Todos tenemos ideas. Y con las ideas suele pasar que sus dueños creen que son las mejores. Pero, ¿hay forma de calcular el valor de una idea? Quizá sí…
La fórmula para saber el valor de una idea
Hay una forma muy sencilla para calcular cuánto vale una idea. La fórmula es la siguiente:
- Idea x Implementación = Valor (I x I=V)
Lo primero que tenemos que hacer es asignar un valor a nuestra idea en una escala del 1 al 10. Lo mejor sería no fiarnos de nosotros mismos, y preguntar otras opiniones.
Lo segundo es asignar otro valor en una escala del 1 al 10 a la implementación. Esto quiere decir, la puesta en marcha de la idea. ¿Cuánto tiempo le vamos a dedicar? ¿Cuánto esfuerzo? ¿Estaremos solos o nos echarán una mano? En esta escala 10 sería dedicación total, y 0 no hacer nada.
Bien, multiplicando el factor idea por el factor implementación nos saldrá el valor de la idea en una escala de 0 a 100.
Por qué muchas ideas buenísimas no valen nada y otras muy malas consiguen resultados
Esta fórmula es sencilla pero suficiente para explicar algunas paradojas. Por ejemplo, algunas ideas son muy buenas, pero como nunca se llevan a cabo, en realidad no valen nada.
Al contrario también sucede. Hay ideas muy pero muy tontas, que podrían habérsele ocurrido a un niño de 3 años, pero que triunfan porque se pone mucho empeño en ellas.
Obviamente, la panacea sería tener una idea brillante y además contar con los recursos como para hacerla llegar a todo habitante del planeta. Pero… ¿cuántas veces sucede eso?
La realidad es que todos tenemos ideas más o menos buenas, y también la capacidad de llevarlas a cabo con recursos limitados. ¡Y esta es la clave! Al multiplicar ambos factores te saldrá una muy buena puntuación.
Claro, si hablamos de objetivos ambiciosos, en un entorno empresarial, habría que añadir más cálculos a la ecuación, como si es el momento oportuno, la competencia, los costes, etc.
Pero para la mayoría de ideas que se te ocurran, la fórmula servirá.
Aprovechando tus ideas al máximo
Una forma de no perder las buenas ideas es capturándolas. Puedes grabar una nota de voz, o invocar a tu asistente para que la escriba por ti. Si tienes un móvil a mano, está fácil.
Después, si sigues un método como C.A.R. o similar, analizarás la nota y le darás un valor, aunque solo sea algo subjetivo en tu mente.
Y ahora viene lo más importante. Da igual si la idea es brillante o mediocre. La cuestión más importante es: ¿cuándo la vas a llevar a cabo? Siguiendo con el esquema del método C.A.R. lo que haríamos sería agendar bloques de tiempo concretos en el calendario. Ese será el factor implementación.
Resumiendo
Las ideas valen mucho o poco no solo por lo buenas que son, sino también por el empeño que ponemos en llevarlas a cabo. Es la combinación de ambos factores lo que da valor a una idea. Pero para eso, es imprescindible capturar, analizar y finalmente hacer. Un método como C.A.R. te ayudará a que tus ideas valgan la pena. Porque, recuerda, por muy brillante que sea una idea, no valdrá absolutamente nada si se queda en tu cabeza.