Se puede cambiar el pasado

Cambiar el pasado: la máquina del tiempo

Tabla de contenidos

¿Te gustaría cambiar el pasado? De todo lo que has hecho en tu vida, ¿qué cambiarías si pudieras? Probablemente estés pensando que el tiempo solo tiene una dirección: hacia delante. Y que eso de los viajes en el tiempo y la máquina del tiempo son cosas de ciencia ficción. Tienes razón, no se puede cambiar el pasado. Pero… ¿y TU PASADO? Ya que es tuyo, ¿podrías cambiarlo? La respuesta es sí. ¿Te gustaría saber cómo?

La máquina del tiempo

Desde tiempos remotos, el ser humano ha soñado con regresar al pasado. Evidentemente, el objetivo no es simplemente documentarse, sino poder cambiar el pasado, modificar los hechos acaecidos. 

Se han escrito innumerables libros, se han rodado películas, el tema ha sido redundante hasta la saciedad. En muchos casos, aunque hablamos de algo hipotético, los autores coinciden en que, si se pudiera cambiar el tiempo, se crearían diferentes líneas temporales. Es decir, lo ocurrido, ocurrido está. Y si vuelves atrás y lo cambias, se formaría una historia paralela.

Cambiar el pasado con una máquina del tiempo

O una paradoja de esas que tanto gustan en el cine:

¿Qué pasaría si viajo atrás en el tiempo y asesino a mi bisabuelo, por lo cual, no nazco, y por lo tanto, no puedo matarle?

Yo lo tengo claro: ¡explota el universo!

O no cambio nada…

Esto está relacionado con una idea que mucha gente tiene. Cuando les preguntan si querrían cambiar algo de su pasado, responden que no. Porque están contentas con quiénes son y con lo que tienen, y eso ha sido gracias a las experiencias vividas, buenas y malas. Si algo cambiara, ya no serían ellos, y quién sabe si la nueva realidad sería peor que la actual. Ya lo dice el dicho: «Más vale malo conocido… que bueno por conocer»

Otras personas son incapaces de arrepentirse o de pedir perdón por lo que han hecho mal. Piensan que lo hicieron bien dentro de sus circunstancias. El resultado es nefasto, porque, al no aprender de los errores, siguen tropezando en la misma piedra, y con cada caída aumenta su ignorancia, y sus heridas. 

… o me vuelvo a clavar el puñal

En el caso de otros, sucede justo lo contrario. No paran de rememorar lo que les ha pasado. Y no suelen recordar las buenas vivencias, sino las malas. Un amigo me dio un buen consejo una vez sobre esto de recordar el pasado.

Imagina que te han clavado una puñalada por la espalda. No hay duda de que esto sucedió de verdad. Pero ahora, tu no paras de recordarlo una y otra vez. Y cada vez que lo haces, sufres. Siguiendo con el ejemplo, es como si tu mismo te sacaras el puñal de la espalda, y te lo clavaras repetidamente. ¿No es mejor sacarte el puñal y curarte la herida? ¡Y no la toques más, hasta que se cure del todo!

Volver al pasado es como clavarte un puñal una y otra vez

Sin embargo, es eso justo lo que algunos hacen cuando vuelven al pasado.

En el equilibrio está la clave (no conduzcas mirando al retrovisor)

Ni una cosa ni la otra. En el equilibrio está la clave. Podríamos compararlo al uso del espejo retrovisor.

Estar pensando siempre en el pasado es como conducir mirando el espejo retrovisor.

Vamos… una auténtica locura. Me recuerda estas escenas de película en las que se ve a alguien (supuestamente) conduciendo y hablando con su acompañante. Entonces, le mira seductoramente durante unos segundos. ¡Haz tu eso en carretera! De entrada, en la vida real, la mayoría de los que llevamos como co-piloto te dirán: “¡Mirá p’alante, que nos la vamos a pegar!”.

Lo mismo con la vida. No se puede uno enfrascar en lo sucedido. El pasado, pasado está, y el futuro todavía no ha llegado. Incluso el presente… si te despistas, se evapora. 

Es cierto que, como decía Santayana, “Los que no pueden recordar el pasado están condenados a repetirlo”, pero también lo es que “agua pasada, no mueve molinos”.

Recuerda que tu pasado no determina tu futuro. No te confíes si lo hiciste bien, y tampoco permitas que las lágrimas de otros tiempos borren tu sonrisa en el presente. Sea bueno o malo, el pasado no tiene futuro. Ni siquiera se puede repetir, porque tu, el protagonista, ya no eres el mismo. Por eso, el presente, sí, ese regalo, es lo único real en este momento

Está bien mirar de vez en cuando los errores cometidos, así como los aciertos, y aprender de ellos. También hay que aceptar momentos de melancolía. Ahora bien, deben ser breves, simples vistazos para situarse. La carretera, el camino a recorrer está delante. 

Por eso, pregúntate: ¿Cuánto tiempo conduces mirando al retrovisor?

Por otro lado, es bueno dejar claro que hay traumas y vivencias que nos han afectado tanto, que para sobrellevarlos, es necesario darles otro tipo de atención. En estos casos, ser personas resilientes es fundamental.

Un ejemplo de un tipo de dolor que no se puede obviar es el del duelo por la pérdida de un ser querido. Incluso, a veces, es necesaria la ayuda de un profesional. En este artículo no nos referimos a ese tipo de «pasado», sino más bien a situaciones más o menos comunes a todos.

La memoria del pasado

Bueno, por si te lo habías planteado, no, no he creado la máquina del tiempo, ni lo he intentado, de hecho. No podemos cambiar el pasado, por mucho que queramos. Pero… hemos dicho que no vamos a hablar del pasado en general, sino de TU PASADO. Así que, una pregunta: ¿cómo sabes lo que te ha ocurrido?

En un artículo anterior hablamos sobre la memoria a corto plazo y a largo plazo. Básicamente, a donde queremos llegar es a que la memoria es moldeable. Los recuerdos que tenemos del pasado no son objetivos, sino subjetivos. Cuanto más atrás vayamos en el tiempo, más deformados estarán nuestros recuerdos

Es por eso que se dan algunas paradojas curiosas, como la de un hombre que sólo recuerda lo que le ha pasado en los últimos 90 minutos. También están los falsos recuerdos, o los recuerdos reprimidos, aunque muchos discuten que realmente existan. 

Efectos de la memoria
Algunos efectos curiosos de la memoria, fuente: Pinterest

Al mismo tiempo, diferentes expertos han desarrollado técnicas que nos permiten, no cambiar el pasado en sí, sino modificar voluntariamente las emociones asociadas a nuestros recuerdos. Muchas de estas están aglutinadas en el PNL (Programación NeuroLingüística). 

No nos vamos a complicar hablando de todos estos temas, porque, aunque son muy interesantes, no es el objetivo.

La cuestión es que nuestros recuerdos son modificados por lo que nos sucede cada día. Y… si nuestros recuerdos cambian, NUESTRO pasado cambia. 

Sí, es cierto que si tuviste una desgracia y hubo resultados tangibles, como una herida, o algo peor, eso no se puede cambiar. Pero aún así, se puede cambiar tu forma de ver el asunto. 

Es como si tuvieras un álbum de fotos de toda tu vida. Lo que queremos es quitar algunas fotos y añadir otras. Y claro, que no nos acordemos de que hemos hecho esos «pequeños» cambios. 

Cambiar el pasado es como modificar un álbum de fotos de tu vida

¿Cómo cambiar el pasado?

Antes de nada, es evidente, que debemos tener más o menos claro lo que pasó realmente. O por lo menos, lo más cercano a la realidad. Como dice una de estas citas célebres: 

«En primer lugar, conoce los hechos, entonces podrás distorsionarlos a tu antojo»

Mark Twain

Por otro lado, antes de tener en cuenta las ideas que vamos a mencionar, también hay que decir que debemos especificar qué queremos modificar y por qué. 

Ahora sí, vamos a ver varias ideas que nos ayudarán a cambiar nuestro pasado. No tienen que ver con cosas raras, ni con PNL ni nada parecido. En realidad, si te fijas, son cosas de sentido común.

1. Niégate a tener pensamientos negativos

Imagina que estás en un supermercado, y, al pasar la compra, ves que el cajero no se ha dado cuenta de que no ha cobrado un producto. Rápidamente, piensas: «¡qué bueno! Hoy me ahorro un dinerito». Pero, como eres muy honrado, rechazas ese pensamiento de tu cabeza, y avisas al cajero. 

De la misma manera que se puede sacar de la cabeza un pensamiento como ese, también se puede evitar tener pensamientos negativos. 

Así que, cuando pienses «¡qué tonto he sido!» «soy un —«, date una cachetada, una ducha de agua fría, sal a pasear, o lo que quieras, pero no sigas pensando. Tu mente es tuya, tu la controlas, no al revés

2. No hables de lo que no se puede arreglar, olvídalo

Dejemos que el pasado sea el pasado.

Homero (VIII AC-VIII AC) Poeta y rapsoda griego.

El único encanto del pasado consiste en que es el pasado.

Oscar Wilde (1854-1900) Dramaturgo y novelista irlandés.

Añorar el pasado es correr tras el viento.

Proverbio ruso

«El pasado, pasado está» «Agua pasada no mueve molino»… Y así podríamos seguir. No puedes cambiar el pasado, por eso, no tiene sentido hablar de lo que pasó.

Pero hay algo más. Una de las mejores técnicas para memorizar algo es hablar de ello a los demás. Pues bien, lo contrario también sucede. De lo que no se habla, el cerebro se olvida. Y si se olvida, no ha sucedido, al menos para ti. Así de sencillo. Por eso, resuélvete a hablar de algo malo que te haya pasado una sola vez. Una vez para tomar decisiones, dos como mucho. Y se acabó. No se vuelve a hablar del tema. 

Si no sirve de nada, mejor no lo digas.
Si no sirve de nada, mejor no lo digas.

3. Habla de lo que sí se puede arreglar, y arréglalo

Mejor que hablar de lo sucedido, enfócate en hablar de lo que vas a cambiar. Cuanto más tiempo pases en lo segundo, en vez de en lo primero, mejor para ti.

Pregúntate: ¿Qué aprendo? ¿Qué voy a hacer? ¿Qué voy a cambiar? ¿Cómo lo voy a hacer? Esto es presente, no pasado.

También te puedes preguntar: ¿Qué estoy haciendo? ¿Qué estoy cambiando? Esto también es presente.

Pero hay algo mejor. Si te propones cambiar algo, y lo consigues, podrás preguntarte: ¿qué he cambiado? ¿qué he hecho desde entonces? Y esto… esto es pasado. Un pasado que ha sido complementado, modificado. Efectivamente, ¡has podido cambiar el pasado, TU pasado! Ahora ya no tienes una experiencia negativa. Tienes algo mucho mejor. De lo malo, ha salido algo bueno. Voy más allá incluso: si no hubiera sucedido lo primero, no tendrías el resultado que tienes ahora.

4. Céntrate en lo positivo

Todo, absolutamente todo lo que pasa, tiene un lado positivo, por muy difícil que parezca. Toda experiencia negativa nos enseña algo, nos da la oportunidad de cambiar, al menos. Y por muy malo que sea algo, seguro que puedes imaginar un escenario peor. En eso somos especialistas, por cierto. Muchas veces, alguien te cuenta lo que le ha ocurrido, y tu dices: «Pues eso no es nada… a mi me pasó…»

Hazlo al revés. Dite a ti mismo: «lo que me ha ocurrido no es nada en comparación con lo que le ha pasado a otros». Porque, por muy feo que sea lo que pasó, seguro que hay alguien a quien le fue peor que a ti.

Todo imán tiene un polo negativo y otro positivo.
Todo imán tiene un polo negativo y otro positivo. La vida actual también. 

Y si no se te ocurre nada, te ayudará bastante pensar en los miles de niños que mueren de hambre sin que puedan tener siquiera recuerdos que cambiar. Al menos tú, si estás leyendo esto, estás vivo. Y la vida es un regalo. 

«Yo no lo recuerdo así»

No se si alguna vez te ha pasado algo parecido. Se produce una discusión, y, pasado un tiempo, vas a intentar solucionarlo, y le recuerdas lo que dijo o lo que hizo esa persona que te ofendió. Pero esta persona, ni corta ni perezosa, te suelta: «pues yo no lo recuerdo así».

Aún en el caso de que tengas razón, y de que cuentes con testigos de los hechos, y consigas demostrarlo, es posible que la persona insista: «pues yo no lo recuerdo así». 

Y ya está, se creyó su propia mentira, modificó su recuerdo, y consiguió cambiar el pasado, SU pasado, claro está. Por cierto, tiene mérito en algunos expertos en esta técnica, sobre todo teniendo al mundo entero en contra. 

No te estoy animando a que tuerzas la verdad, ni mucho menos. Pero si hay algún recuerdo que no te deja dormir, que te está atormentando, vamos, una de esas cosas por las que viajarías en una máquina del tiempo… ¡Usa el sistema de: «pues yo no lo recuerdo así»!

Seguro que se te ocurren más ideas para cambiar TU pasado. ¿Qué tal si las compartes con los demás? Dime también qué te ha parecido, y si crees que cambiar tu pasado te puede ayudar a ser más efectivo. 

Inefectividad a propósito

¿Cuál es tu récord haciendo cola (en fila)? El mío lo batí hoy, en el día en que escribo estas líneas. 2 horas en la

Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?