¿Cómo te sientes cuando alguien te pide algo? ¿Quieres cumplir con todo y con todos y te descubres diciendo «sí» cuando querías decir «no»? La cantidad de compromisos diarios es cada vez mayor, y mucha gente tiene que luchar contra su agenda simplemente para «cumplir». Por eso, está muy de moda eso de aprender a decir no. Sin embargo, en EfectiVida queremos ser positivos. Hoy vamos a aprender a decir SÍ.
La mayoría de los problemas surgen por decir sí demasiado pronto, y decir no demasiado tarde Clic para tuitear
Por qué decir SÍ es mejor que decir NO
Aunque muchos, con el fin de solucionar este problema de querer quedar bien con todo el mundo, defienden la idea de aprender a decir que no, en realidad, decir sí tiene muchas ventajas.
Lo primero, es que «sí» es mucho más positivo que «no». Seguramente, si has visto alguna película de negociación con terroristas o algo parecido, o bien si trabajas en algún tema relacionado con ventas, sabrás que decir sí tiene un efecto más potente en muchos sentidos.
No solamente damos una mejor impresión, sino que transmitimos energía positiva, buen rollo, podríamos decir. Decir sí ayuda a vender más, a que los equipos que trabajan con nosotros colaboren de mejor gana, que nuestros hijos quieran mejorar, etc.

Por otro lado, la palabra sí tiene algo que no tiene el no. Con la misma pronunciación, puede tener dos significados distintos, dependiendo si lleva o no tilde. Si condicional, o sí afirmativo. Como veremos después, esto es algo que podemos aprovechar a nuestro favor.
Por último, hay que tener en cuenta que decir que no, es decir sí a otras cosas. Cuando dices no a un compromiso es porque prefieres decir sí a otro, aunque sea contigo mismo.
Qué es decir sí
Este es un punto importante. En muchas ocasiones, hay quien dice sí, pero en su interior es no. A veces se dice que sí, y hay intenciones de que así sea, pero después, por esto o por lo otro, al final, es que no.
Decir sí es decir sí, y punto. Cuando decimos sí a alguien, debemos cumplir con nuestra palabra. Valemos tanto como valen nuestras promesas.
El más lento en prometer es siempre el más fiel en cumplir – Jean-Jacques Rousseau Clic para tuitearEn este sentido, decir sí y cumplir luego con lo dicho es mucho más valiente que decir que no. Puede parecer lo contrario, porque nos da miedo fallar a alguien, pero los que aprenden a decir no, pueden llegar a acostumbrarse, incluso empezar a decir que no a cosas que realmente podrían hacer.
Decir sí conscientemente, no solo por quedar bien, es regalar confianza. Y también ser generosos. Nuestro sí a lo que se nos pide envuelve normalmente nuestro tiempo y energías. Así que, solo con pronunciar esa sílaba, ya estamos dando.

Qué no es decir sí
Por supuesto, no hay que caer en algunos errores comunes que llevarían nuestros síes a la ruina.
Un problema típico es decir sí a todo. Y esto aplica de dos maneras distintas. Una es decir sí automáticamente, sin pensar. Hay una película, por cierto, en la que el protagonista recibía una especie de maldición, y se veía obligado a decir que sí a todo. No, no queremos seguir ese camino. Ya veremos cómo, sin llegar a decir que no, podemos negarnos a mucho de lo que nos solicitan.

Por otro lado, tampoco podemos decir que sí a todo el conjunto de la petición. Me explico… Cuando alguien nos pide algo, normalmente no nos lo detalla. Un ejemplo: «¿Me puedes llevar el niño al cole mañana?»
Esto envuelve levantarnos antes, usar el vehículo, poner una sillita de seguridad adecuada… Es decir, cuando alguien nos hace una petición suele expresarlo en una frase. Sin embargo, esa solicitud, normalmente, se puede dividir en más de una acción (ya aprendimos en el método GTD de qué va esto). Pues bien, no tenemos por qué decir que sí a todo. A veces, podemos realizar solo alguna de las acciones envueltas. Siguiendo el ejemplo, una respuesta podría ser: «Sí, te llevo el niño al cole, lo que necesitaría que me dejaras la sillita ahora».
Decir sí tampoco envuelve hacer lo que nos piden ya. Las prisas son malas consejeras. Y cuando alguien nos presiona, hay que huir. Igual podemos decir que sí, pero no tiene por qué ser ahora mismo.
Antes de decir que sí
Antes de decir que sí, hay que seguir algunos pasos esenciales. En líneas generales, creo que se podrían dividir en tres pasos. Vamos a verlos uno por uno:
1. Nuestro tiempo
Lo primero es determinar qué podemos hacer y qué no podemos hacer dependiendo del tiempo disponible y de nuestras prioridades. Para ello, debemos tener un sistema efectivo de gestión de tareas. Uno que te recomiendo es el Time Blocking. Otro, un poco más complejo es el sistema GTD.
Sea como sea, la idea es tomar nota de la petición sin decir que sí, ni decir que no (siempre que no sea algo muy urgente, cosa que no debería darse con frecuencia. Hablamos de este tema más en profundidad en el cuadrante importante-urgente). Esto nos va a permitir tomar un tiempo para decidir.
Después, con tranquilidad, miramos nuestra agenda, lista de tareas o el sistema que usemos, y decidimos en base a nuestras posibilidades. Nos organizamos, y decimos sí o no (diremos sí de una forma elegante, como veremos después)
2. Nuestros valores
La segunda cosa a tener en cuenta antes de decir que sí, es revisar si entra dentro de nuestros principios. Claro, para eso deberíamos tener unos principios claros. Si quieres saber cómo, míralo en la entrada titulada: El decálogo de principios.
Básicamente, la idea es que, aquello con lo que nos vamos a comprometer, debe estar en línea con lo que somos como persona. Decir que sí a cosas que están en contra de nuestros ideales, mancha nuestra reputación, y nos convierte en monigotes de los demás.
Una pequeña advertencia. He oído repetidamente una frase con la que estoy en desacuerdo: «decir sí solo a aquello que nos lleve a cumplir nuestros objetivos» (o parecido). No creo que se trate de metas, o conveniencias, sino de principios. Por supuesto, igual para alguien, podría servir este argumento. Cada cual debe decidir. Lo que está claro es que debemos saber por qué decimos que sí.
3. Nuestro círculo de influencia
El tercer factor a considerar es el del círculo de influencia. Esto se refiere a todo aquello que está dentro de nuestro alcance.
A veces, se nos pide algo que, en realidad, no está en nuestra mano conseguir, o bien, no es de nuestra incumbencia. En ámbitos profesionales, podría tratarse de todo aquello que trasciende nuestras competencias.
También nos referimos aquí a la falta de efectividad. Es posible que se nos pida algo que, al analizarlo, vemos claramente que es una pérdida de tiempo. Igual se puede conseguir lo que se nos pide, pero, de otra manera distinta.
Por cierto, en EfectiVida hemos desarrollado una fórmula para calcular esto de la efectividad. Puedes verla picando en el botón de abajo.
Por último, algo relacionado al círculo de influencia es la cuestión de capacidades. Cabe la posibilidad de que nos pidan algo para lo que no estamos preparados. Debemos ser sinceros con nosotros mismos, primeramente, y después, con los demás. Dicho en una palabra: modestia.
Más vale un toma que dos te daré – Refrán Clic para tuitearCómo decir sí
Bien. Hemos revisado todo lo anterior, tenemos claro qué envuelve decir sí, y hemos seguido los pasos para verificar si de verdad queremos y podemos decir sí. Ahora… ¿cómo lo hacemos? Nuevamente, hay varios pasos. Para que sea más fácil de recordar, lo podemos llamar la regla de las 3 A. Vamos a verlo de lleno:
1. Agradecimiento
Cuando alguien nos pide algo, en realidad, nos está honrando. Aún en el caso de un jefe abusivo, o de peticiones basadas en puro egoísmo, si nos fijamos, nos lo piden porque creen que podemos hacerlo. Y eso, en el fondo, es porque confían en nuestro potencial y capacidades.
En otras ocasiones, además, nos hacen una petición porque confían en nosotros. Incluso, es posible que nos pidan ayuda que no pedirían a otros, lo que demuestra a mayor grado su confianza e incluso, amistad.
Por todo esto, lo primero que debemos hacer cuando se nos pida algo, es agradecerlo. No hace falta soltar un discurso, simplemente podemos decir: «gracias por tenerme en cuenta» (o algo así).

2. Aplazamiento
Lo segundo, teniendo en cuenta los pasos a seguir antes de decir que sí, es pedir tiempo. De nuevo, bastará con una frase sencilla, como «Me encantaría decirte que sí. Déjame mirarlo y te digo algo». Podemos detallar un plazo para que la persona no se lleve la impresión de que le estamos diciendo no de forma elegante.
Aquí en Canarias, se usa una frase curiosa: «Deja a ver». La mayoría de las veces, el deja a ver es que no. No es la idea, ni mucho menos, tirar balones fuera. Si queremos podemos añadir: «te digo algo esta tarde / mañana / la próxima semana».
Es muy posible que esta respuesta sorprenda al que realiza la petición, y que nos presione. Para su tranquilidad, podemos asegurarle que queremos decir que sí, pero no queremos fallarle. De nada sirve decir sí, para después no cumplir, como hacen muchos.
3. Acuerdo

Finalmente, una vez estudiada la petición, y con las ideas claras de qué podemos hacer, y cómo, debemos llegar a un acuerdo. Un trato en el que ambas partes, el que pide, y el que da, salgan ganando. Como ya vimos en otro artículo, una estrategia win win.
Los términos deben ser sencillos y fáciles de entender. En muchas ocasiones, simplemente aceptamos la petición. Aún así, es recomendable repetir lo que vamos a hacer. Y si lo ponemos por escrito, quizá mediante un mail o un whatsapp, mucho mejor.
En otros casos, diremos que sí, con condiciones (ese si condicional que mencionamos al principio del artículo). Nuevamente, habrá que ser específicos. «Mira, sobre lo que me pediste, de acuerdo. Pero, si no te importa, en vez de el martes, ¿podría ser el jueves por la noche?». Dependiendo de cada caso y ocasión, cambiaremos la fecha, el plazo, o las maneras en que atenderemos la solicitud.
En el caso de que no estemos de acuerdo con lo que se nos pide, debemos explicar la razón. Podemos aprovechar para dar las gracias de nuevo, y asegurar que nos encantaría aceptar, siempre que se cumplan ciertas condiciones. «Oye, me pediste esto, y, me encantaría hacerlo, pero no me parece muy honrado. ¿Habría alguna forma de avisar al cliente de la situación?».
Si después de la negociación, no se consigue llegar a un acuerdo, entonces será el que pide el que ha dicho que no, más que nosotros.
Di que sí
En resumen, más que aprender a decir no, aprende a decir que sí. ¡Claro que sí! Sigue los pasos adecuados para decidir. Tampoco hace falta que hagas un análisis exhaustivo en plan empresa. Con unos minutos, debería bastar. Y cuando estés decidido, disfruta de decir sí.
Prueba el método de las tres A, y dinos qué tal te va el sistema. ¡Ya nos dirás!
Una cosa más, antes de acabar. Este artículo entraba dentro de una laaaarga lista de temas que tengo pendientes. Sin embargo, debo decir que fue una petición de un usuario (Jose) que comentó en el artículo «Desayunar como un Rey«. Así que si quieres, puedes proponer cualquier tema, que estaré encantado de decirte ¡SÍ!
Si tienes que decir sí, dilo con el corazón abierto. Si tienes que decir no, dilo sin miedo – Paulo coelho Clic para tuitear