En casa tenemos un Agaporni llamado “Pluma”. Es un género de aves de la especie de psitaciformes, y de la familia Psittaculidae (una definición con nombres más raros que el de Agaporni). Vamos… una especie de loro pequeño, también llamado “inseparable”. Lo de inseparable es porque suelen tener una pareja estable. Cuando lo crías desde pequeño, su pareja eres tú. Y una de las ventajas de eso es poderlo dejar libre completamente (o casi, porque si le das demasiada libertad, se adueña de la casa entera).
Si has tenido algún tipo de loro (perdón por generalizar), sabrás lo curiosos, inquietos y testarudos que son. Lo compensan con una simpatía rebosante, y con el cariño que recibes.
El caso es que, en muchas ocasiones, nos quedamos bobos mirando cómo interactúa. Y, algo curioso es que, justo antes de dar un saltito y echar a volar, empieza a menear la cabeza arriba y abajo.
No es el único ave que hace esto. Tenemos un vecino que desde hace un tiempo tiene un Águila Harris, que pone en el pretil de su azotea. También cabecea, aunque el pobre no puede ir muy lejos (está atado a su reposadero).
Dos mini-reflexiones
La cuestión es: ¿Por qué hacen esto? Investigué un poco sobre el tema, y me llamaron la atención dos cosas:
- Pensé que esta pregunta se la habría hecho mucha gente, pero el Dr. Google se hizo de rogar y me costó encontrar información. ¡Qué pena que mostremos tanto interés en lo que pasa en las redes sociales y en el último reality de moda, y tan poco en la naturaleza!
- Aprendí un montón de cosas además de lo que buscaba. Por ejemplo, que las aves no pueden mover los ojos, que tienen tres párpados o que pueden ver la luz ultravioleta. Aún así, falta mucho por estudiar. (Fuente principal: Wikipedia)
¿Por qué algunas aves cabecean antes de volar?
Más allá de estas mini-reflexiones, al parecer, el cabeceo de algunas aves antes de volar les sirve para calcular distancias.
De hecho, suelen mirar por uno de sus ojos solamente, en vez de por los dos. En otras palabras, antes de lanzarse en vuelo, se enfocan en su objetivo con un solo ojo, y mueven la cabeza para tomar medidas desde diferentes puntos. De esa forma, tienen algo parecido a una imagen tridimensional.
Otra teoría interesante, y más llamativa si cabe, es que estos movimientos les sirven para detectar los campos magnéticos de la tierra, otra forma más de orientarse.
Por otro lado, aunque el cuerpo del ave se mueva en el espacio, como cuando están posados sobre una rama agitada por el viento, su ojo se mantiene fijo gracias a esos movimientos de la cabeza.
El sistema que usan es parecido al que usa el GPS. Un solo satélite no sería capaz de medir nada a tanta distancia. Pero al juntar imágenes de diferentes satélites simultáneamente, desde puntos de vista (o posiciones) ligeramente distintos, se puede triangular, y tomar medidas extremadamente exactas.

Cómo imitar el cabeceo de los loros
Bueno, ¿y esto qué tiene que ver con la efectividad?
Pues bien, cuando tenemos que tomar una decisión, o hacer un análisis objetivo, viene bien recordar el cabeceo de los loros.
- Primero, al igual que el lorito gira la cabeza y enfoca un solo ojo en su objetivo, es necesario enfocarse en el asunto, sin prestar atención a mil cosas a la vez. A mayor importancia de la decisión a tomar, mayor debe ser la concentración. Bloqueemos tiempo para estar a solas si es necesario, libres de tecnología en lo posible, evitando al máximo las interrupciones.
- Segundo, antes de decidir, es bueno colocarse en diferentes posiciones. ¿Qué haría yo si fuese fulanito o menganito? ¿Cómo habría actuado yo mismo en el pasado? ¿Cómo han actuado otros ante la misma situación? Es como si, figurativamente hablando, nos moviésemos rápidamente de sitio, nos paráramos y nos planteáramos la misma situación de nuevo. Y así, unas cuantas veces.
Una vez más, la naturaleza nos enseña.