En este mundo tan obsesionado por las apariencias es fácil caer en el error de preocuparse más por la cifra que por lo que hay detrás. Por ejemplo, alguien podría decir que lee 1 o 2 libros por semana. También otro podría decir que lee a 800 o 900 palabras por minuto. Y puede ser cierto. Pero la cuestión es… y de todo lo que lee, ¿cuánto recuerda? A lo mejor vale más la pena leer un libro en tu vida que te cambie la vida, a leer un millón y que no te afecten para nada. Por eso, hoy vamos a centrarnos en cómo leer de tal manera que puedas recordar lo que lees.
Leemos un montón
«Tímeo hóminem uníus libri»
Le temo al hombre de un solo libro
Tomás de Aquino
Aquel que conoce un libro, pero lo conoce bien, es un enemigo formidable.
Lo cierto es que leemos muchísimo. Hoy mismo, o ayer, si te acabas de levantar, habrás leído un montón de palabras. No he encontrado ningún estudio que especifique cuántas, pero me llamó la atención un titular que dice que con el tiempo que pasamos en redes sociales, podríamos leer 200 libros al año. Sea como sea, a todos nos interesa leer y recordar lo que leemos.
Como decía la cita de arriba, leer un libro y absorber su conocimiento, es digno de mención.
En otro artículo de esta misma web, vimos un truco muy sencillo de lectura rápida. Se trata de ampliar el campo visual, también llamado campo periférico.
En el artículo «La técnica de la cebolla», hablamos de algunas técnicas más de lectura rápida. Son sencillas: evitar la verbalización, la subvocalización, las regresiones. Usar un marcador y tapar lo leído. También hablamos de técnicas para pasar de página más rápidamente. Y nos centramos en la importancia de preparar el terreno, de focalizarnos, tener en cuenta la orientación de la luz… etc. Por último comentamos la lectura en “ese” y la técnica de la cebolla.
No nos vamos a centrar hoy en sistemas de lectura rápida, ya hablamos aquí de eso, e incluso se dejaron los enlaces de varias aplicaciones que te pueden ayudar a leer muy rápido. Más bien, queremos ver cómo leer y recordar después lo leído.
La clave está en recordar lo que lees
No recordar lo que lees, sería como beberte un vaso de agua o del líquido que te guste más. Te sabe en el momento, pero después no sirve de mucho. Sería un poco frustrante… ¿o no?
Aquí hay que tener muy en cuenta el coste de oportunidad. ¿Cuántas horas le echas a leer un libro? (libro, correo, lo que sea) Ese tiempo no se lo puedes dedicar a otra cosa. Tampoco puedes hacer otra cosa mientras lees. Si después no eres capaz de recordar lo que lees, sería tiempo perdido.
Quizá alguien esté pensando ahora mismo en la lectura por placer: «Sí, todo esto está muy bien, pero yo leo para entretenerme». Pues aplica igual. Las novelas, los cuentos también tienen mucha enseñanza. A veces, bastaste más que los libros técnicos. Además, no recordar lo que lees, sea el tipo de lectura que sea, no es muy efectivo que digamos.
📚 Si te gusta leer libros, necesitas disponer de un buen catálogo. Una buena opción es Kindle Unlimited, con más de 1 millón de libros que puedes disfrutar en cualquier dispositivo con la aplicación gratuita de Kindle. Y si prefieres audiolibros, tienes la opción de Audible. Mas de 90.000 títulos, sin anuncios y con contenidos descargables. En ambos casos, tienes una prueba gratuita de 30 días para decidirte.
Técnicas para recordar lo que lee
Las técnicas que vamos a ver consisten básicamente en estropear el libro (si es en papel, claro está). Igual no te hace mucha gracia la idea, pero piensa que muchos libros tienen márgenes amplios para escribir en ellos.
Hay quien lee y no quiere dañar el libro. Ok, pero no es lo más efectivo. Además… ¿cuántas veces vas a leer el libro? ¿lo vas a vender después? Y si lo lees otra vez y no está rayado, ¿lo vas a leer entero? ¿cómo vas a encontrar lo que quieras rápido? Queda claro: si quieres recordar lo que lees, tienes que estropear el libro.
Antes de entrar en materia, una pequeña apreciación. No va a ser lo mismo leer en papel que con un dispositivo electrónico. Cada cual tiene sus ventajas. Así que voy a tratar de explicar las técnicas para recordar lo que lees adaptándolas a los dos tipos de formato. ¡Vamos a ello!
SUBRAYAR:
¿Qué se debe subrayar? Sólo lo importante. Incluso puede haber varias páginas sin ningún subrayado. Si subrayas todo, pierde el sentido. En el caso de que estés leyendo algún tipo de manual que tenga preguntas y donde haya que localizar las respuestas, se subrayarán las respuestas a las preguntas. Puedes subrayar también lo que te parezca importante, pero esto se haría con un color distinto.
¿En qué colores? Azul o rojo son los más recomendados.
Y sin regla. Si se usa regla se convierte en una tarea pesada. No importa lo bonito, importa que sea efectivo.
En un libro electrónico, claro está, el subrayado va a salir recto.
RESALTAR CON COLORES:
En papel se puede hacer con rotuladores fosforescentes. En libro electrónico es bastante más sencillo, con resaltar una porción, nos saldrán directamente los colores disponibles. La idea no es usar un color bonito o el que nos apetezca en el momento, sino más bien tener un código de colores (a ser posible, no más de cuatro).
Te pongo un ejemplo basado en los colores del semáforo (tu puedes usar el código de colores que más te guste):
Verde (¡Adelante!): cosas a aplicar
Rojo (Parar): cosas que tengo que mejorar
Amarillo (Precaución): dudas a consultar en otro momento
Azul (azul cielo): cosas inspiradoras, frases bonitas…
Igual, esto hay que usarlo con mucha mesura. Nuevamente, puede haber varias páginas sin ningún resaltado. De hecho, este tipo de colores estridentes puede fatigar a la vista, con lo que reduciremos el placer de la lectura y su efectividad.
Hay quien pone marcadores tipo post-it con colores fluorescentes para destacar páginas. Esto puede ser también muy útil para ganar tiempo al encontrar algo en específico.
CÓDIGOS (?!*<>):
En papel, en vez de los resaltados con colores, podemos usar diferentes símbolos: signo de interrogación, asteriscos, signo de admiración… caritas sonrientes (aquí se le puede echar imaginación).
Al igual que con los colores, usaremos 4 o 5 como mucho. La idea es que al leer no tengamos que repasar un manual para ver qué símbolo vamos a usar. Debe ser algo automático, rápido.
Esto en libro electrónico es más difícil de implementar, a menos que se trate de un pdf. De todas formas, nos va a resultar mucho más sencillo usar el código de colores. Tengamos en cuenta que los colores y los símbolos son métodos paralelos, es decir, sirven más o menos para lo mismo. Podemos usar un método u otro, según gustos y… colores, jejeje. Por supuesto, podemos combinar los dos métodos, pero recordemos que buscamos algo simple, efectivo. No nos compliquemos sin necesidad.
NOTAS:
A veces, querremos ampliar lo que dice el libro de alguna manera. Si el margen es suficiente, con letra pequeña y en pocas palabras podremos escribir lo que nos apetezca. Si tenemos un libro electrónico, quizá podamos extendernos un poco más, aunque no es lo más efectivo («si breve, dos veces bueno»).
En las notas, no tengamos miedo de expresar nuestras ideas y opiniones. Un error clásico es dar por bueno todo lo que dice un libro. Creemos que, porque es un libro de alguien que ha dedicado tiempo a investigar y a publicar, ya tiene más razón que nosotros. Y esto no es siempre así. Simplemente, él lo ha hecho y nosotros no. Hay que leer con espíritu crítico.
Para anclar una nota, podemos rodear una palabra o frase, y llevar una flecha desde esa palabra hasta la nota en el margen, o bien, usar un asterisco o algun otro simbolo parecido, que nos indicará que hay algo anotado en relación a esa palabra o frase. Al principio de la nota, pondremos el mismo símbolo que hayamos elegido.
Si se trata de un libro electrónico, la forma más sencilla es resaltar una palabra o frase y usar la opción de nota.
RESUMENES:
Al final de cada capítulo hay que hacer un resumen. Esto es imprescindible si quieres recordar lo que lees. Si es un libro en papel, sería bueno usar una hoja que además podemos usar como marcador para saber dónde déjanos la lectura, y también para tapar la sección e la página que ya hemos leído (otro truco de lectura rápida).
Eso sí: el resumen debe ser eso, un resumen. Es decir, debemos explicar con nuestras palabras de qué va ese capítulo o esa sección. Incluso puedes usar mapas mentales (ya hablaremos de esto también; es un tema muy interesante). En libro electrónico, usaremos una nota que anclaremos al título del capítulo.
¿Por qué esto es tan importante? Pues bien, todo libro es de su autor, sin embargo, cuando lo plasmamos en nuestras palabras, el libro pasa a ser «nuestras palabras», nuestro libro. Y no se recuerda algo ajeno como algo propio.
Piensa en alguna anécdota de otro. La empiezas a contar y seguro que viene alguien y dice: «eso no fue así». Pero si cuentas lo tuyo es más difícil. Igual también viene algún «enteraillo» y te dice que te equivocas, pero da igual, porque es TU anécdota.
Puedes leer un libro varias veces, y hacer resúmenes distintos. Esa es la magia de la lectura: es uno mismo y sus circunstancias lo que da vida a lo que leemos.
REPASOS:
Antes de comenzar la lectura, echaremos un vistazo al resumen que hemos escrito del capítulo o sección anterior, así como a las notas, subrayados, etc. Esto nos ayudará a ponernos en situación y preparar al cerebro para leer.
Por cierto, al resumir cada capítulo, tendremos hecho, casi sin querer, un resumen muy bueno del libro entero.
Una forma muy efectiva de hacer un resumen es responder las preguntas que nos hicimos antes de la técnica en “ese”. No me voy a extender aquí; simplemente son preguntas de Por qué, cómo, qué… Si quieres saber más sobre esto, visita este artículo.
Si hemos usado este método, habremos anotado cómo creemos que el libro responde esas preguntas. Al comparar esas notas, una vez leído el capítulo o porción, con lo que realmente explica el libro, llegamos a un nivel de comprensión es-pec-ta-cu-lar. Ahora sí que puedes recordar lo que lees.
*Parte de este sistema se usa en un método llamado método Cornell y que usan muchos estudiantes para tomar apuntes (quizá hablemos de esto más adelante)
REPETICIÓN:
No dejes pasar mucho tiempo antes de repetir lo que has leído. Tienes varios recursos: las notas, los subrayados, el resumen… Escoge lo que más te haya gustado. Ahora cuéntaselo a todo el mundo (al vecino, al profe, al compañero de trabajo, a la familia incluyendo ese cuñado que…). ¡Hala! Ya tienes tema de conversación. ¡Y del bueno además, aportando valor!
Y nuevamente, está demostrado que, al contar a alguien lo que hemos aprendido, se queda grabado en la memoria durante mucho más tiempo.
Si quieres recordar lo que lees hace falta algo más que simplemente leer
Repasando un poco los métodos de lectura rápida y los de comprensión y memorización, vemos que, junto a un libro de papel, siempre tiene que haber un boli o lápiz. Nos va a servir como marcador, y también para tomar anotaciones de forma rápida.
Si leemos en formato electrónico, lo ideal sería tener disponible algún teclado (aunque los móviles y los ereaders ya lo traen incorporado). Hay quien, para poder tomar notas, prefiere leer en un ordenador, de sobremesa o portátil. No será lo más placentero, pero efectivo seguro.
En mi caso, y después de varias pruebas, me inclino por usar tablet de 10 pulgadas apx., con una funda que incorpore teclado mecánico. Y de los métodos citados, uso el subrayado para las respuestas a las preguntas, un código de 4 colores con notas ancladas cuando sea necesario, y una nota con otro color para los resúmenes. Con esto, me da más que suficiente.
Eso sí, lo mejor es que pruebes, te hagas con la combinación que mejor te funcione, y después la uses todo lo que puedas hasta que se convierta en un hábito.
¿Hogar o casa piloto?
El título que elegí es ‘Cómo recordar lo que lees (TODO)’. Claro, evidentemente no podemos recordar palabra por palabra de cada cosa que leemos. Pero lo contrario sería no recordar nada. Ahora bien, si usas estos métodos, podrás recordar lo que te interesa de TODO lo que leas. Esta es la idea.
Si leemos así, la lectura no solo será un placer, sino que será efectiva.
Me gustó mucho una comparación que leí sobre leer libros (valga la redundancia). Un libro es como una casa amueblada que no ha sido habitada. Entramos, y empezamos a hacer uso de ella. Es entonces cuando se convierte en un hogar, en nuestro hogar. Ahora bien, si entras en una casa, y dejas los plásticos puestos, y no te atreves a tocar nada, no será un hogar, será una casa piloto.
¿Cómo serán tus libros? ¿hogares o casas piloto?
Como decía cierto profesor: «El libro tiene que estar al servicio nuestro, NO nosotros al servicio del libro».
📖 ¿Te gustaría leer más rápido y retener la información por más tiempo? Si eres de los que disfrutan leyendo, y te gustaría hacerlo mejor, échale un ojo al curso de lectura rápida y comprensiva que tenemos en la academia.
En conclusión
Espero que te haya gustado este tema. Te animo a poner en práctica esros métodos desde ya. Lo puedes hacer también usando este mismo artículo. ¿Cómo? Me he dejado una perlita para el final. En una página web, un blog, etc., puedes sencillamente poner el navegador en modo lectura (se te eliminan los anuncios y demás cosas superfluas), y después, imprimir en pdf. Ya está, ya tienes tu libro electrónico. O, si quieres, también puedes imprimirlo en papel (y tener más trozos de árboles muertos en casa, jejeje).
Como te pido en el recuadro de abajo, te pido por favor tu participación: comenta, dale a un like, dinos qué te parece, comparte tu sabiduría. Ningún libro puede ser aprovechado si permanece cerrado, y lo mismo con este contenido: necesita TU ayuda para ser difundido (y ahí va la rima).
Me despido… Hasta que nos veamos de nuevo (virtualmente, claro está), ¡que lo pases muy bien!