Acariciando tiempos

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5, 4, 3, 2, 1… ¡Ahora!

¿A qué te suena esa cuenta atrás? Podría ser el lanzamiento de un cohete, el pistoletazo de salida de una carrera de 100 metros, o el momento exacto para detonar un edificio que hay que demoler.

Quizá no tengas la necesidad de participar en eventos de este tipo. Sin embargo, en la vida deberíamos saber distinguir muy bien cuál es el momento exacto para decir: “¡Ahora!”

La diferencia entre una lista de tareas y un cronograma

Seguro que has visto alguna peli de atracos. Intenta, por favor, imaginar una. Visualiza al jefe de la banda, dirigiendo toda la operación desde un búnker secreto. Ahora, observa lo que tiene sobre la mesa. Parece una lista, pero no es una típica de ”to-do” donde aparecen varias acciones sin un orden. Tampoco es un checklist, como la lista de la compra. No. Es algo mucho más avanzado. Es un cronograma.

En esa especie de lista avanzada aparecen acciones enlazadas a tiempos.

  • Minuto 1:16 – salta la alarma
  • Minuto 2 – la policía manda efectivos.
  • Minuto 11 – cambio de guardia. Quedan 8 minutos para que llegue la poli.
  • Minuto 12:34 – Se abre la puerta trasera.

Es posible que el cronograma tenga varias líneas de tiempo, dependiendo de cuántas personas llevan a cabo el plan. Todas y cada una de las piezas tienen que ejecutar las diferentes acciones justo en el momento preciso.

Por eso, cuando imaginaste al cerebro de la banda, lo viste con un cronómetro en su mano, mientras veía los planos y el cronograma.

Ahora, una pregunta. ¿Crees que se podría llevar a cabo un atraco sin un plan definido que incluya los tiempos exactos para ejecutar los pasos necesarios? Yo tampoco. No me imagino un atraco orquestado con una lista de la compra, ni con una lista de tareas típica.

Vale. Quita atraco, y piensa en un lanzamiento de una aplicación, o de una maniobra espacial. Si quieres conseguir resultados en operaciones complejas necesitas algo más que una lista de tareas. Lo que necesitas es acariciar los tiempos. Y no me refiero a quedarte cerca, sino a mimarlos, a cuidarlos con ternura. Los tiempos son la clave.

Aplicando el cronograma a la vida real

Ok, tienes razón Jaír, pero sigo sin querer atracar un banco.

Vale. Vamos a trasladar todo esto a la vida cotidiana. Tienes una conversación delicada con tu pareja. ¿Hay algo que debas hacer antes de esa conversación? ¿Qué pasos vas a dar? ¿Cuándo vas a hablar? ¿Qué momento escogerás? Cronograma.

Quieres ir de vacaciones al pueblo. Muy bien. ¿Con quién tienes que hablar? ¿Cuándo lo harás? ¿Qué pasos tienes que dar? ¿Cuándo es el mejor momento para comprar los billetes de avión? Cronograma.

Te has propuesto hacer ejercicio 3 veces en semana. Ok. ¿Qué necesitas comprar? ¿Cuándo vas a comprar todo eso? ¿Dónde? ¿Qué días y qué momentos escogerás para hacer ejercicio? ¿Vas a aprender algo de teoría? ¿Cuándo lo harás? Cronograma.

¿Podrías poner todo esto en listas de tareas? Sí, claro. No hay problema. Solo que probablemente no lo harás, o lo harás de forma muy imperfecta.

El cronograma más simple

¿Pero tengo que hacer un cronograma para ir al baño? No. Y tampoco tienes que currarte un cronograma para ninguno de los casos anteriores. Hay una opción mucho más sencilla y efectiva: colocar bloques de tiempo en tu calendario en el momento preciso.

Obviamente, tendrás que revisar muy a menudo esos bloques de tiempo para recordar cuáles son los siguientes pasos y cuándo los vas a dar. También es importante que el resto de actividades que realices en tu día a día estén colocadas en el calendario. Así te asegurarás de que ese proyecto tiene realmente margen de maniobra.

Todo esto y mucho más es lo que explico en el curso del método C.A.R. No es posible resumirlo en un artículo. Para eso está el curso. Pero la idea es sencilla. Si quieres subir un nivel en tu efectividad personal tienes que acariciar los tiempos. No podemos hacer nada con el tiempo que transcurre, pero sí podemos variar los tiempos que dejaremos entre una acción y otra. Esto es clave en la organización personal. Y por eso, un cronograma simple integrado en tu calendario digital te dará resultados increíbles.

Esta es una de las razones por las que no creo en las listas de tareas, a excepción de los checklist. Una lista de tareas no te va a dar lo mismo que un plan definido.

Créeme. Llevo años aplicando esta forma de trabajo. He agendado llamadas de teléfono para el momento oportuno. He retrasado hasta el momento justo acciones que me han permitido desconectar de las preocupaciones y seguir trabajando. No soy atracador, pero me gusta la idea de tener un plan.

En resumen. Acaricia los tiempos; te lo agradecerán.


*Imagen de cabecera: Gino Crescoli en Pixabay

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Sobre el autor

Jaír Amores
Mi nombre es Jaír y soy de la cosecha del 78. Estoy felizmente casado; tenemos dos preciosas hijas, y vivimos en Las Palmas de Gran Canaria, España. ¡Sí! ¡El paraíso! Desde muy chico, ya me atraía la efectividad. Disfrutaba haciéndome un horario, automatizando tareas. Y… no sé si a ti te ha ocurrido también: me daba cuenta de muchas cosas que podrían hacerse mejor. Me sigue pasando, por cierto. Estoy convencido de que la efectividad y la productividad personal son fundamentales, pero… sin olvidar las cosas importantes de la vida. Porque, ¿de qué serviría mejorar si no nos hace más felices?