El baile del ataúd te enseña efectividad

Los negros del ataúd te enseñan efectividad

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Tengo un amigo que tiene un canal de YouTube. No es famoso ni nada de eso. Al contrario. El canal tiene 16 suscriptores ahora mismo. Hace poco, este amigo mío publicó un video grabando con el móvil un juguete de Hot Wheels con los bailarines del ataúd, y la archiconocida música de fondo. El video tiene 1371 visualizaciones. Así que mi amigo, que ve mis videos de YouTube, me dijo «partido de risa» que estaba perdiendo el tiempo, y que me dedicara a otra cosa. Pues bien, el artículo de hoy es la respuesta a mi amigo. Porque, al final, resulta que el baile del ataúd también te enseña efectividad.

Por cierto, para más señas, aquí está el video de mi amigo. Juzga tú mismo su calidad…

Cuál es el origen del baile del ataúd

Lo primero interesante es descubrir que la música de fondo no es la que se usa originalmente. Es un montaje con la canción Astronomia de Vicentone y Tony Igy. Aquí te la dejo:

En cuanto a la danza, sí es funeraria. El origen es de Ghana, y según se explica en varios artículos, este tipo de bailes se han hecho bastante populares en entierros. Su objetivo es dar una «última fiesta» al difunto.

En el video de abajo, puedes ver una de estas despedidas con sonido original:

Como puedes percibir, la forma de ver la muerte en estos lugares es bastante distinta de nuestra visión europea o latina. Por otro lado, los hombres de raza negra, en promedio, y por lo que sea, bailan super bien, esa es la verdad. Así que la combinación resultante es, francamente, genial.

Para más señas, rebuscando por la web, encontré una entrevista al autor del baile del ataúd, Benjamin Aidoo. Aquí te la dejo:

Por cierto, si quieres ver videos y memes del baile del ataúd, te dejo un hilo de Twitter que te garantiza horas de diversión gratuita:

Cosas que nos enseña el baile del ataúd sobre la efectividad

Bueno, vamos allá con el tema del artículo. Igual te estarás preguntando cómo este tipo de videos nos enseña efectividad.

Lo cierto es que todo lo «viral» nos enseña muchas lecciones, sobre todo a los que estamos peleándonos con los algoritmos para llegar a más gente con nuestros contenidos.

Y, por supuesto, en vista de que la efectividad se puede aplicar a casi cualquier ámbito de la vida, los bailarines del ataúd también nos enseñan sobre eso.

*Si quieres saber con más detalle qué es efectividad, te animo a ver este artículo: Qué es efectividad

¡Vamos allá! En los siguientes subtítulos te explico las lecciones que yo he sacado, que me sirven de respuesta a la afrenta de mi amigo.

(Con cariño, compañero)

El humor es esencial

Lo primero. ¿Por qué han triunfado este tipo de memes?

En un momento de la historia donde se habla de muerte y de tragedia, la gente necesita desasociarse de la realidad y reírse un rato.

El humor es imprescindible, y sin él, estoy convencido de que el ser humano no viviría, o lo haría muy mal.

En un seminario de enseñanza de idiomas se nos explicó cómo el humor ayuda a aprender de una manera increíble. Y es que se aprende mucho mejor cuando los contenidos se mezclan con la risa.

No hace falta que cuentes chistes malos si no se te da bien (esto me lo debería aplicar yo, por cierto). La cuestión es que, al enseñar; al vivir, de hecho, hay que echar unas risas de vez en cuando.

La efectividad seria, rígida, inflexible no es demasiado efectiva.

La efectividad seria, rígida, inflexible no es demasiado efectiva. Clic para tuitear

Si quieres llegar a más gente, háblales de lo que les gusta

Una lección importante, uno de esos «guantazos de realidad» es que, por mucho que te esfuerces por publicar contenidos de calidad, con técnicas espectaculares, hablando de cosas que pueden cambiarle la vida a una persona, al final, la gente quiere consumir contenidos facilitos, resultones, que no les coman la cabeza, vamos.

Así que si quieres llegar a mucha gente, sobre todo al principio, debes hablar de lo que gusta. Da igual si hay 100.000 memes y videos de los bailarines del ataúd. Tú publica de eso, que es trending topic, y verás que funciona.

En realidad, ¡es tan lógico!

El problema, muchas veces, es que nosotros queremos hablar de lo que a nosotros nos gusta, y eso no siempre es lo que a los demás les gusta. Por cierto, esto aplica a una conversación también.

Por supuesto, con tiempo y paciencia, puedes formar una comunidad de personas a las que les gusta lo que a ti te gusta. Esa comunidad puede ser relativamente grande, aunque la temática del grupo sea un tanto rara. Si lo consigues… ¡Genial! Ahí sí podrás hablar de lo que quieras.

Si quieres ayudar a más gente, háblales de lo que no les gusta

Claro, en contraposición del punto anterior, también hay que plantearse que la mayoría de las cosas que le gusta a la gente en general no les va a ayudar a mejorar sus vidas sustancialmente.

Y es que ya sabes que a nuestro cerebro no le gustan los cambios. Prefiere lo sencillito. Así que, si de verdad quieres ayudar a los demás, vas a tener que enfrentarte a un problema: Esa ayuda consistirá en cambios, en esfuerzo, en aprendizaje. Y eso… no gusta mamá.

Como en muchas ocasiones, creo que lo ideal es el equilibrio. La combinación ideal está en mezclar lo que gusta, con lo que nos gusta a nosotros, y que, a su vez, pueda enseñar algo útil.

No en vano comunicar se trata de poner en común.

Por cierto, esto de mezclar algo que gusta con algo que enseñe, y todo eso… es precisamente lo que he intentado hacer con este artículo.

Los números son unos mentirosos

Otra cosa que nos enseñan los memes y videos de la danza del ataúd, es que las cifras son muy engañosas. Los americanos les llaman «vanity metrics» (métricas vanidosas).

Sí, puedes tener un montón de visualizaciones o seguidores, y eso te da un subidón. Revisas las cifras cada 10 minutos a ver cuánto ha subido. Pero, francamente, ¿de qué sirve eso?

A veces incluso me planteo si algunos canales de difusión no inflarán las cifras para hacer sentir bien sobre todo a los que pagan por publicitarse. No sé…

La cuestión es que, detrás de esas cifras, no hay nada.

¿Se han hecho multimillonarios los famosos porteadores? Lo dudo mucho. ¿Han cambiado para siempre las vidas de las personas que han visto estos videos? No lo creo.

Probablemente algún Youtuber o Tiktoker, como se lleva ahora, ha sacado su tajada, pero si no se le ocurren más ideas como esas, será una propina sin más intenciones.

Son cifras, nada más. Puedes analizarlas y aprender. Puedes sentirte orgulloso si quieres, pero ya está. Son números mentirosos. No cuentan la verdad.

Mi batalla contra las redes sociales

Hay una salvedad a lo que se dijo antes sobre cómo formar una comunidad de gente a la que le guste lo mismo que a ti. En realidad, es sencillo lograrlo. Puedes publicar un montón de contenido en redes sociales y canales de difusión, adaptándote a cada uno de ellos. Posteriormente puedes pagar por publicidad, y verás cómo, en nada, tienes un montón de visualizaciones y seguidores por todos sitios.

Si lo piensas un poco, no deja de ser irónico.

Fíjate en lo siguiente. Si tú montas una zapatería, lo normal es que la gente que entre ahí, pague por llevarse unos zapatos. Podrías hacer una rebaja o permitir que se los prueben, pero si alguien lo quiere, tiene que pasar por caja.

Sin embargo, en internet, publicamos un montón de conocimiento gratis. Y las redes sociales no solo se quedan con tus zapatos y los regalan, sino que encima pretenden que les pagues para que tus zapatos sean más regalados que otros. ¡Es el colmo!

Estoy totalmente a favor de repartir conocimiento que pueda ayudar a los demás. También creo que los autores deberían tener una compensación por su trabajo, según su calidad.

Y, por supuesto, soy consciente de que mucho de lo que se publica, nosotros mismos lo aprendemos de otros sitios, normalmente gratuitos.

Por eso, en mi caso, todo lo que publico es gratis, excepto el curso de productividad, ya que entiendo que el método es algo mío, que he desarrollado yo, y que de alguna manera debo recuperar la inversión. Además, poner ciertos contenidos gratis sería un insulto al esfuerzo, y la gente no lo valoraría.

Pero de ahí a las pretensiones de las redes sociales…

Por eso últimamente estoy probando la opción de Telegram. Ahora tengo un canal y un grupo. Quien realmente está interesado, se suscribe o se une, y todos ven todo lo que se publica en el canal, o en el grupo. ¡Ya está! ¡Así de sencillo! Ya no me tengo que pelear con ningún algoritmo ni nada de eso. De hecho, estoy pensando seriamente cerrar (una vez más) todas las redes sociales que tengo, o automatizarlas y olvidarme de ellas. Ya veremos…

Déjate de memes del video del ataúd y busca la efectividad con sentido común

¿Qué te parece? Una vez más, casi sin querer, tenemos la definición de efectividad: eficacia (conseguir resultados) y eficiencia (gastar pocos recursos)

Publicar memes de porteadores bailando mientras llevan un féretro es tremendamente efectivo. Llegas a mucha gente sin casi esfuerzo.

Ahora bien, -y creo que esta es la mayor lección que saco del tema-, ¿cuál es el objetivo que quieres lograr?

La efectividad sin sentido no es efectividad. ¿De qué sirve ser muy efectivo si no te hace más feliz?

Mi amigo se lo pasó bien con el video, y se rió de mi un buen rato. Yo también me reí bastante. Y con este artículo me lo he pasado genial. Y cuando lo lea mi amigo, seguro que se va a echar unas risas de nuevo.

Pero la cuestión, y ahora sí me pongo serio, es que la efectividad debe tener un objetivo correcto. La mayoría de nuestros actos son autómatas, y sin sentido. Y a poco que te despistes, en un mundo lleno de vanalidades y de sinsentidos, puedes caer en la llamada «rueda de la rata», corriendo detrás de la nada, y dando vueltas sobre ti mismo.

Por eso, una vez más, sirva este artículo para hacer una reflexión: busca la efectividad, busca tener objetivos concretos. Intenta estar más tiempo con los tuyos, liberarte del estrés, ser un poquito más feliz…

… y después, con el tiempo que te sobre, si quieres, nos vemos un par de videos del baile del ataúd.

La efectividad sin sentido no es efectiva Clic para tuitear

*En esta ocasión, y más que nunca, te pido que le eches un vistazo al curso de productividad personal C.A.R., un método que te ayudará a cumplir tus propósitos, a ser más organizado, y a tener más tiempo para lo que realmente quieres.

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Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?