La importancia del esfuerzo inteligente (Tasartico – Güi Güi)

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¿A ti cómo te gustan las cosas? ¿Fáciles o difíciles? (O “defáciles», como decía mi hija) La mayoría preferimos lo fácil. No es culpa tuya. Tu cerebro prefiere las cosas sencillas. Pero hay un problema. Las cosas más valiosas en la vida, los objetivos más nobles y que más disfrute nos dan, son difíciles de conseguir. Claro, tampoco se consiguen simplemente con ESFUERZO. Entonces… ¿qué hacemos? Hablemos de la importancia del esfuerzo inteligente.

«Adelgaza sin esfuerzo»

No sé si te suena esta frase: «Adelgaza sin esfuerzo». Espera, que hay más…

  • “Aprende inglés en dos semanas”
  • “Hazte rico trabajando 4 horas a la semana”
  • “Gana dinero con ingresos pasivos, mientras duermes”
  • “Mantente sano con una pastillita” 
  • “Visualiza lo que quieres, y el universo lo creará para ti”
  • “Si quieres, puedes”. Y puedes añadir: “Porque tú te lo mereces”

Y podríamos seguir…

¿Te suena todo esto? Son frases curiosas, porque, aunque algunas puedan tener algo de sentido cuando le das una explicación más extensa, en principio, dan a entender que puedes conseguir algo grande, sin esfuerzo. 

Pues bien, resulta que, aunque todos estos eslóganes publicitarios son una auténtica panacea, sí hay una fórmula secreta, una técnica ascentral, que siempre, siempre, siempre… funciona: 

  • TIEMPO X ESFUERZO X INTELIGENCIA = ÉXITO EN TUS PROYECTOS

Bueno, en realidad, hay dos fórmulas ancestrales. La otra es la siguiente: 

  • FALTA DE TIEMPO X FALTA DE ESFUERZO X FALTA DE INTELIGENCIA = FALTA DE ÉXITO EN TUS PROYECTOS

¿Cuál de las dos fórmulas aplicas tú? No soy de dar consejitos, pero, si me permites uno, sería este: 

¡Huye como de la peste de todo aquel que intente venderte algo que incumpla una de las dos fórmulas de antes!

¿Procrastinar o no procrastinar?

Aunque las cosas importantes requieren, normalmente, de esfuerzo, lo cierto es que nuestro cerebro prefiere las cosas fáciles. De hecho, en un artículo anterior, sobre la resiliencia, hablamos acerca de las conexiones neuronales: son como una especie de camino que se va formando en medio de una selva. Cuanto más se camina por el mismo sitio, más fácil es hacerlo nuevamente. A esto se le llama patrones neuronales.

Hay una fórmula matemática de un premio nobel, que por lo visto fue capaz de expresar con números cómo el cerebro decide si vamos a hacer algo o no. Está relacionado con un término que está muy de moda desde hace algún tiempo: procrastinación (es una palabra fea que lo que quiere decir básicamente, es dejar las cosas para mañana… “Hoy no… mañana”).

Resulta que el cerebro busca lo fácil, calcula la posible recompensa y decide si va a hacer algo, o lo va a postergar. En el video a continuación se explica muy bien la fórmula y cómo aprovecharla:

Hay varios factores envueltos, pero, para explicar de forma sencilla la relación entre esfuerzo, inteligencia y resultado, me gustaría contarte una historia una historia real. Piensa en los diferentes detalles porque después vamos a analizar algunos. Esta historia tiene que ver con una ruta bastante conocida donde yo vivo: en Gran Canaria.

Tasartico – Güi Güi

Tasartico es una zona de Gran Canaria, y Güi Güi es una playa famosa por ser prácticamente virgen (más bien poco transitada). Es un verdadero paraíso gracias a que no tiene acceso por carretera, y en barco tampoco es fácil llegar.

El significado de la palabra Güi Güi no se sabe a ciencia cierta. Seguramente es uno de esos términos que vienen del Amazigh, idioma de los beréberes, antiguos pobladores de las islas. Probablemente significaba tener forma de arco, lo cual pega bastante con la forma del macizo montañoso donde está la playa.

Bueno, la historia tiene tela: fue mi hermano el que me convenció para ir, aprovechando que estamos haciendo camping en un punto cercano a la famosa playa. Se anotaron unos cuantos, que se fueron retirando viendo el panorama que se les venía encima, hasta que quedamos cuatro aventureros. Mi hermano, un sobrino político y su mujer, y un servidor. La noche antes preparamos las mochilas excepto el agua, que dejamos enfriando para que no se calentara demasiado en el camino. Decidimos ir en un solo coche, y nos fuimos a dormir pensando en el caminito.

Saliendo a las 6 de la mañanita

Salimos antes de las 6 de la mañana. La salida del camping fue en sí misma toda una aventura. ¡Imagínate! Empujamos el coche y lo dejamos caer para no hacer ruido, como si de ladrones se tratara. Una vez fuera, arrancamos y aparcamos en el punto donde empieza el camino.

Empezamos a subir la montaña muy temprano para que el sol no nos chamuscara la espalda. La subida era muy dura (hablamos de un 17,9% de inclinación). Dependiendo la página de internet que consultes, te dirán que se tarda entre 3 horas y 3 horas y media por trayecto. Nosotros tardamos 2 horas y media en la ida, y en la vuelta serían 2 horas, sin contar las paradas.

Ruta Tasartico - Güi Güi
La ruta en Wikiloc

La subida inicial era bestial. Mi hermano me dijo que la forma adecuada es dar pasos cortos y constantes. Él llegó primero. Nos tomamos un pequeño descanso arriba, disfrutando de la vista del valle. Ya por llegar allí merecía la pena. Eso sí, la playa no se ve sino hasta que llegas. Está escondida entre las montañas… otra cosa que la hace especial.

La ruta desde el pico hasta la playa (vista desde el mar)
La ruta desde el pico hasta la playa (vista desde el mar)

La bajada se hizo más larga de lo que parecía. Las rodillas empezaban a flaquear. Llegando al final, hay unas cuantas casitas, bastante vegetación, y, en contraste con el tipo de terreno seco y árido, agua corriendo por el barranco.

La llegada a la playa

Cuando llegamos a la playa, era temprano todavía. Había un par de casetas con gente durmiendo, dos señores que hablaban entre ellos, vestidos con unas camisetas… sí, sólo con unas camisetas, jejeje.

Lo de llevar SOLO camisetas no tiene mucho sentido, pero… se ve que tenían frío los señores… (en las islas, en las playas más escondidas, hay  gente que aprovecha para hacer nudismo). Bueno, nosotros seguimos a lo nuestro. La playa se divide en dos partes. La más grande es Güi güi chico, y la más pequeña, Güi Güi grande. No me preguntes por qué. Es así y ya está.

(Después de publicar esta entrada, una amiga me dijo que le hizo mucha ilusión porque, hace años, pasó un tiempo en una de las casas de GuiGuy -ahora se llama así-. El caso es que me explicó que le dicen chico o grande, por la anchura del barranco que llega hasta el mar. Esa noche pude descansar por fin tranquilo, jejej.)

Otra cosa de estas raras que te pasan una vez en la vida y no más: al llegar, un perro precioso, creo que era raza labrador, nos empezó a acompañar como si fuera nuestro. De hecho, dejamos las mochilas en medio de la playa, y se quedó a cuidarlas un rato, hasta que le llamamos para que viniera. Podríamos decir que era un perro de alquiler, bastante barato el pobre.

La playa

La playa era un verdadero paraíso. Nos bañamos, paseamos, subimos una duna enorme de arena (el perro también), nos sentamos a hablar mirando el horizonte, y cuando ya habíamos disfrutado suficiente, comenzamos el regreso.

Al empezar a caminar de regreso, comenzó también a llegar gente. Vimos pasar corriendo, en dirección a la playa, a un chaval vestido sólo con un pantaloncito corto (al revés que los de la playa), esmirriao, hecho una pena, con la cara desencajada, moreno como buen canario, sudando a chorros, y con los ojos que se le iban a salir de sus órbitas. Pensamos: “este lo lleva claro”. Al rato, nos adelantó de regreso con el mismo estilo.

Resultó ser nuestro vecino del camping. Irreconocible con esas pintas. Nos dijo que había ido corriendo DESDE EL CAMPING, y que había tardado, si no recuerdo mal, una hora y media (ida y vuelta). Por la tarde quería salir con la bici. ¡Increible!

Antes de subir, paramos a hablar con la gente del lugar, y también para pedirles agua. Eran unos verdaderos “hippies” (no lo digo de forma despectiva ni mucho menos). Nos hablaron de su vida allí, totalmente alejada del resto de la humanidad. Tienen agua, plantan sus cositas, y cuando les hace falta algo, tienen un par de burros para cargar. Así que, tan contentos…

El valle
Vista de una de las casas de los «hippies»

La cueva indiscreta

Bueno, sigamos (si se te está haciendo largo, puedes ir dos párrafos más adelante y saltarte todo esto). A nosotros también se nos hizo larga la subida. Mi hermano y yo comimos en una cueva, y mis sobrinos, prefirieron no parar, porque, sobre todo ella, iba muy perjudicada… Desde la cueva, vimos pasar gente de todo tipo. Una chica parecía que iba a una fiesta… su pareja llevaba todo como si fuera un mulo.

Vista Del Valle desde la cueva
Vista del valle desde la cueva (la playa no se ve hasta que llegas)

Al llegar al pico, nos cruzamos con un grupo de gente que ya había llegado hasta ahí, pero cuando vieron lo que les quedaba, se dieron la vuelta. A la bajada, las rodillas nos temblaban. Así que mi hermano y yo decidimos bajar corriendo.

Es un poco más peligroso, pero tardamos nada en llegar al coche (rodeado ahora por un ejército de vehículos mal aparcados). Estábamos tan frescos, nos sentó tan bien ir brincando, que casi seguimos corriendo hasta el camping. Fuimos solidarios, esperamos a la otra pareja, y volvimos al camping.

Todavía nos dio tiempo para disfrutar del día, ver cómo sacaban del agua a una chiquilla que lo estaba pasando fatal con el oleaje, y, por supuesto, contarle a todo el mundo nuestra aventura.

Moraleja

¿Cuál es la moraleja de esta historia? Un par de puntos:

  • Disfrutamos muchísimo. A la mujer de mi sobrino le costó un montón, pero lo consiguió. Ya tiene la medalla para siempre. Si te ha pasado algo parecido, sabrás de la sensación que te hablo.
  • La verdad es que a esa playa puedes ir en barca. Pagas una cantidad, te llevan, y les dices cuándo te recogen, porque, evidentemente, allí no hay cobertura. Sería más fácil. Pero jamás tan recompensador. No es lo mismo que te lleven que superarte a ti mismo y conseguir disfrutar del destino, y del camino, desde el minuto uno hasta el final.
  • Y aquí viene una lección: el esfuerzo no solamente trae resultados, sino que te dignifica. Por eso se dice de un emprendedor que tiene que trabajar duro. En el colegio se alaba a los niños aunque se equivoquen, siempre que se esfuercen. En las empresas premian a los que más horas extras hacen, a los que más trabajan.

Y encontrarás muchas frases más con esta idea:

«El esfuerzo y el trabajo duro son los motores del crecimiento personal”

«Los resultados que consigue entrar en proporción directa de fuerza que aplica. Es sólo a través del trabajo y del esfuerzo doloroso por la energía sombría y valor resuelto que pasamos algo son mejores” (Theodore Roosevelt)

Alguna más de personajes famosos, como Jesse Owens:

«Todos tenemos sueños. Pero para convertir los sueños en realidad, se necesita una gran cantidad de determinación, dedicación, autodisciplina y esfuerzo”

Una más de Ghandi (siempre hay que citarle):

«La satisfacción radica en el esfuerzo, no en el logro. El esfuerzo total es una victoria completa”

Y esta me encanta:

«Contínuo esfuerzo – no la fuerza o la inteligencia – es la clave para liberar nuestro potencial” (Winston Churchill)

No todas las frases famosas tienen razón

Bueno, pues después de la historia de la caminata, y de estas frases tan reveladoras, tengo que decirte, y seguramente te has dado cuenta (disculpa el tachado)… que TODO ESTO ESTÁ INCOMPLETO. No voy a decir que sea falso, no me atrevería. El esfuerzo es necesario. Sin él no llegarás a ningún sitio. Pero no es lo único. Es el ESFUERZO INTELIGENTE lo que te llevará a resultados magníficos. Además, es ese tipo de esfuerzo lo que te permitirá conseguir lo que te propongas, y además disfrutar mientras lo haces.

La conclusión de verdad: esfuerzo inteligente

Fíjate que para preparar la caminata, hicimos muchas cosas. Preparar la mochila, salir a una hora temprano, caminar de cierta manera, calcular los tiempos, la cantidad de agua que íbamos a llevar… y fue la mezcla de preparación más esfuerzo lo que hizo de aquel día, un día inolvidable. Fue lo que permitió que disfrutáramos del sitio sin prisas, prácticamente solos.

No somos expertos en senderismo, ni mucho menos. Simplemente, lo que quería resaltar, es que cuando te preparas, el esfuerzo es rentable. Tu cerebro también sabe esto. No es que sea un vago, es que busca la máxima eficiencia.

Esto no es precisamente lo que te van a enseñar. Mucha gente piensa que hay que trabajar duro, pero eso no es muy efectivo que digamos, si no se acompaña de planificación, de inteligencia. En el libro “Los 7 hábitos de la gente realmente efectiva”, de Stephen Covey, se usa un paradigma: afilar la sierra. Es decir, si vas a cortar un árbol, antes de hacerlo, dedica un tiempo a afilar la sierra. Eso es lo más inteligente.

💪 ¿Te pasa con frecuencia que no consigues hacer lo que te propones? Si quieres aprender las mejores técnicas para aumentar tu disciplina y transformar tus deseos en realidades, échale un ojo al curso de autodisciplina que tenemos en la academia.

Diferentes tipos de gente

Mira… en la vida te vas a encontrar a mucha gente. Verás muchos muy trabajadores, pero no usan su inteligencia. De estos hay montones. Son buenas personas, cuando nos referimos a ellos, decimos: “es muy trabajador”. Y no quiero dar a entender que esto sea malo. Al contrario, mejor ser trabajador que al revés. Pero normalmente, no tienen grandes resultados, ni consiguen logros. Probablemente, seguirán trabajando toda o casi toda su vida.

También hay gente muy inteligente, pero que no quiere esforzarse. De este tipo de personas, no hay tantas. Tampoco van a conseguir grandes resultados, y lo peor es que no van a disfrutar de lo que hacen. Sin faltar el respeto a nadie, aquí en España, hay empleados públicos (funcionarios) que son así. La mayoría cumplen con su trabajo de la mejor manera, pero, tristemente, se sabe de otros que fichan, cumplen su horario, y se van a su casa. Algunos ni siquiera se presentan (otros fichan por ellos). Cada vez esto está más controlado, pero hubo épocas en que era lo normal. Son muchos los chistes sobre el tema.

Muy gracioso, pero… ¿sabes qué tipo de carácter suelen tener este tipo de personas? A veces son gente amargada, que no disfruta de lo que hace. Y es que debe ser contra natura el que te paguen; que te den una recompensa que no te has ganado.

La clave del esfuerzo

La clave está en trabajar de manera inteligente. Y de este tipo de personas, trabajadoras y que expriman el “coco”… dime una cosa… ¿conoces a muchos?

Aquí, en la web EfectiVida hablamos de cosas como adquirir resiliencia día tras día, cómo usar métodos de organización tipo C.A.R., la regla de Pareto, el cuadrante importante-urgente, el uso de las redes sociales, el uso efectivo del smartphone, y quedan muchísimos temas más por analizar. Tengo una lista con un montón de cosas anotadas. Pero la idea es siempre la misma. Quédate con eso: hay que esforzarse de manera inteligente.

En dónde vives seguramente hay muchos caminos… pero realmente nos referimos a sendas simbólicas: La crianza de un hijo, por ejemplo. Cultivar buenas amistades, aprender un oficio, los estudios, el trabajo, ayudar a otra persona, la espiritualidad… Si lo haces de forma inteligente y te esfuerzas, seguro, seguro que los resultados llegarán con el tiempo. Y serán resultados extraordinarios.

Conclusión (definitiva, me despido ya)

Como habrás visto, este artículo ha sido un poco más narrativo de lo normal. Hemos hablado de un tema que no se puede aplicar de forma inmediata o específica. Pero si lo piensas, tiene que ver mucho con la temática de la web: mezclar eficiencia con eficacia, para conseguir efectividad (sin olvidar las cosas importantes de la vida).

Esto ha sido todo por hoy. Espero que hayas disfrutado. Seguramente has podido recordar alguna de tus hazañas personales. No la olvides. Te ayudará ha repetir esas sensaciones de logro.

Sea como sea, muchas gracias por haber llegado hasta aquí. Mientras nos vemos de nuevo (virtualmente), ¡que lo pases muy bien!

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Cuentan que el poeta Paul Valéry le preguntó en una ocasión a Albert Einstein si llevaba un cuaderno encima para anotar sus ideas, y el

Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?