La filosofía y la efectividad : Mis tres frases favoritas

Filósofos

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La palabra filosofía viene de la unión de dos palabras: filo (amistad), y sofía (sabiduría). Así que sería algo así como amistad o gusto por la sabiduría.

A su vez, la sabiduría es la aplicación práctica del conocimiento, entendimiento, discernimiento, perspicacia, y otros conceptos similares relacionados con la capacidad de pensar y el buen juicio.

Como bien sabes, sobre todo si sigues este blog, la efectividad tiene que ver con la mezcla ideal entre eficacia y eficiencia, y tiene como objetivo final hacer lo correcto de la forma correcta.

Así que, aunque cada palabra tiene su significado concreto, en realidad, la filosofía y la efectividad están íntimamente ligadas. La primera debería tener como resultado «aplicación práctica», basada en conocimiento, y la segunda (la efectividad), también.

En la práctica, hoy en día, la filosofía es la búsqueda de respuestas sobre problemas fundamentales sobre la vida, como la existencia, la moral o la belleza. Personalmente, creo que el objetivo de buscar verdad está bien, pero siempre que también se encuentre. Porque buscar por buscar…

De todas formas, una de las consecuencias de esta rama del conocimiento son las frases filosóficas. Su punto fuerte es que nos hacen pensar; nos hacen plantearnos cuestiones importantes. Y es esta reflexión consciente la que nos ayuda a tomar decisiones basadas en realidades, y no solo en opiniones subjetivas.

Mis tres frases filosóficas favoritas

Hay cientos de frases famosas de filósofos. Incluso hay páginas especializadas en recopilar y organizar este tipo de frases. Yo tengo una carpeta de marcadores en mi navegador con algunas de estas páginas. Por poner un ejemplo, tienes la página “Frasesbonitas.wiki”, que incluye una categoría específica de frases filosóficas.

De todas las que conozco, me gustaría compartir 3 que me han gustado muchísimo. Por supuesto, te explicaré por qué.

«Solo sé que no sé nada»

Sócrates

La frase se atribuye a Sócrates, aunque fue Platón el que, según parece, la dejó por escrito. Pero… como la propia frase indica, ni siquiera esto se sabe con rotundidad. De hecho, la frase que ha llegado a nuestros días ni siquiera es la misma que se escribió.

Más allá de discusiones sobre autores, me quedo con lo que viene a decir. O por lo menos, lo que yo quiero entender.

La cuestión es que lo que sabemos no es nada. Sobre todo en comparación con lo que no sabemos. Aceptar esto es fundamental. La persona que cree saber sobre algo se equivoca rotundamente. Y es, precisamente, su creencia de que entiende algo, lo que eleva su ego, aumenta su confianza, y le lleva a errores.

Por contra, la persona que acepta su ignorancia es humilde. Prefiere buscar respuestas, analizar y tomar datos empíricos basados en pruebas.

El resultado es que sus decisiones son racionales, y no sentimentales, y, por lo tanto, mucho más efectivas que simplemente «dejarse llevar».

En realidad, no es que no sepamos nada. De hecho, sabemos lo que no sabemos. La clave está en no dar por sentado nada.

Por cierto, hay un chiste sobre la frasecita. Parece que le preguntaron a Platón (discípulo de Sócrates), como es que su maestro era tan sabio. Platón contestó: «No lo sé. Solo sé que no cenaba».

"Solo sé que no se nada" ~ Sócrates"Solo sé que no cenaba" ~ Platón (cuando le preguntaron por qué era tan listo Sócrates) Clic para tuitear

«Antes era inteligente y quería cambiar el mundo. Hoy soy sabio y quiero cambiarme a mí mismo»

Sri Chinmoy

Una vez más, la autoría de la frase está en duda. En algunos sitios se dice que la pronunció Sri Chinmoy (el de la imagen). En otros, se la atribuyen a Rumi. En realidad, ninguno de los dos eran filósofos en el sentido estricto de la palabra. Aún así, sus frases dan qué pensar.

La frase del subtítulo («Antes era inteligente y quería cambiar el mundo. Hoy soy sabio y quiero cambiarme a mí mismo»), establece una diferencia muy interesante.

No es lo mismo ser inteligente que ser sabio. Como decíamos al principio, la sabiduría es la aplicación práctica del conocimiento. Una persona puede tener muchos datos, pero no aplicar nada. Al contrario, personas que no han recibido muchos estudios, tienen una sabiduría innata que les lleva a tener vidas felices. Y de eso se trata.

Precisamente, tal como dice la frase, la persona inteligente puede errar en intentar cambiar lo que le rodea. Quizá piense que, gracias al conocimiento, al uso de la dialéctica o a la comparativa de datos, podrá modificar el mundo.

Sin embargo, el sabio entiende que todo nace del interior de uno mismo, y que la respuesta suele estar «aquí dentro».

La verdad es que producir cambios en uno no es nada fácil.

¿Cuántas veces te has equivocado en lo mismo? ¿Cuánto has tenido que luchar (o sigues luchando) por eliminar un mal hábito o por establecer una rutina provechosa?

Por otro lado, es solo cuando somos capaces de transformarnos a nosotros mismos, cuando estamos en condición de intentar ayudar a los demás.

Antes era inteligente, y quería cambiar el mundo. Hoy soy sabio, y quiero cambiarme a mí mismo. ~ Sri Chinmoy Clic para tuitear

«No es lo que te ocurre, sino cómo reaccionas, lo que importa»

Epicteto

Esta frase se atribuye a Epicteto, el llamado filósofo de la no-preocupación. Y, de hecho, la frase de arriba tiene mucho que ver con no preocuparse de lo que nos sucede.

La frase guarda relación con la conocida ley del espejo. No es lo que pasa, sino lo que te pasa a ti. Lo que ocurre a tu alrededor suele ser un reflejo de cómo estás tú.

Este concepto es sencillo de entender. Un ejemplo: ¿la lluvia es mala o buena? Para una persona que tiene que realizar su trabajo a la intemperie, probablemente sea negativa. Pero para una persona de campo que tiene tierras, probablemente sea buena. Así que no es la lluvia, sino lo que tú esperas de ella.

Y lo mismo podríamos decir de la mayoría de las cosas en la vida. No es lo mismo lo que ocurre, que lo que tú sientes.

Hay personas que son capaces de ver algo bueno en todo. No es que sean ignorantes, ni ilusos. Sencillamente, se centran en lo positivo. Son personas resilientes, capaces de adaptarse a los cambios.

Además, no siempre podemos manipular lo que sucede a nuestro alrededor. Pero sí podemos variar nuestras reacciones.

Aceptar esto nos lleva a la auto-responsabilidad; a la sensación de control sobre uno mismo. Al no buscar excusas en el exterior, nos esforzamos por mejorar nosotros. El resultado es sencillamente brutal.

No es lo que te ocurre, sino cómo reacciones, lo que importa. ~ Epicteto Clic para tuitear

¿Qué te han parecido estas 3 frases filosóficas? ¿Por qué no compartes alguna que te guste en los comentarios?

Al final, como habrás podido ver, importa poco quién lo escribió, cómo lo hizo, o qué quiso decir. Lo más importante es poder aplicar algo de valor en nuestras vidas.

Por cierto, juntando las tres ideas de mis tres frases filosóficas favoritas, he redactado una mía. A ver qué te parece.

El problema no es la lluvia, sino lo que tú esperas de ella y lo que tú haces con ella. Por eso, sé sabio y no pretendas cambiar el mundo. Mejor, cambia tú mismo. Y nunca olvides que lo único que sabes… es que no sabes nada. ~ EfectiVida Clic para tuitear
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Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?