Burro viejo no aprende camino

Burro Viejo en un establo

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Buscando información sobre la frase del título: «Burro viejo no aprende camino», me encontré con un montón de refranes y frases populares sobre burros. El burro ha estado tan asociado a los humanos, que desde hace mucho, llamamos burros a los hombres, y les ponemos nombres a los burros.

Una pregunta que me hago recurrentemente es si la gente cambia. Me temo que la respuesta se está convirtiendo más en un «no» que en un «a veces», mientras la opción «sí» va desapareciendo a golpe de experiencias personales. Muy frecuentemente, me encuentro con personas, más o menos de cierta edad que usan frases parecidas a la del burro. «Burro viejo no aprende camino», «burro viejo no aprende idiomas», «burro viejo, poca carga y poco pienso», etc.

Sin embargo, hay muchas más frases de burros que, curiosamente, no se aplican con tanta alegría a sí mismos, como por ejemplo: «A palos entiende el burro». No me imagino a nadie que, ante la oferta de aprender algo, pida ser apaleado entendiendo que se compara a un burro.

*Por si quieres frases de burros, aquí tienes un montón.

Los burros no son tan burros

Lo cierto de la frase es que el burro no aprende por ser viejo, sino por ser burro. Y ni si quiera eso. La verdadera realidad es que los burros, como la mayoría de los animales, nos pueden dar muchas lecciones de inteligencia. No nos olvidemos que los burros son parientes cercanos de los caballos.

Aunque distintos de sus afamados primos, los burros tienen ciertas ventajas sobre otros equinos. Por ejemplo, son mucho más sensibles que los caballos. Si los tratas mal, se niegan a obedecer. De ahí su renombre como tozudos. Pero, párate un momento y piensa. ¿Quién es más inteligente? ¿El que obedece al humano, o el que se resiste si no lo tratas bien?

Además, los caballos son muy asustadizos, sobre todo si no están entrenados. Sin embargo, los borricos suelen analizar la situación antes de reaccionar.

Otro punto a favor de los burros es su adaptabilidad. Son capaces de sobrevivir en condiciones extremas que pocos mamíferos podrían soportar.

Así que resulta que tenemos una paradoja: el burro no es tan burro.

Los mayores también pueden aprender

Y con la gente sucede lo mismo. Todo depende de lo que uno quiera en su vida. Cambiando ligeramente una frase que escuché hace poco:

«Si me dices que no puedes aprender, tienes razón. Y si me dices que puedes aprender, también tienes razón».

Como prueba, tienes el caso de personas muy mayores que siguieron aprendiendo toda su vida. Por ejemplo, está el récord guiness Allan Stewart, que a sus casi 100 años, obtuvo un máster en ciencias clínicas y medicina complementaria. Este señor australiano, que nació en 1915 ha dedicado casi toda su vida a lo académico, obteniendo su primer título a finales de los años 30.

¿O que me dices de Shigemi Hirata, nacido en 1919 en Hiroshima? Con 96 años obtuvo también una licenciatura por correspondencia. Y no conforme con eso, dice: «Mi siguiente objetivo es vivir hasta los 100 años. Si para entonces aún estoy en buena forma, me plantearé enrolarme en estudios de posgrado».

No creo que haga falta dar muchas pruebas más de que los mayores pueden aprender lo que quieran. Así que la cuestión no es tanto de capacidad, sino de deseo.

Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino aquellos que no sepan aprender, desaprender y reaprender. – Alvin Toffler Clic para tuitear

3 reflexiones

  1. Cuando alguien, sea joven o mayor, te diga algo parecido a la frasecita del burro, no insistas demasiado. No pierdas tu tiempo. Lo más probable es que te hayas topado con alguien que, simplemente, no desea aprender. Pero no juzgues rápido. Observa si es una de tantas frases hechas. Quizá no quiera molestar.
  2. Si eres tú el que has pensado alguna vez que ya no estás para aprender, quizá presionado por la cultura popular, no cedas. Quizá vayas más lento, como los burritos, pero tienes algo que no tienen los demás: tiempo y experiencia. Recuerda que el calendario no se trata de «una página menos», sino de «una página más».
  3. Respetemos a los mayores. Tienen mucho que enseñar, si ellos quieren, claro está. Contemos con ellos. Y enseñemos a nuestros «viejitos» todo lo que podamos, con paciencia pero con ilusión. Ellos también tienen derecho a aprender.

Aprender, seamos jóvenes o mayores, es esencial para formarnos, para progresar, para aumentar nuestra esperanza de vida, y para un montón de cosas más.

Permíteme un consejo: NUNCA DEJES DE APRENDER.

No puedes evitar envejecer, pero no tienes que hacerte mayor.-George Burns. Clic para tuitear

(Por si te interesa el tema, abajo te dejo un video espectacular en el que personas con más de 100 años dan lecciones extraordinarias)

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Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?