Uno de los instrumentos musicales más completos es el piano. Al mismo tiempo, se podría decir que su uso es extremadamente simple. «Solo» se trata de golpear unas teclas. Claro, saber cómo es un piano y cómo funciona, no te convierte en pianista. Del mismo modo, saber algo de productividad no te convierte en alguien productivo. Y ojo, esta no es la única similitud entre un piano y nuestra productividad.
Escuché un audio muy interesante en el podcast de Mattia Pantaloni sobre la teoría del pianista. Me gustó muchísimo, e incluso le añadí algunas ideas que hacen que un piano sea una excelente analogía para recordar algunos puntos claves de la productividad personal.
Graves y agudos
En un piano hay 88 teclas divididas en 8 octavas. A la izquierda están los sonidos graves, y a la derecha los agudos. ¡Realmente es muy simple!
Pero claro, para que esos golpes suenen a algo, debes combinar los graves con los agudos. Si entiendes algo de música, sabrás que los acordes van en grave, y la melodía va en los tonos más altos. Así, un buen pianista deberá ser capaz de tocar con ambas manos. La mayoría de partituras tienen menos notas para la mano derecha, y más para la izquierda. De hecho, si solo tocaras con un dedo de la mano derecha las notas más altas, es probable que te sonara la canción, mientras que al contrario sería más complicado.
De igual modo, para ser productivo hay que tocar dos «palos»: la planificación y la ejecución. La planificación es lo «gordo», la base, mientras que la ejecución es la melodía, lo que más suena. Hay que planificar, pero siempre habrá que ejecutar más. Incluso, si solo ejecutáramos, la «canción» sonará a algo.
El orden y la duración de las notas
Bien, ya sabemos tocar con ambas manos. Pero eso no es todo. Por más golpes que des al piano con ambas manos no sonará nada bonito. Para interpretar una melodía debes saber cuándo tocar qué nota. Hay varios tipos: corcheas, fusas, blancas, negras… Con eso tienes la duración. Además, las líneas del pentagrama te dirán exactamente qué tecla debes tocar.
De igual modo, aunque sepas planificar y ejecutar, para ser realmente productivo te hace falta algo más. Debes saber cuándo hacer cada cosa, y en qué duración. En el mundo de la productividad personal hay dos grandes ramas para lograr esto.
- Una es la de las listas de tareas. Antes de ejecutar, revisas las listas y decides qué hacer.
- La otra es la de los bloques de tiempo. Al planificar decides de antemano qué vas a hacer y cuándo. Después revisas y ejecutas lo que habías previsto.
Podríamos decir que las listas de tareas son como tocar jazz en el piano. Tienes un conocimiento profundo del instrumento, y vas decidiendo sobre la marcha (de entre varias opciones) qué tecla tocar para que la melodía continúe. Por otro lado, agendar las acciones sería como tocar una partitura. Simplemente revisas lo que hay que hacer, y lo haces.
* Como podrás intuir, mi consejo es que, a menos que seas un profesional de la productividad y lleves mucho tiempo practicándola, agendes tus acciones en un calendario. A esto se le conoce como Timeblocking.
Los pedales
Además de las teclas del piano, abajo hay algunos pedales. Normalmente son 3. Estos pedales añaden efectos al tocar. El más importante es el de sustain. Lo que consigue este pedal es que una nota siga sonando aunque hayas levantado el dedo de la tecla. Así, puedes seguir tocando unos segundos otras teclas, añadiendo mucha más consistencia a la melodía.
En productividad es importantísimo añadir un efecto de duración. Unas cuantas acciones sueltas están bien, pero es cuando se repiten a lo largo del tiempo cuando logras resultados significativos. Establecer hábitos, rutinas, o guardar checklist son formas aumentar los resultados.
La práctica y el aprendizaje
Podríamos hilar más fino y sacar alguna similitud más, pero creo que la enseñanza más importante que podemos sacar de un piano es la necesidad de estudio y práctica. Pon a un mono encima de un piano y oirás ruido, pero no música.
Para tocar un instrumento hace falta comprender cómo funciona, además de aprendizaje constante a base de prueba y error. Además, aunque encontrarás cientos de páginas gratis para aprender por tu cuenta, si de verdad quieres tocar el piano como un pro, necesitarás un profesor que te enseñe.
Igual pasa con la productividad personal. Es necesario aprender las técnicas y practicar. Y si quieres pasar a un nivel superior, probablemente necesites ayuda de alguien que sepa más que tú.
Resumiendo
La productividad personal se parece en muchas cosas a un piano. Por ejemplo, debes combinar planificación con ejecución, y saber qué hacer y cuándo hacerlo, al mismo tiempo que añades rutinas a tu vida para potenciar los resultados. Y por supuesto, deberás aprender y practicar para que tu vida productiva sea una dulce melodía.
*Imagen de cabecera: Mabel Amber, who will one day en Pixabay