La ley del espejo: eres lo que ves

Espejos

Tabla de contenidos

Todo lo que ves en la vida es un reflejo de lo que tú eres. O dicho al revés: eres lo que ves en los demás. Esto es lo que alega la ley del espejo, que a su vez se compone de otras 4 sentencias que intentan explicar cómo nuestras reacciones a lo que nos ocurre nos enseñan qué sucede en nuestro interior. Ahora bien, ¿se cumple siempre esta ley? Vamos a verlo…

¿Estás despeinado? ¡Mírate en el espejo!

Para empezar, hay que decir que la ley del espejo tiene bastante lógica. Y esto se puede ilustrar fácilmente con cuando nos levantamos de la cama, y nos miramos en el espejo. Obviamente, estamos despeinados. Y lo suyo sería peinarnos. ¿Cómo hemos sabido que estábamos despeinados? ¿Cómo hemos podido peinarnos y salir del baño confiados en que lucimos algo mejor que al levantarnos? Gracias al espejo.

Evidentemente, el espejo ni te peina, ni te despeina, pero sí te hace consciente de la situación, ya que refleja tu estado.

Lo del peinado es un ejemplo visible, pero claro, hay muchas otras cosas en la vida que no se ven con tanta claridad. Por ejemplo, las emociones.

Aún así, y siguiendo la analogía de un espejo, se han elaborado 4 leyes o principios que establecen que lo que vemos en otras personas o situaciones, en realidad refleja cómo somos o cómo nos sentimos. Por un lado, esto nos permite conocernos mejor, y por otro, actuar en consecuencia y «peinarnos» emocionalmente.

Las 4 leyes del espejo

La famosa ley del espejo, se divide en otras 4. Dependiendo de dónde encuentres la información, o infografía, verás que hay algunas variaciones. En mi caso, lo que he hecho es adaptar el texto a primera persona, de tal forma que nos lo apliquemos a nosotros, en vez de a los demás.

1ª Ley del espejo: Todo lo que me molesta, irrita o quiero cambiar dentro del otro, está dentro de MÍ

La primera ley establece que, lo que nos molesta de los demás, está, de alguna manera, presente en nuestro interior, y, por lo tanto, debemos ser nosotros quienes cambiemos.

Un ejemplo sencillo. Estamos en un atasco en la carretera, alguien realiza una mala maniobra, y nos hace saltar por los aires. Nos enfadamos muchísimo, y empezamos a insultar al otro conductor.

El insulto o la queja hacen referencia a la maniobra de la otra persona, pero, en realidad, los que estamos enfadados somos nosotros.

Sin embargo, otro día, de esos en que nos levantamos de buen humor, ese mismo conductor podría hacer una maniobra mucho peor, y se la perdonaríamos de forma comprensiva.

¿Qué ha cambiado? Simplemente nuestra actitud. El problema no es la maniobra, sino nuestro carácter, nuestra actitud.

Por otro lado, si te molesta algo es porque lo comprendes, y si lo comprendes es porque, en alguna ocasión, como mínimo, tú también lo has hecho. No te puede molestar algo que no entiendes, que no conoces en absoluto.

Así que, en resumidas cuentas, si te molesta algo de los demás, mira en tu interior porque igual simplemente tienes un mal día, o bien, tú mismo haces o sientes lo mismo por lo que ahora protestas.

Hay un dicho común, por lo menos aquí en España, que resume esta idea: «El que se pica, es porque ajos come».

2ª Ley del espejo: Todo lo que el otro me critica, o juzga, si me molesta o hiere, está reprimido en MÍ y es necesario trabajarlo

La segunda ley del espejo establece que, lo que nos critican, si nos molesta, es porque, de alguna manera, está en nuestro interior.

Esta parte de la ley del espejo me recordó a otra frase que igual has escuchado, sobre todo en discusiones infantiles: «Si te molesta es porque lo eres». La realidad es que, muchas veces, así es.

Un ejemplo. Imagina que te critican porque llegas tarde a todos sitios. Es probable que lleven parte de razón. Pero te da igual. No te molesta. ¿Por qué? Porque no lo ves importante, te parece que está bien así. Perfecto. Pero si te molesta es que, probablemente, en el fondo, te gustaría llegar pronto pero no lo consigues. Lo que te molesta es que te hagan recordar que no has sido capaz.

Así que la solución es intentar mejorar. El problema está, de nuevo, en ti mismo.

*Por cierto, si tienes problemas con eso de llegar tarde, tenemos la solución: Puntualidad: 11 puntos para ser puntuales

3ª Ley del espejo: Todo lo que me gusta del otro, lo que amo en él, también está dentro de MÍ

Esta tercera ley tiene mucho que ver con la envidia. No se envidia lo que se tiene. Si tu tienes un ferrari, dificilmente envidiarás a alguien que tiene un coche de calidad inferior, ni tampoco otro ferrari igual. Se envidia lo distinto, lo que gusta, pero no se tiene.

Por contra, se alaba lo que uno tiene. Es como uno que dice “Me encantan las personas alegres”. Probablemente, alguien que se expresa así, y lo hace con sinceridad, es porque también es alguien alegre.

Si te gustan ciertas cualidades que ves en otros, seguramente es porque tú también las tienes en tu interior.

Quizá no has podido desarrollar o demostrar esa cualidad totalmente, pero está en ti, y depende de ti, por lo tanto, desarrollarla.

4ª Ley del espejo: Todo lo que el otro me critica, juzga o quiere cambiar en mí sin que me afecte, le pertenece a ÉL

La cuarta ley del espejo es justo la contraria a la segunda. Esta declaración me recuerda a la ilustración del regalo.

Si alguien te trae un regalo y no lo aceptas, ¿quién se lo queda? El que lo trajo. Y lo mismo pasa con los insultos o las quejas. Depende de ti si aceptas o no aceptas esas críticas.

Así, si te critican algo y no te afecta, al final, el problema lo tiene la otra persona. Al ver que no consiguen que te afecte, la ley del espejo se pone en contra de ellos, de tal forma que, a menos que cambien ellos mismos, se sentirán cada vez más frustrados. 

Juntando la segunda ley y la cuarta, llegamos a una conclusión interesante. La manera como respondemos a una crítica dejará ver si tiene o no razón. Si nos ofendemos, probablemente, deberíamos cambiar. Si no nos ofende, lo más seguro, es que sea la otra persona la que deba cambiar.

El cuento del beduino

Me gusta mucho un cuento, titulado «El cuento del beduino», que refleja muy bien la ley del espejo, y cómo nos puede ayudar a evitar problemas al mismo tiempo que progresamos como personas. Dice así:

Estaba un beduino sentado en un cruce de caminos a la entrada de un poblado, cuando se acerca a él un forastero en un pollino, y le dice:

«Oiga, en este poblado ¿cómo es la gente?»

El beduino le responde con otra pregunta: «De donde viene usted ¿cómo era la gente?»

El forastero le dice: «Nada, muy mala gente. No me ha gustado nada». 

Así que el beduino le dice finalmente: «Pues aquí son iguales, mejor pase de largo y no se moleste en entrar en el poblado».

Al cabo de un rato llega otro forastero, este en un camello, y le pregunta lo mismo: 

«Oiga, en este poblado ¿cómo es la gente?». 

El beduino contesta de nuevo con una pregunta: «De donde viene usted, ¿cómo era la gente?»

Esta vez el forastero responde: «Muy buena gente. Me han tratado muy bien, muy amables y simpáticos». 

Ya imaginarás la respuesta que le dio el beduino: «Pues, aquí le van a tratar igual de bien. Entre al pueblo y disfrute de su hospitalidad.»

Nuestra opinión de los demás es un reflejo de nosotros mismos

Como muestra este cuento, huir de un sitio por los problemas que tenemos alivia, pero no cura; no soluciona nada. Es cierto que más vale una huida a tiempo, que una humillante derrota. Pero la cuestión es ir a la raíz. Y el caso es que muchas veces recibimos lo que damos, o como dice cierta sentencia: «Se siega lo que se siembra».

Por eso, si queremos que la gente sea buena con nosotros, primero debemos sembrar esa bondad nosotros mismos. Por otro lado, si creemos que la gente no nos trata bien, una buena pregunta es: «¿qué puedo hacer yo por mejorar?».

Conclusiones de la ley del espejo

Resumiendo mucho, la ley del espejo nos ayuda a entender que la clave no está en lo que nos sucede, sino en cómo reaccionamos a ello.

Como todas las leyes o frases famosas, los enunciados son bastante categóricos. Evidentemente, en la práctica, no siempre se cumplen. No todos somos iguales, y, por lo tanto, no todos reaccionamos de la misma manera.

Por eso, observar las reacciones que tenemos, abstraernos y vernos desde fuera, como observadores ajenos nos ayudará mucho a corregir los desequilibrios que podamos tener en nuestro interior. Y entender que lo que vemos en los demás puede ser un reflejo de nosotros mismos, es un gran avance a la hora de comprendernos y ver puntos a mejorar.

Sin duda, conocerse a uno mismo es parte fundamental del correcto desarrollo personal.

Además, aunque las relaciones humanas son complicadas, son la clave de la vida. Sin ellas, no nos conoceríamos a nosotros mismos y no podríamos sentirnos bien, ni seguir creciendo como personas. Y sobre todo, sin relacionarnos con los demás, moriríamos de soledad.

*Si quieres saber más sobre auto-conocimiento, te invito a echarle un vistazo a algunos artículos publicados sobre el tema:

“A menudo las personas dicen que aún no se han encontrado a sí mismas. Pero el sí mismo no es algo que uno encuentra, sino algo que uno crea”. – Thomas Szasz Clic para tuitear
Pensar, hablar, hacer
Psicología

Hacer, hablar y pensar

Hay cosas que no pueden ir juntas, como el agua y el aceite, como estornudar y respirar. Una de esas acciones incompatibles es hacer y

La tiranía de las cifras

Te voy a contar una historia sobre números. Como es obvio, tengo un blog. En el momento en el que escribo esto, hay un promedio

Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?