El efecto Zeigarnik : el arte de dejar las cosas a medias

Señal pare

Tabla de contenidos

¿Te ha pasado alguna vez dejar algo a medias y no poder quitártelo de la cabeza? ¿Te han interrumpido en medio de una tarea y no has podido concentrarte en nada más hasta terminarla? Estas sensaciones se resumen en el llamado Efecto Zeigarnik. ¿Te gustaría saber en qué consiste y cómo aprovecharlo para un montón de cosas? ¡Vamos a verlo!




El origen del efecto Zeigarnik

El efecto Zeigarnik debe su nombre a una psicóloga y psiquiatra soviética nacida en 1900, llamada Bluma (Bliuma) Vúlfovna Zeigárnik. Como muchos otros expertos, trabajó en diferentes experimentos, aunque se hizo famosa por uno en particular que adoptó su apellido. 

Según cuentan, mientras estaba en un café austriaco, observó cómo un camarero era capaz de recordar fácilmente la “comanda”, o lista de pedidos pendientes. Sin embargo, olvidaba los platos que ya había servido. Parecía que el cerebro eliminaba las tareas completadas de la memoria, mientras que tenía “a mano” las tareas inacabadas. 

Así que esta investigadora comenzó a realizar algunos experimentos para comprobar si realmente su percepción estaba en lo cierto. 

En 1927, publicó su estudio titulado “On Finished and Unfinished Tasks” (si quieres saber más, lo tienes en este enlace). En él se explica el procedimiento que siguió: escogió a dos grupos de sujetos, incluyendo niños y adultos, que debían realizar una serie de entre 18 a 22 tareas consecutivas (rompecabezas, hacer una figura de barro, aritmética…) en un tiempo breve (de 3 a 5 minutos). 

A algunos de los participantes, se les interrumpió antes de que pudieran acabar los diferentes ejercicios. Después, sin que pudieran sospechar de qué iba el experimento, se les pedía que dijeran en qué tareas habían trabajado. Los que habían sido interrumpidos, recordaron el doble de tareas. Efectivamente, las tareas acabadas eran difíciles de recordar.

El efecto Zeigarnik en la actualidad

En honor a la verdad, también hay que decir que no todos los expertos dan veracidad a este efecto. Un primer problema es que las investigaciones tan antiguas carecían de la sistemática actual. Además, según algunos artículos, el experimento se ha intentado replicar, con resultados variados. 

Independientemente de lo que digan los expertos y los datos, lo cierto es que el efecto es muy real. 

Por ejemplo, muchos juegos, algunos de ellos tremendamente adictivos, usan este efecto. Te dejan a medias en un proceso, y eso consigue que compremos créditos para continuar, que dediquemos más tiempo al juego, o que pensemos durante todo el día en la dichosa fase que no hemos conseguido superar. 

En el video de abajo se explica muy bien este tema, usando como ejemplo el famoso juego Candy Crush.

Otra aplicación que estamos acostumbrados a ver desde hace tiempo es en películas tipo secuela, o en series. Antes era fácil que te dejaran un montón de tramas inconclusas, y de pronto, apareciera el cartel en la pantalla: “To be continued…” / “Continuará…”. 

A esta técnica se le conoce como Cliffhanger (colgar de un acantilado), y también se usa en publicidad, como bien explica este artículo.

Hoy en día, los métodos son más sutiles, y ya no aparece el cartelito. Sin embargo, como seguro habrás podido notar, en más de una película o serie, se deja algo de suspense para que la audiencia espere emocionada la siguiente producción. 

Cómo aplicar el efecto Zeigarnik para nuestro beneficio

Efecto Zeigarnik

Bueno, más allá de en qué consiste el efecto, nos interesa mucho ver aplicaciones prácticas para nosotros. 

Recordemos: el efecto Zeigarnik consiste en que el cerebro recuerda mucho mejor las tareas que no se han podido terminar. 

Teniendo en cuenta esto, vamos a ver posibles formas de usar este efecto a nuestra conveniencia: 

Aplicaciones prácticas:

  1. Muchas veces nos resistimos a empezar una tarea porque pensamos que es demasiado difícil y nos va a llevar mucho tiempo. Sin embargo, el efecto Zeigarnik nos enseña que podemos iniciar la tarea y dejarla a medias. No pasa nada, al contrario, esto incentivará al cerebro a querer completarla.
  2. Por otro lado, al gestionar las tareas, es imprescindible dividirlas al máximo en tareas más pequeñas. ¿Por qué? Porque si tenemos muchas tareas pendientes, el cerebro les estaría prestando atención, al menos inconscientemente, y nos haría perder foco. Seguramente esto te suena bastante al método de organización GTD.  
  3. Al estudiar, si vamos a estar un tiempo relativamente largo, quizá un par de horas, es conveniente generar alguna interrupción y tomarse unos minutos para levantarse, caminar y volver a reanudar el estudio. Una buena técnica es la conocida como Pomodoro
  4. El efecto Zeigarnik también es útil al estudiar exámenes. Puedes repasar el temario que estará incluido, simplemente por encima, y dejarlo ahí. Al cabo de unos días, retomas el estudio de una sección, y la dejas a medias. Y así, durante varios días. Claro, para que esto sea posible debes evitar la famosa ley de Parkinson, eso de dejarlo todo para última hora. 
  5. Cuando estás escribiendo, ya sea un artículo, un libro, redacción o incluso un correo electrónico extenso, puedes parar y dejarlo para el día siguiente. Con eso, conseguirás que tu cerebro vaya trabajando y pensando en lo que añadirá al texto. Cuando vuelvas a sentarte a seguir escribiendo, habrás avanzado casi sin esforzarte. 
  6. Igualmente, cuando escribas, ya sea un texto escrito o un bosquejo para alguna charla o discurso, una buena manera de aplicar el efecto Zeigarnik (y el storytelling) es dejar un tema a medias para enganchar a tus lectores. También puedes contar una historia en la introducción, dejarla a medias, y terminarla en la conclusión
  7. Y siguiendo con la escritura, al leer un libro, es interesante visualizar todo el contenido, quizá con la técnica de lectura en “ese”. Después puedes escribir preguntas sobre qué trata, sin responderlas. 
  8. Cuando te asignen una charla, conferencia o tengas que dar una clase o exponer un tema, puedes buscar la información que vas a usar, echarle un vistazo, y parar. Durante los siguientes días, seguro que se te van a ocurrir un montón de ideas a añadir en tu exposición. 
  9. Si te dedicas a dar clases y tienes que presentar exámenes a tus alumnos, puedes hacer algo interesante. Das un tiempo para el examen, obviamente un tiempo inferior al necesario. Cuando termine el tiempo asignado, retiras los exámenes, los guardas, y les dices a los alumnos que mañana podrán continuar hasta acabarlo. El efecto Zeigarnik hará el resto. 
  10. Antes de irte a dormir, puedes también pensar en un asunto, y dejarlo sin resolver. Durante el sueño, es bastante probable que tu cerebro trabaje en el tema, y que, al despertarte, tengas alguna nueva idea. 
  11. Si tienes algún cargo en el que convoques reuniones, es interesante decir de antemano qué temas se van a tratar, sin definirlos del todo. De esa manera, el suspense provocará que los participantes vayan preparados, con lo que se logrará tener reuniones más eficaces. Además de reuniones, este punto se puede aplicar incluso a conversaciones. 
  12. ¿Se puede aplicar el efecto Zeigarnik a la educación de los hijos? ¡Claro que sí! Cuando vayas a corregir a tu hijo por algo grave, no le impongas un castigo inmediatamente. Dile lo que ha hecho mal, por qué, y pídele que piense un rato en ello, y que después lo hablarán. Seguro que recordará la lección mucho tiempo. Incluso, es posible que, después de hablar con él, sea innecesario tomar ninguna medida más. 
  13. En EfectiVida hemos tratado la técnica Inbox Zero Extreme. Consiste en vaciar la bandeja de entrada del mail, entre otras cosas. El por qué tiene que ver mucho con el efecto Zeigarnik. Todo lo que no se haya atendido resonará en la cabeza y ocupará foco. Ahora bien, si hay algún correo que conviene reposar y responder con más calma, dejarlo ahí, inconcluso, tendrá el efecto que tratamos. Lo recordaremos constantemente, añadiendo posibles matices a lo que finalmente decidamos hacer con él. 
Nadie cometió un error mayor que quien no hizo nada porque solo podía hacer poco – Edmund Burke Clic para tuitear

Algunas aclaraciones

Como habrás podido notar, he dejado enlaces a varios artículos publicados en EfectiVida. Y es que, el efecto Zeigarnik funciona muy bien en combinación con otras técnicas de efectividad. De hecho, cada vez más, pienso que es precisamente la suma de todos estos truquillos lo que realmente marca la diferencia.

¿Se te ocurren más ideas para implementar el efecto Zeigarnik? Anímate y compártelo en los comentarios. 

Zeigarnik y el río

El agua de un río fluye mansamente

Pensando en una ilustración para entender este efecto, se me ocurrió lo que ocurre con el agua. El agua fluye. A muchos expertos en productividad les encanta este término: flow (fluir). De hecho, hay un libro muy recomendable que trata de en qué consiste esto.

Básicamente, fluir es cuando estás tan concentrado en algo que el tiempo se te pasa volando. Alcanzas unos niveles de inspiración enormes, y acabas las tareas casi sin esfuerzo. Visto solo desde este ángulo, interrumpir una tarea como método sería una auténtica locura: rompería ese fluir. 

Pero volvamos a lo del agua. ¿Qué ocurre si interrumpes el fluir de un río? Seguramente el agua se acumulará hasta que termina encontrando una salida, caerá, rebosará o romperá lo que sea que interrumpe el recorrido. Cuando esto sucede, la potencia se acumula, y, pasado un tiempo, el río vuelve a fluir.

Río con cascadas

Creo que lo mismo ocurre con el efecto Zeigarnik (por cierto, algo similar al efecto Dominó). 

De todas formas, como siempre, tú decides. Pruébalo, y si encuentras algo mejor, cómpralo. Y, precisamente, ya que hemos hablado de interrupciones y de pausas, aquí te dejo una frase que seguro te hará pensar:

Cada vez que se encuentre usted del lado de la mayoría, es tiempo de hacer una pausa y reflexionar – Mark Twain Clic para tuitear

Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?