El cuadrante del saber

Cuadrante del saber (del conocimiento)

Tabla de contenidos

¿Sabes lo que sabes? Y… ¿sabes lo que no sabes? ¿qué hay de lo que no sabes que sabes? O incluso… ¿no sabes lo que no sabes?

Un poco lioso, ¿no? Bueno, te lo planteo de otra manera: ¿te gustaría potenciar al máximo lo que sabes? Hoy te presento los 4 tipos del saber, el cuadrante del conocimiento (saber).

No sé si tú, al igual que yo, has oído hablar de las fases del conocimiento, o algo parecido. Por ejemplo, hace poco escuché que la verdadera sabiduría está en conocer las cuatro partes del cuadrante. La verdad es que lo he oído en diferentes versiones.

Finalmente, me he decidido a pensar en el tema, y plasmar y compartir las conclusiones en un artículo.

Por suerte o por desgracia, y como viene siendo habitual últimamente, lo que te voy a exponer difiere bastante de lo que habrás visto en otros sitios.

El cuadrante del conocimiento (del saber)

Antes de nada, te explico el cuadrante. Se trata de dos columnas y dos filas. En la columna y en la fila se repite las mismas premisas: saber / no saber.

Así, se pueden dar 4 resultados: sé lo que sé, sé lo que no sé, no sé lo que sé, y no sé lo que no sé.

Para simplificar, y entendiendo que, en la práctica, no difieren mucho, he usado el mismo formato para las 4 sentencias:

sé lo que sé / sé que sé / sé que lo sé

Cuadrante del saber (del conocimiento)

Analizando cada cuadro

¡Vamos allá! Analicemos uno a uno, cada sector del cuadrante.

Sé lo que sé

Este es, para mí, el sector más importante, más difícil de conseguir, y también el más práctico en la vida real.

La persona es consciente de cuáles son sus fortalezas. Sabe que cierta temática la domina, o por lo menos conoce lo suficiente. Obviamente, no hay límite al conocimiento. Pero la persona que sabe lo que sabe, también entiende en qué punto está, y cuánto puede desarrollar todavía.

Saber nuestros potenciales, nuestros puntos fuertes tiene mucho que ver con quererse a uno mismo, con la confianza en uno mismo, y con cualidades que pocas personas tienen hoy en día.

Una persona que sabe lo que sabe se siente segura, y puede exprimir al máximo sus acciones.

Sé lo que no sé

En esta segunda área del cuadrante del saber, tenemos el conocimiento de lo que no sabemos.

Dice la archiconocida frase: “Solo sé que no sé nada”.

Esta afirmación implica una modestia que nos permite seguir creciendo, pues reconocemos que no sabemos tanto como a veces creemos.

Sin embargo, si te fijas, ya en el primer punto (sé lo que sé), está implícito el reconocimiento de lo mucho que no sabemos. Al saber qué materias dominamos y hasta qué punto, en realidad, también aceptamos que, todo lo demás, lo desconocemos.

Por otro lado, como dice otra frase, lo que sabemos es una gota, y lo que no sabemos es el océano. En la práctica, lo que no sabemos es infinito, y, por lo tanto, siendo estrictos con el enunciado, es imposible saber lo que no sabemos.

Así que este cuadrante, desde mi punto de vista es poco útil, e incluso, totalmente innecesario si estás en el área 1: saber lo que sabes.

No sé lo que sé

Esta tercer área es interesante, y me recuerda mucho a la ventana de Johari.

Según algunos expertos, desconocer nuestro potencial quiere decir que hay cosas que somos capaces de lograr, pero ni nosotros mismos lo sabíamos.

Este desconocimiento de nuestras virtudes bien podría ser el resultado de un aprendizaje continuo, y también del aumento de la resiliencia.

Sin embargo, también en esta afirmación hay trampa, pues desconocer tus virtudes sería un despropósito y totalmente inútil.

Es verdad que sería una sorpresa muy agradable enfrentarte a un problema, y descubrir que eras capaz de algo increíble. Pero por otro lado, también sería muy arriesgado esperar a un momento crítico para ponerte a prueba.

Pienso que sería mucho mejor volver al área 1 y ser conscientes de qué sabemos y qué no, lo cuál nos permitiría prever posibles problemas y prepararnos.

No sé lo que no sé

Llegamos al último sector del cuadrante: el desconocimiento al cuadrado.

Hay quien le ve la parte positiva a esta situación de ignorancia total. Yo no se la termino de ver.

En la práctica, se trata de individuos que creen saber algo, pero no es así. Como desconocen que no entienden de un tema, tanto por su habla como por sus acciones, demuestran ser unos ignorantes.

Además, como no saben lo que no saben, tampoco pueden saber lo que saben, y obviamente, tampoco les sería posible mejorar.

Si en algún momento crees estar en esta zona, huye lo más rápido posible, porque no habría mucha diferencia entre ti y un mono de circo.

Aumenta tu conocimiento

En resumidas cuentas, de las 4 áreas, creo que la mejor es la primera, que, a su vez, implica parte de la segunda.

Creo que lo ideal es saber con la mayor precisión posible, qué sabemos y, por lo tanto, dado el caso, aceptar que hay muchas otras cosas que desconocemos.

Al movernos en esta área, podremos hacer dos cosas.

Una, seguir aprendiendo lo que todavía no sabemos.

Dos, seguir potenciando lo que ya sabemos. Ya sabes, como ese padre preocupado que llevó a su hijo al director de una escuela y le dijo que quería apuntar a su hijo a clases extra de matemáticas porque, aunque aprobaba, no era brillante. El director preguntó qué se le daba bien al muchacho, y el padre le dijo que le iba bien con la música, y que le encantaba. A esto, el director le dijo: “Señor, lo que usted tiene que hacer es buscar un buen profesor de música para su hijo”.

Como ya vimos hace tiempo, hay que aprender de todo un poco, y sobre todo, aprender a aprender. Pero también hay que mantener el foco, pues no se puede saber de todo. Debemos evitar el síndrome del objeto reluciente, yendo de acá para allá sin si quiera llegar a un conocimiento mínimo que nos permita afirmar que sabemos de algo.

Lo ideal sería adquirir habilidades de forma rápida y correcta, hasta alcanzar cierto nivel. Entonces, sabiendo que ya sabemos de “eso”, podemos comenzar a aprender de otra cosa.

Al igual que sucedía en el cuadrante importante-urgente, la clave está en una sola área. Por lo menos, esta es mi conclusión.

Pero claro, sé lo que sé, y también sé que se puede saber más, y que, seguro, habrá otras opiniones. Me encantaría conocer la tuya. ¿Qué te ha parecido este cuadrante?

¡Nos vemos en la próxima entrada!

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Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?