Una de las cosas más importantes en una persona es tener fuerza de voluntad. Perdón por lo de “cosas”, pero es que no sé muy bien qué poner: capacidad, cualidad, característica…
Bueno, el caso es que, no sé tú, yo admiro a aquellos que son capaces de proponerse algo, y lograrlo contra viento y marea.
Aún así, hay algo que me incomoda en la expresión. Es como si se quisieran juntar dos conceptos ajenos, un oxímoron en toda regla. Voluntad (deseo, querer algo) + Fuerza.
Lo curioso del caso es que la fuerza de voluntad no es querer algo con mucha fuerza, sino al contrario. Es una lucha contra algo que, en realidad queremos, una voluntad.
Me explico con un ejemplo. Quieres dejar de fumar. Ok, fantástico, todo el mundo sabe que el tabaco es malo. Pero, ¿quién decidió fumar? Fuiste tú, ¿verdad? ¿Por qué lo hiciste? ¿Por qué lo haces todavía? Es posible que sea para calmar los nervios, o para sentirte bien, o hasta para parecer interesante. Así que, por lo menos a un grado pequeño, deseas fumar. Podríamos decir incluso que tienes la voluntad de fumar.
Por otro lado, y al mismo tiempo, quieres dejarlo. Tu forma de pensar ha cambiado. Ya no te gusta tanto el cigarrillo. Sabes que te hace daño. Así que te lo propones: tienes la voluntad, o propósito de no fumar.
Normalmente, coexisten dos voluntades contrarias. Hacer algo o no hacerlo. Es una lucha, una guerra, donde ganará el más fuerte.

La guerra de las voluntades
El problema de por qué a mucha gente no le funcionan las dietas, ni puede dejar de fumar, o por qué nos cuesta hacer ejercicio, o dejar de criticar, es que seguimos queriendo hacerlo. Nos encanta comer, necesitamos calmar el estrés, preferimos estar sentados viendo la tv, y sentirnos importantes hablando de los demás.
Por eso, cuando luchamos contra esas cosas, y no hemos desarrollado la actitud adecuada, la llamada fuerza de voluntad, es lo contrario: fuerza de no voluntad. No es un río que fluye mansamente, sino un violento remolino.
Por qué si no, esperas a año nuevo para comenzar ese cambio… ¿por qué no lo haces ya? ¿Por qué no lo hiciste la semana pasada? ¿Por qué recaes una y otra vez? ¿Por qué intentas todo tipo de métodos sin éxito?
Sí, claro está, las adicciones no son fáciles de solucionar. A lo mejor necesitaremos ayuda profesional. En el capítulo de la resiliencia explicamos lo de los mapas neuronales y los hábitos. Pero también es evidente que, para lograr un propósito, debemos desearlo con todas nuestras fuerzas. Estas no pueden estar divididas, sino enfocadas. Debemos odiar lo que queremos cambiar, amar lo nuevo que queremos recibir, y estar dispuesto a lo que sea. Solo entonces será en verdad, fuerza de voluntad.
La historia de los lobos interiores

Esto me recuerda a una pequeña historia de un abuelo indio y su nieto:
Quien tiene la voluntad, tiene la fuerza – Menandro Clic para tuitearUna mañana un viejo indio Cherokee le contó a su nieto acerca de una batalla que ocurre en el interior de las personas.
Él dijo, «Hijo mío, hay una batalla entre dos lobos dentro de todos nosotros. Uno es Malvado – Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, soberbia, inferioridad, mentiras, falso orgullo, superioridad y ego.
El otro es Bueno – Es alegría, paz amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, benevolencia, amistad, empatía, generosidad, verdad, compasión y fe.”
El nieto lo meditó por un minuto y luego preguntó a su abuelo:
”¿Qué lobo gana?”
El viejo Cherokee respondió: «Aquel al que tú alimentes.»
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