Una de las claves de por qué gusta tanto la película de Tarzán, es que nos presenta a un individuo extremadamente fuerte, valiente e inteligente, pero al mismo tiempo, muy torpe para ciertas cosas comunes para el “hombre de ciudad”.
Se comparan los valores naturales, la sabiduría ancestral, con las habilidades, muchas veces un tanto estúpidas, que desarrollamos arrastrados por la tecnología.
Así que subyace un debate interesante. ¿Qué vale más? ¿Hablar con un elefante o saber cómo usar el microondas?
Al final, lo cierto es que todos somos unos inadaptados desde que nos sacan de nuestro entorno. Y, al mismo tiempo, todos somos muy listos en lo que nos gusta. Como decía Cervantes, “el más tonto sabe más en su casa, que el sabio en la ajena”. Y lo mismo sucede con campos de aprendizaje. Es algo así como la teoría de las 9 inteligencias, llevada a la comparación entre jungla y ciudad.
Pero voy más lejos todavía. El avance producido por la cantidad brutal de conocimiento disponible, unido a la cantidad cada vez mayor, de personas que pueden desarrollar sus talentos y habilidades, está produciendo un efecto curioso. Y es que, a menos que te dediques en cuerpo y alma a una actividad, es muy fácil quedarse atrás.
Si estudiaste una profesión o hiciste una carrera, sabrás de lo que estamos hablando. Antes, los conocimientos que adquiría una persona duraban un determinado tiempo. Ahora, o te formas continuamente, o estás perdido.
Pensemos en que hace tan solo una década (un poco más), no existía el iPhone. En que, hace nada, el método de comunicación más avanzado era el fax. Redes sociales como Facebook ya son “antiguas”, y otras nuevas, como TikTok, consiguen millones de seguidores en cuestión de semanas. El mundo se mueve a una velocidad vertiginosa.
Al final, nos vamos quedando desfasados en todos los campos. Intentamos ponernos al día en algo, pero nos perdemos en otra materia. Este efecto de saturación cognitiva se agudiza en el caso de aquellos que, bien por desidia, o bien por incapacidad, se niegan a llevar este ritmo frenético.
Así que, al final, muchos somos Tarzán en la gran ciudad. Y, el caso es que… como decía un cuñado mío: o te aclimatas o te aclimueres.
Cómo adaptarse al cambio tecnológico
Mantenerse al día en todo es imposible. Por eso creo que la regla de las dos listas, de Warren Buffett, tiene mucho sentido aquí. Debemos elegir conscientemente en qué campos vamos a enfocarnos, y cuáles decidiremos ignorar.
La curiosidad es una cualidad buenísima, pero si no está acompañada de aplicación, se queda en eso, en algo curioso. Podría ser incluso, una trampa del ego. Blaise Pascal advertía: “La curiosidad no es más que vanidad. En la mayoría de los casos, sólo queremos saber algo para hablar de ello.”
Lo mismo con los deseos, sueños e intenciones. Sin un sistema que los convierta en realidad, se convierten en “des-hechos”.
Algunos expertos y referentes de diferentes campos, unidos por el deseo de ganar efectividad en sus vidas, están empezando a dejar de formarse, con el fin de dedicar más tiempo a aplicar. Porque… ¿de que sirve leer mucho si no aplicamos nada? Como decía un tal Saadi: Dos clases de hombres se esfuerzan en vano: quien amontona dinero sin gastarlo, y quien adquiere saber sin aplicarlo.
En mi caso, llevo tiempo haciéndome este planteamiento, que me ha llevado, por el momento, a una decisión drástica: dejar de leer libros.
Así mismo, como explicaba el artículo “Especializarse: 7 factores a tener en cuenta”, cada vez será más importante aprender a aprender, con el objetivo de ser más efectivos.
Un entorno correcto de aprendizaje será vital en los próximos años. Nuestro PLE (Entorno personal de aprendizaje) deberá estar perfectamente delimitado, y debe convertirse en una rutina que forme parte de nuestro día a día.
Creo que ninguno queremos ser como Tarzán en la gran ciudad, pero tampoco podemos estar al día en todo. Me quedo con una cita más de Blaise Pascal: “Vale más saber alguna cosa de todo, que saberlo todo de una sola cosa”.
¿Qué opinas tú?
Vale más saber alguna cosa de todo, que saberlo todo de una sola cosa. – Blaise Pascal Clic para tuitear