¿Eres toyotista o fordista?

Tabla de contenidos

Desconozco si te gustan los coches. Si es así, quizá seas más de Ford o de Toyota. Dos grandes marcas. Aún si el mundo de los automóviles te da igual, es posible que tú también seas toyotista o fordista. Me explico.

Introducción al juego: Taylorismo

Hace ya bastantes años, apx en 1911, Frederick W. Taylor elaboró un sistema de organización racional del trabajo. Posteriormente, y haciendo un triste favor al nombre, se conoció este método como Taylorismo.

¿En qué consistía su sistema? Al taylorismo se le conoció también como «organización científica del trabajo». Esto suena mejor. La idea de Taylor era aplicar los principios básicos del método científico al trabajo industrial.

Se dividía entre directivos y trabajadores, se simplificaban las tareas y se remuneraba al trabajador según su rendimiento. Para que todo funcionara correctamente, se dio especial importancia a los supervisores, que se aseguraban de que los trabajadores fueran super eficientes. Todo, absolutamente todo, se medía y se estudiaba para maximizar los beneficios.

Fíjate las 5 etapas que se definen en Wikipedia:

  1. Hallar diez o quince obreros (si es posible en distintas empresas y de distintas regiones) que sean particularmente hábiles en la ejecución del trabajo por analizar.
  2. Definir la serie exacta de movimientos elementales que cada uno de los obreros lleva a cabo para ejecutar el trabajo analizado, así como los útiles y materiales que emplea.
  3. Determinar con un cronómetro el tiempo necesario para realizar cada uno de estos movimientos elementales y elegir el modo más simple de ejecución.
  4. Eliminar todos los movimientos mal concebidos, los lentos o inútiles.
  5. Tras haber suprimido así todos los movimientos inútiles, reunir en una secuencia los movimientos más rápidos y los que permiten emplear mejor los materiales más útiles.

Atrás quedaba la época en la que el artesano decidía cuánto tiempo iba a invertir en sus obras. En realidad ya no hacían falta artesanos, sino obreros-hormiga que ejecutaran tareas simples cuidadosamente pensadas. Sinceramente, olvidándonos del tema de la remuneración y de la realización, los principios que se exponen son realmente muy efectivos.

Claro, debajo del capó hay otros principios que quizá no te gusten tanto.

En su libro de 1993 Tecnópolis, Neil Postman explicó los 6 supuestos fundamentales del taylorismo:

  1. Que el principal, si no el único, objetivo del trabajo y el pensamiento humanos es la eficiencia
  2. Que el cálculo técnico es en todos los aspectos superior al juicio humano
  3. Que en realidad el juicio humano no es digno de confianza, ya que está lastrado por la laxitud, la ambigüedad y la complejidad innecesaria
  4. Que la subjetividad es un obstáculo para el pensamiento claro
  5. Que lo que no se puede medir no existe o no tiene valor
  6. Que los expertos son los mejores gestores de los asuntos de los ciudadanos

Vamos, en pocas palabras, «quítate humano, que no sabes hacerlo bien». Si Taylor hubiera vivido en Matrix, sería enemigo de Neo.

Con estas bases, recuerda, de 1911, llegamos a Ford y a Toyota.

Fordismo

El mundo sería muy distinto si no hubiese aparecido en escena Henry Ford. Este señor llevó a la práctica las ideas Taylorianas para, nada más y nada menos, construir coches en una cadena de montaje. En una parodia de 1936, Charles Chaplin personifica a un operario que se pasa toda su jornada laboral ajustando una misma tuerca, girándola una fracción de vuelta. (Te dejo el video por si quieres echarte unas risas antes de continuar)

Según wikipedia, estos serían los 5 principios del fordismo:

  • Aumento de la división del trabajo.
  • Profundización del control de los tiempos productivos del obrero (vinculación tiempo/ejecución).
  • Reducción de costos y aumento de la circulación de la mercancía (expansión interclasista de mercado) e interés en el aumento del poder adquisitivo de los asalariados (clases subalternas a la élite).
  • Políticas de acuerdo entre obreros organizados (sindicato) y el capitalista.
  • Producción en serie.

Henry Ford logró un hito histórico y cambió las normas de las empresas. Si el Taylorismo sonaba bien, el fordismo lo aplicó mejorando la calidad y expandiendo sus resultados al mercado global. Sus trabajadores recibían salarios mejores, y se producía un efecto de bienestar social que para el taylorismo hubiera sido un derroche.

Toyotismo

Y llegamos al toyotismo. Mientras occidente perdía gas (literalmente, por la crisis del petróleo del 73), los japoneses parecían ir a otro ritmo. Su máximo exponente: Toyota. A diferencia del fordismo, los trabajadores de Toyota eran capaces de realizar diferentes funciones. El trabajo en equipo era fundamental, y los trabajadores tenían flexibilidad horaria.

Estas son algunas características del toyotismo, según wikipedia:

  • Se produce a partir de los pedidos hechos a la fábrica (demanda), que ponen en marcha la producción.
  • La eficacia del método japonés está dado por los llamados “cinco ceros”: cero error, cero avería (rotura de una máquina), cero demora, cero papel (disminución de la burocracia de supervisión y planeamiento) y cero existencias (significa no inmovilizar capital en stock y depósito, es decir, solo producir lo que ya está vendido, no almacenar ni producir en serie como en el fordismo).
  • La fabricación de productos muy diferenciados y variados en bajas cantidades (no como el fordismo, que producía masivamente un solo producto).
  • Un trabajador multifuncional que maneje simultáneamente varias máquinas diferentes.
  • La adaptación de la producción a la cantidad que efectivamente se vende: producir lo justo y lo necesario.
  • La automatización, que introduce mecanismos que permiten el paro automático de máquinas defectuosas, para evitar desperdicios y fallos.

A Toyota le debemos, directa o indirectamente, varios métodos de organización personal y de equipos, como las 5 S, Kanban o Kaizen.

¿Con qué te quedas, fordismo o toyotismo?

Bueno, visto al amigo Taylor (amigo a su vez de los robots), al fordismo y al toyotismo, ¿con cuál te quedas?

*Por si te llama la curiosidad, por cierto, el método usado actualmente en la mayor parte del mundo es el neofordismo.

Me encanta la efectividad personal. Llevo estudiando sobre el tema muchos años, y cada día voy limando aristas para mejorar. ¿Cuál es mi preferencia? ¿Toyotismo o fordismo?

Creo que no hay una respuesta clara. Ambos sistemas tienen cosas interesantes. Aplicar el método científico tiene todo el sentido del mundo, pero descartar al humano de la ecuación no tiene lógica. Estamos hechos para hacer cosas, y disfrutar del proceso. El fordismo estaba bien, pero aunque daba bienestar, te restaba la realización personal que todo ser humano necesita. Apretar una tuerca no te va a hacer más feliz, y eso sí que lo puede hacer una máquina.

El toyotismo me gusta mucho más, pero tiene una desventaja clara. Si el fordismo te obligaba a trabajar como un robot tonto, el toyotismo te lleva a trabajar como un robot inteligente; con la presión añadida de mejorar constantemente. Se produce una inflación de la efectividad poco sostenible. Esto conlleva una mayor carga cognitiva, y a poco que aprietes a los trabajadores, puede resultar en el conocido burnout.

A nivel de empresa, creo que el mundo va en la dirección de trabajos por proyectos descentralizados, contratando empleados autónomos externos, o a pequeños equipos. ¿Por qué?

Muy sencillo. Porque todos queremos ser libres. No hay mayor motivación que la propia. Y ese es el factor clave que se le olvida a Ford, a Toyota y por supuesto, a Taylor. Si puedes vivir de algo que se te da bien, que te gusta, y que ayuda a otras personas, ¿por qué no hacerlo? Y cuando una persona se propone algo así, ya se buscará la manera de ser eficiente y eficaz.

En resumen, soy más de Toyota, aunque con matices. Por supuesto, esta es mi forma de pensar, desde mi perspectiva única. Así que, ¿qué opinas tú?

Photo by carlos aranda on Unsplash

Reflexión

El pedal del sí y el pedal del no

Una de las cosas que te enseñan cuando aprendes a conducir es el manejo de los pedales del acelerador y freno. Es algo bastante poco

Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?