Edita solo las fotos buenas

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¿Eres de los que editan fotos? El otro día, mi hija mayor me preguntó si me gustaba una foto. Yo le dije que no. Pero ella dijo, “Pues a mí sí me gusta. La voy a editar”. Rápidamente, ya que me lo puso en bandeja, le repliqué: “Pues si tanto te gusta, ¿para qué la editas?”. La conversación terminó con una frase que me dejó con cara de emoticono asombrado: “Pues eso, la edito porque me gusta”.

¿De verdad hay que editar una foto?

Para mí, esta forma de pensar no tenía mucho sentido. No me consideraba amante de la edición, la verdad. Por ejemplo, desde el 2017, grabo un podcast. He tenido que aprender algunas cosas sobre micros y edición de audio. Hay una regla de oro. Es mejor procurar una buena grabación que editar. ¿Por qué? Porque es muy complicado eliminar un eco de una mala sonorización o un ruido de fondo repetitivo. En fotografía sucede algo similar. En general parece mejor idea editar lo mínimo posible.

Sin embargo, la naturalidad de la respuesta de mi hija me hizo darle un par de vueltas al tema. Uno no edita algo que sea malo. Piensa en un fotógrafo profesional que hace campañas para una revista de moda. Hace fotos, descarta las malas, y edita las buenas. Piensa también en un producto. Desechas lo que está mal e intentas mejorar lo que está decente. Incluso ocurre lo mismo con un audio. Si es muy malo, ni lo intentas editar.

Editar solo lo que tenga calidad, es en realidad, eficiencia. Uno no debería gastar tiempo en editar algo malo. Ser alguien efectivo implica hacer las cosas correctas, que nos lleven a cumplir un objetivo, y buscar la mejora continua. Este ciclo de prueba, error, mejora, prueba… implica una “edición” de los procesos. Y, ¡obvio! Deben ser procesos que sirvan. Es muy frustrante intentar durante mucho tiempo arreglar algo, para al final tener que descartarlo porque no sirve. De hecho, probablemente no servía desde el principio.

Yo también edito

Pensando en todo esto, me di cuenta de que yo también edito. La diferencia es que no suelo editar fotos porque no es algo que actualmente me importe demasiado. Hago pocas fotos, normalmente para capturar algo que quiero recordar, o bien para compartir información técnica con compañeros de trabajo.

Pero si pienso en un post como este, tengo que reconocer que sí edito. Es muy raro que un texto salga perfecto a la primera.

En realidad, todo el mundo edita, solo que cada uno lo hace con cosas distintas. Hay quien edita un dulce, otros la decoración del salón y otros su coche.

Además, la edición ha mejorado mucho. Hoy día, gracias a algoritmos avanzados, es realmente fácil editar con cierta calidad. O dicho de otro modo, mejorando en vez de estropeando.

3 opciones para casi todo

El punto de todo esto es que hay tres opciones a elegir:

– Descartar si no sirve
– Mantener tal como está si no nos preocupa mucho la calidad
– Editar si queremos ofrecer algo bueno

Es un proceso simple, fácil de recordar, rápido y efectivo, y que se puede aplicar en muchas situaciones.

– Un checklist
– Redacción de un informe
– Un prototipo
– Un proceso de trabajo
– Un proyecto personal
– Una manualidad
– Un objeto
– …

3 opciones: ¿Descarto, mantengo, o edito? Al final mi hija tenía razón. ¡Gracias!


*Imagen de cabecera: Margit Wallner en Pixabay

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Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?