Actualiza a la última versión

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En un mundo cada vez más tecnológico, estamos acostumbrados a eso de “actualizar la versión”.

El hardware (la parte física) necesita del software (la programación) para funcionar correctamente. Y para eso están las actualizaciones.

Por ejemplo, con el uso, se detectan fallos que se desconocían. También hay avances tecnológicos que permiten mejorar el producto sin tener que cambiarlo. Además, a veces surgen amenazas a la integridad del artículo, que pueden ser defendidas con una buena actualización.

Nosotros también tenemos versiones. Nuestro cuerpo se va renovando a nivel físico y emocional. Por simplificarlo, podríamos decir que tu versión actual es tu edad. Incluso, si quieres hacerlo más curioso, puedes añadir un punto, y los meses.

Por ejemplo, de alguien que acaba de cumplir 40 hace un mes, se podría decir que tiene la versión 40.1 (por cierto, las versiones 40.x producen cambios sustanciales en muchos hombres).

De un joven que está en medio de sus 16, podríamos decir que tiene la versión 16.5. (Las versiones 16.x también son complicadas; suelen producir errores de comportamiento)

Y así podríamos seguir.

Ahora bien… así como nuestro cuerpo cumple a rajatabla el calendario de actualizaciones, nuestra mente va por libre y se suele resistir a los cambios.

Por eso… ¿te has actualizado ya a la última versión? ¿O eres el mismo de siempre? ¿Te gustan las modificaciones de la última versión instalada? ¿Estás aprovechando sus ventajas? ¿Conoces errores comunes de la versión que acabas de instalar, y sabes evitarlos? ¿Piensas que se podría hacer alguna mejora? ¿Has detectado alguna vulnerabilidad que necesita ser defendida con una actualización?

Por otro lado… ¿Has asumido ya que tienes que instalar la última versión? ¿O te resistes añorando las primeras actualizaciones? ¿O tal vez deseas llevar un sistema más avanzado que el que te toca? ¿Tienes instalada una versión que tu “hardware” no es capaz de soportar?

Sea como sea, cada año, cada mes, cada día, nuestro organismo, así como la forma de ver la vida… cambian. Y feliz es aquel que encuentre la armonía entre su cuerpo y su mente.

Técnicas

Cómo usar la técnica Pomodoro y sus variaciones

Todos sabemos que el cerebro consume mucha energía y se cansa. Si te has sentido cansado o cansada después den una larga jornada de trabajo en la que tu mayor esfuerzo físico fue golpear a la máquina del café, sabrás de lo que hablo. Para evitar este efecto de fatiga mental se han probado multitud de técnicas. Una es la llamada Pomodoro. Hoy vemos en qué consiste, pero sobre todo, algunas variaciones más recientes. Pon el crono, que empezamos.

Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?