El hombre que susurraba a los calendarios

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«El hombre que susurraba a los caballos» (El señor de los caballos en latino) es una película dirigida y protagonizada por Robert Redford que narra el extraordinario talento de un adiestrador de caballos. En realidad, susurrarle a un caballo no tiene mucho mérito. Es algo que podemos hacer todos. Que el caballo nos entienda tampoco es extraordinario (son animales muy listos). Lo que sí que es increíble es que alguien tenga una conversación con un caballo. Y… ¿qué hay de los calendarios?

El calendario es el animal de compañía de la gente productiva

Si eres alguien productivo, seguro que tienes una relación especial con tu calendario. Aún si usas listas de tareas, tendrás que revisar tu calendario constantemente para saber qué citas tienes. Y, si usas métodos como C.A.R., entonces tu calendario pasará a ser un buen amigo.

Al igual que con un caballo, hablarle al calendario no es complicado. Simplemente vas añadiendo bloques de tiempo cuando sea necesario. Obviamente, esto se puede complicar tanto como quieras.

Puedes añadir notas, alarmas, ubicaciones GPS, tiempo de trayectos, repeticiones, colores, y también puedes colocar los bloques de tiempo de forma inteligente teniendo en cuenta el nivel de energía, los horarios, cronotipos…

Un caballo es más listo que un calendario. Eso sí, el calendario es una aplicación bastante más servil y obediente. El calendario no tiene que «entendernos», sino simplemente registrar lo que le digamos.

Ahora bien, ¿qué hay de ti? Seas hombre o mujer… ¿sabes escuchar a tu calendario? ¿le entiendes?

Todo lo que un calendario puede decirte

Bueno, si usas el calendario única y exclusivamente para tus citas, tu calendario no te dirá nada especial. Pero si usas el calendario para registrar tus actividades pasadas y futuras, entonces, el calendario te podrá decir muchas cosas.

Por ejemplo:

  • Un calendario lleno de bloques de tiempo, que se solapan unos a otros, donde no hay ni un solo hueco te dirá que llevas una vida demasiado ocupada y que debes simplificar.
  • Un calendario demasiado vacío te dirá que estás por debajo de tu potencial.
  • Un calendario donde no aparezcan bloques de tiempo relacionados con tus prioridades, como pasear con tus hijos, o practicar un hobbie, te dirá que llevas una vida sin propósito.
  • Un calendario que no refleje la realidad, que tenga bloques que no se cumplen, te dirá que no estás llevando la vida que quieres, que eres reactivo en vez de proactivo, y que otros mandan sobre ti.
  • Un calendario donde no haya bloques de tiempo para tareas de alto impacto te dirá que no estás logrando resultados.
  • Un calendario donde no haya bloques de tiempo para actividades de ocio programadas te dirá que estás siendo un poco aburrido.

Como ves, el calendario te habla, y te intenta decir muchas cosas. Solo hay que tomarse el tiempo para escucharlo, y aprender su idioma.

La idea es volcar todo lo que te sucede y todo lo que quieres hacer en el calendario, además de dedicar un tiempo periódicamente, quizá todos los días un rato, para tratar el calendario como si fuera una bandeja de entrada más. En el curso de organización con el método C.A.R. te enseño en detalle cómo hacer todo esto.

Resumiendo

Antiguamente, el calendario era simplemente un recordatorio de qué día era, una hoja que arrancar al pasar el mes. Pero hoy día tenemos calendarios inteligentes con muchísima potencia. Usado correctamente, el calendario puede llegar a ser clave para tu productividad. Por eso, aprender a «susurrar» al calendario marca la diferencia.

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Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?