Añadir algo en el sitio correcto puede cambiarlo todo. No tiene que ser un cambio trascendental. A veces, basta con una simple coma.
No es lo mismo decir «Vamos a comer niños», que decir «Vamos a comer, niños». La coma, en este caso, salva vidas.

Me gustaría contar una anécdota como muestra.
El túnel Julio Luengo y las pintadas
En Las Palmas hay un túnel que sirve para atravesar la parte central y elegir la dirección hacia el puerto o hacia el sur de la isla. Es una auténtica ratonera, la verdad sea dicha. En la entrada norte del túnel, en su parte superior, hay un pequeño terraplen al que se le añadió en su día una capa de una especie de mortero, con el fin de evitar desprendimientos de tierra y rocas.
Pues bien, a alguien se le ocurrió usar esto como pizarra gigante, y escribió lo siguiente: “NADA ES VERDAD, VALE TODO”.
La frase describe muy bien lo que mucha gente piensa: que no hay una verdad absoluta, que todo es relativo, y que vale todo.
No todo el mundo está de acuerdo con esta forma de pensar. Probablemente, alguno de los conductores que veía día tras día esa pintada, decidió tomar cartas en el asunto. Añadió un par de palabras arriba de la pintada original. Escribió: “Sin Dios”
Ahora la frase completa decía: “SIN DIOS, NADA ES VERDAD, VALE TODO”.
Después vino el ayuntamiento y borró todo, pero si pasas a fecha de hoy por el túnel, todavía puedes ver la pintura tapando esta frase.

Añadir en vez de borrar
No entraremos aquí en quién tiene razón, no es el objetivo de EfectiVida. Lo que quiero resaltar es la genialidad del segundo “pintor”.
No borró lo que estaba escrito, sino que añadió, en el lugar adecuado, un elemento que cambiaba todo el significado. Hacer esto es brillante. La potencia que tiene esta imagen gráfica es mucho mayor que simplemente borrar y escribir de nuevo.
Dicen los expertos que el cerebro aprende de forma óptima cuando relaciona algo nuevo con otra cosa que ya sabía. No sé si será este efecto el que aplica aquí, pero lo cierto es que me pareció brutal lo que hizo ese señor.
Nosotros también podemos usar esta técnica en muchas ocasiones.
Cómo aplicar la técnica de la “añadidura”
Por ejemplo, desde un punto de vista asertivo, es mejor añadir que negar o rechazar. Así que hasta en las conversaciones cotidianas, lo de “la añadidura lo cambia todo”, también vale.
Bastantes empresas desarrollan procesos. ¿Podríamos añadir algo al proceso, en el lugar correcto, de forma que el resultado mejore significativamente? Hacer cambios de esta manera puede ser mejor que cancelar todo lo hecho, y empezar de nuevo. Así eliminamos la resistencia al cambio, y respetamos el camino recorrido.

Otro ejemplo que se me ocurre es en el caso del ritual mañanero: esa serie de cosas que hacemos siempre al levantarnos. ¿Podrías añadir algo que mejore significativamente tus días? A lo mejor, se trata de levantarse 10 minutos antes, y disfrutar del silencio.
Y un último ejemplo: los hábitos. Aunque el tema es muy complejo, y no solo es una cuestión de fuerza de voluntad, baste decir aquí que un hábito, sobre todo un mal hábito, se compone de tres factores: disparador, acción y recompensa. Eliminar un hábito es muy difícil, por eso los expertos sugieren identificar el disparador, y añadir una acción distinta.
Imagina que quieres dejar de fumar. Primero, identifica qué te lleva a fumar. Puede ser el estrés, una hora en concreto, un olor… Cuando sepas qué es, añade ahí una acción diferente. Es posible que ese cambio, lo cambie todo.
Las personas cambian cuando se dan cuenta del potencial que tienen para cambiar las cosas. – Paulo Coelho Clic para tuitear¿Se entiende la idea? Una añadidura en el sitio clave puede cambiarlo todo. ¿Qué te parece? ¿Se te ocurren otras formas de aplicar esto? ¿Quieres añadir algo? 😉