Aunque quizá no los sepas recitar de memoria, seguro que conoces los 7 pecados capitales. Y lo más probable es que también recuerdes alguna ocasión en la que tú mismo u otras personas han caído en alguno de ellos. Lo curioso es que todos los pecados capitales son exageraciones de cualidades honorables. La efectividad nos enseña mucho sobre cómo dominar a la fiera que llevamos dentro.
La efectividad incluye el autocontrol
Como ya sabes, efectividad es lograr objetivos consumiendo el mínimo de recursos. Esta mezcla ideal conlleva equilibrio. Si te enfocas en los objetivos y eres muy eficaz, probablemente gastarás mucho en el camino. Si pretendes ser muy cauto y gastar poco, serás muy eficiente, pero lograrás poco.
La efectividad, al incluir el concepto de eficiencia, también implica que no vale todo, que el fin no justifica los medios.
Por otro lado, la efectividad de la que hablamos aquí no se olvida de las cosas importantes de la vida. Es una efectividad con sentido. Siempre debe haber un por qué para ser efectivos.
Si juntamos estas ideas, veremos que los 7 pecados capitales se pueden controlar para que se conviertan en virtudes. No hablamos de virtudes contrarias, sino virtudes en la misma línea de trabajo. Todas ellas pertenecen al campo del desarrollo personal, tan necesario hoy día, y que tan poco se enseña en donde deberíamos aprenderlo.
Lujuria
La lujuria es una pasión descontrolada y normalmente relacionada con el deseo sexual.
Fíjate que hablamos de un descontrol. Amar a tu pareja no tiene nada de malo, y ser pasional tampoco. Y fruto de ese amor, se produce el milagro de la vida. Y cuando un niño crece en un entorno de amor demostrado en sus diferentes caras, crece feliz y se siente seguro.
Ira
La ira es una emoción no ordenada, ni controlada, de enfado.
Una vez más, hablamos de falta de control. La emoción de enfado es perfectamente lógica cuando vemos una injusticia, o cuando sufrimos una decepción, o cuando le fallamos a alguien y nos enfadamos con nosotros mismos. Ser decisivo y tomar acción es necesario si queremos progresar.
Soberbia
La soberbia es un deseo desmedido por ser más importante o atractivo que los demás.
El amor propio es clave en el desarrollo personal. De hecho, muchas personas tienen serias limitaciones debido a que no se quieren suficiente. Claro, llega un momento en el que ese amor propio se convierte en soberbia. Pero si no llegamos a ese punto, no habrá problema.
Envidia
La envidia es un deseo insaciable de obtener lo que otros tienen.
La envidia es una admiración mal entendida, una declaración de inferioridad. Una de las claves de la efectividad es imitar lo que otros hacen bien. Buscamos replicar los sistemas, no los resultados. Y esto es genial. El problema es cuando se intercambian los factores y queremos los resultados, pero no el trabajo que hay detrás.
Avaricia
La avaricia es el deseo vehemente de adquirir bienes en cantidades mayores de lo que se necesita.
El deseo de tener lo necesario es innato. Necesitamos sentirnos seguros, y para eso, hace falta poseer algo de ropa, alimento y un techo. En la sociedad moderna, se consideran necesidades a bastantes cosas más. El punto está en si estamos deseando más de lo necesario. Muchas personas buscan ser más productivos cuando quizá deberían desear menos, y vivir más tranquilos. Por eso la efectividad, que incluye gastar menos, tiene mucho sentido.
Pereza
La pereza es la incapacidad de aceptar y hacerse cargo de la existencia de uno mismo. Frecuentemente se asocia a dormir mucho, o a ser vago.
El descanso es imprescindible. Saber parar también. Y decir no a algunos proyectos para poder ejecutar otros tiene muchísimo mérito. La pereza es la contraria del exceso de productividad, que tanto estrés ha causado. La efectividad personal tiene mucho que ver con llevar una vida con sentido. Ni llegamos al extremo de olvidarnos de nosotros mismos, ni permitimos que otros dirijan nuestras vidas.
Gula
La gula es el consumo excesivo de comida y bebida.
En la sociedad actual, en muchos lugares del mundo, es muy fácil caer en la gula. Se juzga rápidamente a quien bebe demasiado alcohol, pero… ¿qué pasa con los que comen hasta reventar? Por contra, una alimentación sana y equilibrada es fundamental para que nuestro cuerpo funcione como es debido.
Resumiendo
Como has podido notar, todos los pecados capitales son ejercicios desmedidos de cualidades loables y hasta necesarias para llevar una vida con sentido. La efectividad nos enseña que sin equilibrio, conseguiríamos muchos resultados, pero desgraciadamente, a costa de perder el control. Un buen ejercicio consiste en preguntarse por qué quiero ser productivo en esto o aquello. ¡Cuidado con dejarse llevar por algún «pecado capital»!