¿Te ha pasado alguna vez que te piden un favor y aceptas indeciso, y al final te arrepientes de haber dicho que sí? Hay muchas razones para aceptar propuestas en las que, en realidad, no queremos implicarnos.
Puede ser que debamos un favor, o que apreciemos a quien nos hace la petición. Quizá pensamos que podemos hacerlo aunque no sea así, o a lo mejor nuestro ego nos reta de alguna manera, y cedemos.
Sea como sea, hay una opción para evitar decir sí cuando queremos decir no: la incompetencia estratégica.
Qué es la incompetencia estratégica
A nadie le gusta ser un incompetente, pero la realidad es que, en muchos campos, lo somos. ¿En qué campos? Muy sencillo: en todos los que no somos competentes. La idea es usar esta incompetencia de forma estratégica, para nuestro beneficio, pero también, para el de los demás.
Al igual que hay razones por las que solemos aceptar propuestas para las que no estamos preparados, también hay razones para no aceptar. Se trata, primero, de reconocer estas razones, y después, de transmitirlas correctamente.
Aquí van algunas ideas:
- Si te es posible, piensa antes de aceptar cualquier propuesta. No digas ni que sí, ni que no. Simplemente confirma que la has recibido, y que, en breve, responderás. Esto te permitirá algo de tiempo para pensar, sin la presión de tener a alguien mirándote fijo a los ojos, esperando un sí (si no, no te habría hecho la propuesta, claro…).
- Piensa si eso que te están pidiendo entra dentro de tus competencias. A lo mejor es preferible que lo haga otro, y que tú eches una mano. Si crees que no estás capacitado, exprésalo con claridad. Tu ego intentará que quedes bien, pero es mejor no hacer algo, que hacerlo de forma mediocre. Vale más quedar mal al principio, que no quedar mal con un trabajo de poca calidad. Insiste en que NO SABES. Mejor, enfócate en tareas que haces bien para maximizar los resultados de tus esfuerzos.
- Calcula el tiempo que necesitarás. El tiempo no es una competencia, pero sí es un factor vital de decisión. Aunque seas la persona ideal, la pregunta es: ¿cuánto tiempo te llevará? ¿dispones de ese tiempo? ¿qué otras acciones tendrás que sacrificar si aceptas? Por supuesto, hay opciones intermedias, como pedir más tiempo, o solicitar colaboración.
- Enfoque. La capacidad de atención tiene límites, se gasta. Aunque tengamos tiempo disponible, si nos dedicamos a una tarea, es posible que perjudiquemos otras. Este punto es algo subjetivo, lo sé. Pero si dedicamos unos minutos a pensar, probablemente nos daremos cuenta de que hay ciertas tareas que son incompatibles entre sí. Por eso, para ser efectivos, se intenta hacer primero lo difícil, se utilizan listas de un máximo de 3 tareas importantes al día, o técnicas similares. Por eso, antes de decir sí, una vez más, piensa.
Si decidimos que somos «incompetentes» para lo que nos piden, dejemos claro que no vamos a aceptar, y en la medida de lo posible, demos opciones alternativas o intermedias. Quizá podamos decir sí a una propuesta diferente a la recibida originalmente. La honestidad será un punto a favor.
La incompetencia estratégica te ayuda a vivir mejor
Decir que no sabemos algo sienta bien. Nos hace humanos. Nos libera.
Lo curioso es que, cuando usamos la incompetencia de forma estratégica, hasta parecemos inteligentes. Todos hemos admirado a aquellas personas que saben definir muy bien qué quieren hacer en sus vidas y qué no.
A mí me encantan las personas que te dicen «no» con una sonrisa, sin ambajes, sin florituras, como si fuese lo más normal del mundo. Y también me gusta mucho oír de alguien inteligente un «no lo sé».
Si usamos bien la incompetencia estratégica, podremos emplear nuestro tiempo y energías de una manera mucho más provechosa que si simplemente vamos por la vida haciendo favores de mala manera. Además, esta forma de afrontar las propuestas que nos hacen nos permitirá evitar esa sensación de arrepentimiento al decir sí, cuando en realidad queríamos decir no.
¿Qué te parece este concepto? Coméntalo… o no, jejejeje.
*De todos los puntos de este artículo, el más importante es tomarse un tiempo para responder. El método C.A.R. favorece esto, ya que el primer paso es Capturar, no responder. Solo se responde después del segundo paso: Analizar. En este análisis podremos ver de forma muy sencilla si disponemos del tiempo para acometer esa tarea. Si quieres saber más, no dudes en echarle un ojo a la presentación del método: Presentación método C.A.R.
*Imagen de cabecera: fancycrave1 en Pixabay