¿Cuánto vale tu familia? Seguro que la respuesta es: ¡muchísimo! Ok, todos pensamos así. Decir lo contrario sería un suicidio mediático. Pero, ¿lo has calculado? ¿cuánto estarías dispuesto a pagar por tu familia?
Hace unos días, paseaba con un amigo por la cumbre de Gran Canaria. Descubrí un sitio que no conocía: la ventana del Nublo. Es un arco de piedra que se ha formado por la erosión del viento. Lo bonito es que, dependiendo el lugar donde te coloques, y siempre que haya cielos despejados, se forma como una ventana con un fondo increíble: un mar de nubes, la isla de Tenerife, y a la derecha, el Roque Nublo.
Mientras buscábamos un sitio resguardado para comer, hablábamos de trabajo. Me comentó cómo le iba con un proyecto que inició hace unos meses. Entonces me dijo algo que me sorprendió. Había calculado lo que ganaría si trabajara un par de horas más por las tardes. El resultado fue 1.000€. Apuntó esa cifra en un papel donde decía algo así como «esto es lo que pago por estar más tiempo con mi familia».
Obviamente, agarré el móvil y capturé esa idea. Le pedí permiso para comentarla, y sacar alguna reflexión de ese boom mental que me sacudió. (Gracias Julio)
En otras palabras, mi amigo prefería estar con los suyos, aún sabiendo lo que le perdía económicamente. Quizá su hijo no es consciente de ese sacrificio. Pero sí sabe que su padre está ahí, con él. Y también puede ver cómo, otros muchos padres están ausentes. Será algo que recordará durante años, y que le dará más de una lección.
¿Por qué estoy seguro de esto? Pues porque lo que los niños quieren no son grandes regalos, ni unas vacaciones en Honolulú. Lo que quieren es estar con los suyos. Claro, si se pueden tener ambas cosas, no hay nada malo en ello, pero se pierde mucho si se tiene lo primero, pero no lo segundo.
Es triste ver cómo muchos padres se esfuerzan por darles un futuro a sus hijos sacrificando su presente. No tiene ningún sentido. No quiero decir que haya que ser pobres, ni nada parecido. Más bien, la idea es conseguir un equilibrio entre el tiempo que gastaremos en hipotecar el futuro, y el que disfrutaremos en el presente.
De hecho, muchas personas dicen que su prioridad es su familia, los amigos, la salud, la espiritualidad… Pero, ¿han calculado cuánto tiempo dedican a esas «prioridades»? Esto es algo que hacemos al inicio del método C.A.R. Mi amigo me enseñó otro nivel de la escalera. ¿Han calculado cuánto les cuesta ese tiempo?
Hacer este ejercicio nos permite cuadrar nuestros objetivos con la realidad. Nos deja tocar el asfalto con las ruedas y sentir verdad.
Así, la recomendación en el día de hoy es sencilla.
Calcula cuánto ganarías si, parte del tiempo que estás con tu familia, lo dedicaras a trabajar. Para que el cálculo sea objetivo, no vale contar todo el tiempo que estás con tu familia, sino cuánto, de ese tiempo, podrías generar ingresos o te pagarían por hacer horas extra. Bien. Anota la cifra resultante en un papel o en digital y añade unas palabras.
También puedes hacer el cálculo como una previsión. ¿Cuánto me costaría liberar algunas horas que ahora le dedico a trabajar? ¿Podría vivir sin esos ingresos? ¿Qué sacrificios tendría que hacer?
Obviamente, las circunstancias de cada uno son distintas. Y está claro que este será un cálculo poco exacto. Aún así, este tipo de ejercicios nos pueden orientar a ser personas efectivas, a buscar formas de ganar tiempo sin dejar de cumplir los objetivos mínimos.
Si además hacemos este ejercicio junto con nuestra pareja, mucho mejor.
Es decir, efectividad… sin olvidar las cosas importantes de la vida.
*Imagen de cabecera: Andreas Wohlfahrt en Pixabay