Uno de los rasgos de las personas efectivas (como tú y como yo) es que capturamos la información. Obviamente, luego habrá que hacer algo con eso. Pero no nos adelantemos. Aunque el hecho de capturar es buena señal, podría convertirse en una trampa. ¿Cómo es posible?
El mono y la fruta
Seguro que has oído alguna vez cómo se captura a un mono. Se cuenta que las tribus que habitan la selva enterraban una vasija en el suelo, con alguna fruta dentro. El mono metía la mano pero a la hora de sacarla, le resultaba imposible hacerlo a menos que soltara el fruto. Incapaz de darse cuenta, prefería ser atrapado antes que soltar la fruta.
Habrás oído varias versiones de la misma historia. Y puede parecer un cuento muy tonto, y quizá poco creíble. Por eso decidí buscar algún documento gráfico que demuestre que el efecto mono-fruta es real. Aquí te dejo dos videos. Atención sobre todo, en el segundo video, a los gritos del mono que mete la mano en el termitero.
Capturando como monos
Bueno, vale, la historia está graciosa, pero… ¿qué tiene esto que ver con nosotros?
Pues creo que hay algunas lecciones muy interesantes aquí para el mundo de la efectividad personal, y en particular, con la forma de capturar información.
- Primero, hay que ser muy selectivo con lo que se captura. La facilidad que nos dan herramientas como Google Keep es un peligro para las personas a las que todo les parece maravilloso, y van capturando todo lo que se mueve. Como dice un proverbio brasileño: «Macaco velho não mete a mão em cumbuca» (Un mono viejo no mete la mano en un frasco). Es decir, que la persona experimentada sabe dónde no hay que meter la mano.
- Segundo, hay que saber soltar. En la segunda fase del método C.A.R., analizamos las capturas propias y ajenas. Hay tres decisiones posibles: eliminar esa información, archivarla o transformarla en acciones. Y aquí tenemos una enorme trampa. Si nos empeñamos en agarrar todo lo que parece interesante, no podremos sacar la mano del estrecho agujero. Nuestro día tiene 24 horas, ni un minuto más. Por eso, en la fase de análisis, debemos soltar lastre, eliminar todo aquello que no quepa en nuestro horario. Como decía John Maynard Keynes, “la dificultad no radica en desarrollar nuevas ideas sino en escapar de las viejas”.
- Tercero, una vez más, se trata de ser proactivos, no reactivos. El mono acude a la fruta que «otro» le ha puesto ahí. Ha reaccionado, en vez de buscarse la fruta por él mismo. Claro, aparentemente es más fácil. Hay tiene el regalo casi sin esfuerzo. Pero esa forma de pensar es una trampa. Por eso, a la hora de capturar información, es mucho mejor decidir qué vamos a buscar, y por qué, más bien que consumir contenidos atractivos, simplemente porque es fácil. Encender la tv «a ver qué echan» o leer las noticias «a ver qué ha pasado» son acciones reactivas, mientras que una investigación sobre algo que queremos aprender es proactivo.
Resumiendo
Capturar información puede parecer un proceso sencillo y muy efectivo. Sin embargo, hay algunos peligros, como capturar demasiada información, empeñarse en no descartar nada, o consumir contenidos de forma reactiva. Estos y otros hábitos nos podrían llevar a caer en la trampa del mono y la fruta. Y ninguno de nosotros queremos parecernos más todavía a los macacos, ¿verdad?