¿Qué harías si de pronto te quedaras sin trabajo? Para muchas personas, esto sería un drama. ¿Por qué? Más allá de las razones obvias, hay un fallo de independencia, de fortaleza individual. ¿Cómo podemos solucionar esto? En este artículo, vamos a ver 4 pilares que te hacen independiente.
El problema de la dependencia
No soy partidario de la independencia absoluta. No creo que eso exista. Dependemos del aire para respirar, del suelo para caminar, y somos seres sociables, entre otros factores. Todo esto nos lleva al mismo resultado: no podemos vivir de forma totalmente aislada.
Como en otros muchos campos de la vida, en el equilibrio está la clave. Vale que dependamos en mayor o menor medida de personas e instituciones. Pero eso es una cosa, y otra que nos hundamos en la miseria desde que nos falla cualquier apoyo externo.
Por eso, al mismo tiempo que cuidamos nuestros lazos con el exterior, también debemos potenciar nuestras columnas internas. Esas que nos van a permitir salir a flote y empezar de nuevo.
Podríamos dividir el pastel de varias maneras. En este artículo, vamos a ver 4 pilares. 4 puntos clave que debemos reforzar para ser un poco más independientes.
- Tu capital personal
- Tus habilidades de presentación
- La red de apoyo
- Tu creatividad
1. El capital personal
Cuando hablamos de capital personal no nos referimos a tu dinero. Eso se puede perder. Tampoco a tus títulos. Son representaciones, y está bien, pero en el mundo actual pueden ser bastante inservibles. Los tiros no van por ahí. No hablamos de cosas que tienes, sino de cosas que eres.
El capital personal es eso que no te pueden quitar: básicamente, tus habilidades y conocimientos. Un ejemplo. Si eres un buen programador, no hará falta un título ni una empresa que lo demuestre. Solo tendrás que pedir unos minutos delante de un ordenador para demostrar lo que vales. Es más, probablemente tengas tus propias obras, más allá de lo que hagas para una empresa. Podrás quedarte en la calle de un día para otro, quizá porque la empresa donde trabajes haya quebrado, pero tú seguirás siendo un buen programador.
2. Tus habilidades de presentación
El regalo está bien, pero también hay que cuidar el envoltorio. Conozco personas que saben mucho, pero lo disimulan muy bien. Si piensas, siguiendo el ejemplo, en el típico programador, probablemente te lo imagines tímido, con la cabeza gacha, y escondido en un rincón de la fiesta.
El problema es que hay muchos programadores. A menos que seas muy muy muy bueno en lo tuyo, te será difícil destacar. Por eso no te puedes sustentar exclusivamente en tus conocimientos y habilidades. Te guste o no, tienes que saber venderte.
No se trata de engañar a nadie. Hablamos de saber envolver el regalo; saber presentarte de forma adecuada. Graba un podcast, escribe un blog, ponte un canal de Youtube, aprende escritura persuasiva, obsérvate mirando a cámara, mejora el esquema de un discurso, sintetiza, simplifica, ilustra. Créeme, se puede aprender. El problema es que nunca nos lo enseñaron. Pero estás a tiempo. Un poco de teoría mezclada con una buena dosis de práctica, y el regalo estará bien envuelto.
3. La red de apoyo
Por más que seas un crack programando y presentándote, todavía hay muchas cuerdas que se pueden romper. El mundo actual se mueve muy rápido, y no todo depende de ti. Un cliente importante, un cambio político, un suceso imprevisto, y game over amigo.
Así que otro pilar consiste en tener una red de seguridad, un sitio a donde caer. Esto no es algo que se construya solo. Tampoco se puede comprar, ni pedir. Se trata de dar, de ofrecerte, de ser buena gente con los demás. Y poco a poco, habrá personas que puedas considerar amigos y compañeros.
¿Crees que no es importante? Bien. Eres un buen programador. Y tienes una labia tremenda. Te presentas a una entrevista de trabajo. Solo hay dos candidatos. Uno eres tú. El otro es el sobrino y ahijado del dueño de la empresa. ¿A quién crees que contratarán?
¿Injusto? Puede ser. Pero hoy no hablamos de justicia, sino de ser independiente, precisamente a las injusticias. Ten en cuenta que no estás sobornando ni usando a los demás. Solo hablamos de ir construyendo relaciones con el objetivo de ayudarnos unos a otros. A veces, simplemente conocer a la persona adecuada te da una ventaja enorme.
4. Tu creatividad
Llegamos al cuarto pilar. Este podría llamarse «lo anterior no es suficiente». En vez de eso, le hemos llamado «creatividad». Eso que teníamos cuando éramos niños, y que perdimos en algunas vacaciones de verano.
Aunque si somos más estrictos, quizá la expresión correcta sería «aprender a aprender». En realidad, no creamos nada totalmente nuevo. Lo que hacemos es mejorar la rueda. En la sociedad actual es necesario seguir aprendiendo, y hacerlo cada vez más rápido y mejor.
Por eso decíamos al principio que los títulos no son lo que más importa. Son representaciones de que supuestamente, sabías algo. Pero… ¿has aprendido algo más? ¿serías capaz de aprender algo nuevo ahora? ¿a qué velocidad? ¿para cuándo estarías listo? O mejor aún… ¿serías capaz de crear algo nuevo?
Si hace tiempo que no estudias, vas mal. Por muy bien que hagas tu trabajo, es imprescindible que sigas formándote, que dediques parte de tus recursos a mejorar tu organización personal, tus habilidades comunicativas, tu networking, etc etc etc.
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Creatividad suena muy bien. En realidad, se trata de seguir aprendiendo, de sumergirte en temáticas variadas para que, de pronto, como por casualidad, crees algo nuevo (una rueda mejorada).
Yo, S.A.
Parece que fue Tom Peters el que acuñó esta expresión: «Yo, S.A.». Se trata de ser tu propia empresa, una en la que tú tomas decisiones para que te vaya bien.
Lo bueno es que no necesitas ir a una cueva, ni a un monasterio en la cima de una montaña perdida. Es cuestión de depender un poco menos de factores externos. Que te puedan despedir de una empresa y puedas seguir viviendo feliz. ¿Por qué? Porque tus pilares siguen intactos, y puedes volver a empezar en otro sitio.
Recuerda: Capital personal, habilidades de presentación, red de apoyo, y creatividad. 4 pilares que te harán un poco más independiente.