, sigo trabajando para una empresa a jornada completa, atendiendo la casa, la familia, la salud, y también dedico bastantes horas a la semana a labores voluntarias.
Durante el día, a veces en multitarea, y a veces en modo enfoque, recibo formación en formato curso, podcast, blog o libro.
Duermo mis 8 horas, y algún que otro día, también cae una siesta. Y siendo honestos, en casa no nos privamos de tener tiempo de ocio. Vamos a la playa, al campo y nos «apuntamos a un bombardeo».
Algunos amigos, que saben en todos los jaleos en los que estoy metido, me preguntan cómo lo logro. No creo que sea mejor que nadie. Sí, hago algunos sacrificios, obviamente, pero al final todos tenemos 24 horas al día, ni un minuto más ni menos. Evidentemente, usar el método C.A.R. es un factor importante, pero también conozco algún amigo que logra realizar muchas cosas, y no usa ni este ni ningún otro método.
La rueda de las tareítas
Creo que la clave está en algo que he titulado «la rueda de las tareítas». Lo siento, no se me ocurrió nada mejor.
Lo primero, reservas un tiempo para un proyecto. Lo divides en tareas pequeñitas, sencillitas. Las repites un día tras otro hasta que casi no te cueste trabajo. Como cada vez lo haces más rápido, añades un par de tareítas más. Y así, durante un tiempo. Hasta que llega un momento en el que has metido tantas tareítas que empiezas a agobiarte. Y paras, porque no puedes más.
Así que haces «un Pareto«. Eliminas las tareas insustanciales, y te quedas con lo importante. Y nuevamente disfrutas del proyecto. Y te va tan bien que lo haces casi sin pensarlo. Así que vuelves a meter alguna tareíta nueva.
Y el ciclo se repite: agobio, pareto, disfrute, agobio, pareto, disfrute…
Lo bueno de conocer el ciclo es que sabes lo que viene después. La primera vez asusta, pero cuando te ha sucedido varias veces, te lo tomas como si nada. Simplificas, y a disfrutar del proceso.
Y así, día tras día, mes tras mes, año tras año, con constancia férrea, es como se consiguen resultados. De pronto un día miras atrás, y te das cuenta de todo lo que has logrado.
¿Qué te parece? ¿Crees que este sistema te puede ayudar a lograr poner en marcha tus proyectos? Fíjate que no es nada complicado.
- Reserva un poco de tiempo cada día (una hora, por ejemplo).
- Decide que tareas pequeñas harás. Puede ayudar elaborar un checking.
- Sé constante.
- Y prepárate para cuando venga la «bajona».
¿Todavía no te convence? Imagina por un momento lo que lograrías si cada día dedicaras una hora a aprender un idioma. O una profesión. O montar una tienda online, o…¡Da igual! Sea lo que sea lo que te propongas, si eres constante, puedes lograr resultados increíbles.
Así que, ¡adelante! Pon en marcha la rueda.